El fin del gobierno de coalición

Antonio Balibrea

Antonio Balibrea

El “sanchismo” ha sido derrotado, pero el socialismo sigue muy vivo. La derecha habla del sanchismo como de esa España que abarca desde los independentistas hasta la izquierda radical pasando por el transgenerismo, no el feminismo. Una España donde las luchas sociales han sido sustituidas por las luchas identitarias, y en ocasiones por unas ideologías muy pobres que se asientan en unas identidades a título individual o territorial y que, en realidad, incentivan los totalitarismos y llevan al poder a la extrema derecha.

“Derogar el sanchismo” como le gusta repetir a Feijóo, no es solo combatir el independentismo, ni siquiera la pacificación del separatismo- o el transgenerismo-; principalmente es, como ha predicado esta semana ante los empresarios catalanes, eliminar o reducir drásticamente los impuestos a las grandes fortunas a las eléctricas y a la banca.

Eliminar el sanchismo es tambien, como ha dicho el secretario general de Vox, Ignacio Garriga eliminar la sanidad gratuita universal, o lo que es igual negárselo a los inmigrantes y a quien no pueda cotizar. Y, reducir los servicios sociales como hizo Julia Llopis- ahora diputada autonómica de Vox-, en Alicante.

Para la derecha combatir el sanchismo es eliminar la revisión de las pensiones con arreglo al coste de la vida- votaron en contra- y sustituirla por fondos de pensiones privados y la congelación encubierta de la época de Fátima Báñez. Luchar contra el sanchismo es limitar el crecimiento del Estado del Bienestar y el acceso a las viviendas públicas y al transporte público bonificado de los jóvenes.

La economía sanchista no va bien dicen en la derecha. No puede ir bien, explican, por el incremento notable del salario mínimo interprofesional, por la reforma laboral que ha revitalizado la negociación colectiva y los convenios aparcados durante años. La economía intervencionista que ha evitado con los ERTE’s los efectos desastrosos de la crisis sobre los trabajadores. Tampoco va bien con el ingreso mínimo vital que permite a algunos trabajadores rechazar ofertas de infraempleo. La economía sanchista tiene la tasa de desempleo más alta de la Unión Europea, acusan. aunque es la mitad que cuando gobernaba la derecha de Rajoy o Aznar, y una inflación de las menores de la Unión Europea. La economía sanchista ha eliminado el impuesto al sol- que puso Rajoy-, y la producción de energías renovables- eólica y fotovoltaica- supera el 50% del consumo nacional que debe limitar su crecimiento, ha recomendado la Unión Europea, hasta que tengamos sistemas de almacenamiento de la energía producida. Que con el invento de la “excepción ibérica” ha mantenido uno de los precios más bajos en Europa.

El anti sanchismo es un comodín que sirve para todo, como en su día sirvió el anti zapaterismo, o el váyase señor González. Derogar el sanchismo forma parte de la guerra cultural e identitaria de la derecha en España. Permite a la oposición hacer malabarismos dialécticos, una consigna machacona y pegadiza, porque el ataque centrado en la persona es eficaz y como arma política despierta todos los resentimientos. El oponente, en este caso el presidente Sánchez, es convertido en fuente de todos los problemas y se presenta como una amenaza existencial. En lugar de plantear críticas fundamentadas se canaliza emocionalmente y se fomenta la animadversión personal.

La acumulación de incertidumbres con las crisis, y una guerra en el corazón de Europa, fomenta el miedo a lo desconocido y la inseguridad entre la ciudadanía está en el origen de la oleada conservadora en media Europa: Finlandia, Suecia, Italia, Grecia y las acometidas de la derecha en Alemania, Francia o Portugal y ahora España. Tsunami siempre envuelto en una guerra cultural identitaria importada desde la metrópoli norteamericana: Tanto Biden como Sánchez, acusa la derecha, ganaron las elecciones fraudulentamente; hay que limitar los debates y prohibir las lecturas de determinados libros en bibliotecas y escuelas- como ha hecho el gobernador De Santis- el trumpista con empaque- en Florida; seguirá la teoría de la sustitución, la inmigración nos está sustituyendo a los nacionales de origen y nos quita empleos; el cambio climático es una milonga inventada por la izquierda; y así reaccionariamente.

El gobierno está en funciones, ya no en coalición. El sanchismo ha sido derrotado en autonómicas y locales ahora, parafraseando a Felipe González, el PSOE, incluso el propio Pedro Sánchez, dice “hay que ser socialistas antes que sanchistas”. Ha empezado el segundo tiempo de campaña. Sin prórroga.