La lealtad en las empresas

Vicente Magro

Vicente Magro

Hay valores hoy en día que se van perdiendo y que dejan de ser tan normales como lo eran antes. Y uno de ellos es el de la lealtad. Un valor que se ha ido perdiendo en general, pasando a ser algo extraño en el comportamiento y forma de ser de una persona, pero que, precisamente por ello, es muy valorado en aquellas personas y profesionales que lo tienen y que las empresas valoran por encima de todo. Porque ser leal con quien te ha dado un trabajo es algo que debería ser normal, aunque en ocasiones no todo el mundo se comporta con lealtad y honestidad mirando más hacia sí mismo que hacia la empresa para la que trabaja.

Sorprende, y así me lo han manifestado amigos que se dedican a la selección de personal, que cuando una persona aspira a un puesto de trabajo se pregunte más por sus derechos que por sus obligaciones, lo que, indudablemente, debe sorprender al entrevistador al detectar el poco interés tiene el entrevistado en el puesto de trabajo al que aspira cuando pregunta e interpela más “por lo suyo” que por la propia empresa y las funciones que debe desempeñar para poner de manifiesto las circunstancias por las que considera que es el trabajador ideal para la empresa para ese puesto de trabajo, olvidando lo que son sus derechos y mirando más por lo que son sus obligaciones.

Por ello, la entrega, la dedicación y la lealtad a quien te paga todos los meses son valores que son de apreciar hoy en día mucho más que antes. Y es que cuando se trata de “elegir” a una persona para un trabajo concreto en una empresa, el derecho de elegir a quien se contrata lo tiene la empresa y el enfoque más acertado y correcto de quien aspira es el de demostrar que de todos los aspirantes es el más idóneo para desempeñarlo, porque muchos son los aspirantes a puestos de trabajo y pocos los trabajos, sobre todo cuando se trata de aquellos que son especializados y requieren de un perfil especial y concreto que la empresa está en su derecho a elegir y exigir.

De esta manera, las personas que trabajan en una empresa y que son leales y entregadas a su trabajo y a su empresa son muy demandadas y reclamadas por las empresas. Y ahora más que nunca, porque los cambios producidos en las personas en su forma de ser y comportarse han cambiado tanto que lo que antes era algo normal ahora se ha convertido en una excepción. Además, quien es leal con su empresa es consciente de las dificultades que existen hoy en día para mantener un negocio, para soportar los costes de tener abierta una empresa y las trabas que, incluso, se le ponen a los empresarios para salir adelante cada día desde que se levanta uno hasta que se acuesta.

Por ello, el empresario tiene el derecho a elegir quién quiere incorporar a su equipo y mantenerlo en él, optando por quienes son fieles a la empresa y consideran y son conscientes de que forman parte de ella, más que algo ajeno a sí mismos, que es la forma en la que actúan algunas personas mirando la empresa para la que trabajan desde una especie de “ajenidad”, como si la misma le fuera algo extraño a ellos y los problemas de la empresa fueran solo de ella y no de cada uno de los trabajadores que trabajan en la misma.

La lealtad, la entrega, la dedicación y la plena puesta a disposición de los trabajadores para la empresa para la que trabajan, por otro lado, no pueden confundirse con la “explotación”, que es lo que, en ocasiones, se indica de forma crítica y peyorativa cuando se sacan los valores ya indicados para tratar qué es lo que se le tiene que exigir a quién demanda un puesto de trabajo en una empresa.

En definitiva, en una sociedad como la actual en la que existe una alta competitividad en el acceso a los puestos de trabajo y en la que quien ofrece los mismos está en disposición de exigir valores y entrega total y absoluta es una postura inteligente la de poner encima de la mesa estos valores por quienes quieren acceder al mercado laboral, y, además, mantenerse en él. Porque hacerlo es la mejor forma de realizarse una persona y de demostrar en su empresa que se puede confiar en él o ella y que la lealtad y fidelidad es un valor asumido como propio y que es alguien imprescindible en esa empresa, así como que se puede y debe confiar en ellos, porque esta actitud es un gran valor. Y hoy en día más que nunca.