Elon Musk es tipo listo

Elon Musk, durante un evento de Tesla en Berlín el pasado año.

Elon Musk, durante un evento de Tesla en Berlín el pasado año. / PATRICK PLEUL

Joaquín Rábago

Joaquín Rábago

Elon Musk no despierta simpatías en la gente, entre otras cosas por su insufrible arrogancia, pero no hay duda de que es un tipo listo, capaz de combinar su gran sentido de los negocios con la geopolítica.

Así, pese a estar apoyando desde el principio a Ucrania en su conflicto militar con Rusia, el empresario surafricano rechazó la petición de Kiev de que reactivara la red satelital de su propiedad Starlink para permitir la conectividad en la península de Crimea.

El Gobierno de Kiev había proyectado un ataque con drones submarinos cargados de explosivos contra la principal base de la flota rusa en el mar Negro, radicada en Sebastopol, y para ello le resultaba imprescindible conectar con el sistema de navegación de Starlink.

El fundador de SpaceX y propietario de Twitter no quería , sin embargo, verse involucrado hasta tal punto en la escalada de un conflicto constantemente alimentado por el envío de armas de la OTAN al país invadido.

En realidad, desde el comienzo mismo de la guerra de Ucrania, Musk tomó partido por ese país al enviar, como le pidió urgentemente Kiev, miles de terminales Starlink , que sirvieron a Ucrania para coordinar sus operaciones militares contra el ocupante ruso y estar en permanente contacto con los norteamericanos.

Parte de esas terminales fueron regalo de la compañía, otras las financiaron las agencias de varios gobiernos occidentales y hubo también patrocinadores privados, entre ellos el historiador conservador británico Niall Ferguson, o el multimillonario y director ejecutivo de Salesforce, Marc Benioff.

Pero cuando los ucranianos pidieron a Musk que reactivara la red en Crimea para poder así guiar varios drones submarinos cargados de explosivos hasta sus objetivos en la península anexionada, el empresario consideró que lo que preparaba Kiev era algo temerario que podía acabar en un desastre para toda la humanidad.

Según informaciones periodísticas, el empresario habló con el embajador ruso en Estados Unidos, quien le advirtió de algo sobre lo que ha venido avisando el Kremlin repetidamente: Rusia responderá en el arma nuclear a un eventual ataque a Crimea.

Tras esa conversación, cuenta el historiador Walter Isaacson en el Washington Post, Musk ordenó en secreto a sus ingenieros que desconectasen la cobertura satelital a partir de una distancia de un centenar de kilómetros de la costa de Crimea, con lo que, al aproximarse a Sebastopol, los drones perdieron la conectividad y no pudieron cumplir la tarea encomendada.

¿Es, sin embargo, el hombre más rico del mundo alguien tan altruista como él mismo ha dado a entender o tiene también ese gesto, al que hay que dar sin duda la bienvenida, algún motivo económico?

El empresario tal vez calculó que Rusia podría vengarse y destruir su red satelital en esa parte de Europa. Lo cual le habría arruinado el negocio que sigue teniendo en el resto de Ucrania. Al fin y al cabo Starlink es una empresa privada, con lo cual Moscú no tiene que tener seguramente tantos miramientos a la hora de atacar alguno de sus satélites como si se tratase de la propiedad estatal de un país de la OTAN.

Con todo, algún periodista alemán ha contrastado el gesto en cualquier caso prudente de Musk con la beligerancia que siguen mostrando los Verdes en el Gobierno de Berlín, que no dejan de presionar al canciller Olaf Scholz para que autorice el envío a Ucrania de los misiles de crucero alemanes Taurus, capaces de alcanzar territorio ruso.

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