Es la hora de los mediadores ante los conflictos

Cruz Roja: Los ataques contra civiles en Israel y Gaza conducen a más violencia y odio

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Vicente Magro

Vicente Magro

La situación que vive la sociedad actual requiere hoy en día, y más que nunca, la presencia de mediadores en la resolución de conflictos que tengan auctoritas y potestas, ambas facultades, para poder encauzar de buenas maneras los conflictos que existen tanto a nivel particular como colectivo en todos los países y a nivel mundial. Es preocupante la escalada de la violencia en todos los ámbitos y sectores. En los particulares, en los colectivos y a nivel mundial, ya que ante la mínima diferencia de opinión la violencia es la respuesta y se origina el conflicto cuya característica más preocupante es la permanencia y la inexistencia de soluciones por las propias partes, ya que ni quieren buscarlas ni lo desean.

Por ello, los conflictos que se abren y originan por determinadas razones necesitan acciones de mediación para evitar que permanezcan enquistados en el tiempo, alimentándose, además, la conflictividad y oposición de las partes del conflicto. Y lo preocupante es que cuando estos ocurren no parece que exista por ninguna de las partes voluntad de resolver, por lo que hoy más que nunca es preciso recurrir a la vía de la mediación tanto a nivel particular como colectivo y mundial cuando existen mediadores y procedimientos de mediación que vienen a interceder entre las partes para conseguir cesiones parciales de cada uno de ellos que consigan hacer terminar el conflicto y pacificar la situación.

Hay que darse cuenta que la confrontación entre dos partes no beneficia a ninguna de ellas y que, muy al contrario, les perjudica por la permanencia del enfrentamiento y el conflicto entre ellas. Por ejemplo, cuando nos hemos dado cuenta por la experiencia a lo largo de los años que las guerras son el gran mal de la humanidad, más que cualquier enfermedad que se pueda combatir con esfuerzo y tiempo, se siguen produciendo estos conflictos, por lo que es preciso que se posicione el recurso a los mediadores como forma de rebajar tensiones y dar pasos hacia la solución del enfrentamiento, porque sin sentarse en una mesa las partes, y con un tercero que actúa e interceda para unir a los contendientes nada se puede hacer ni avanzar.

Hay que tener en cuenta que ambas partes saben que no se consigue nada con el enfrentamiento, pero la obstinación y “negacionismo” en buscar una solución entre ellas coadyuva a que el conflicto siga latente, prefiriendo ambas mantenerse en sus posicionados respectivos que ceder cada una de ellas para buscar una solución. Y ello, a sabiendas que esta última les beneficia a los dos y que el conflicto permanente a ambas perjudica.

Es por ello, por lo que la intervención de los mediadores profesionales hoy en día, tanto a nivel de conflictos mundiales entre Estados como a nivel local en todos los países, y entre particulares es una herramienta que hoy más que nunca viene a suponer una absoluta necesidad y una exigencia ante el cariz del incremento de la violencia y la agresividad que se ha apoderado en todo el mundo. Y, además, con unos niveles de violencia que nos han descubierto que en estos años hemos estado dando pasos hacia atrás, en lugar de hacerlo hacia delante, cuando la sociedades debíamos haber aprendido ya hace tiempo de los errores del ser humano cuando utiliza la violencia y el enfrentamiento a la hora de resolver las diferencias personales que existen entre personas y entre sociedades.

Pese a ello, la cuestión es que, pese a ser evidente el conocimiento de los errores, los conflictos no solamente es que se mantengan, sino que se han multiplicado y alimentado, anteponiendo el ejercicio de la violencia y el mantenimiento del enfrentamiento a la búsqueda de soluciones entre las partes.

La mediación nacional e internacional y los mediadores son ahora mismo las personas más necesitadas, y urge una puesta en común por personas de relevancia y autoridad, moral y científica, que permita recurrir a ellos y ellas para ponerse en el centro del conflicto y hacer ver a ambas partes las ventajas de una solución pacífica, y de la que ambas se beneficiarán. Es una forma de “abrirles los ojos” porque ellos mismos no los quieren abrir. Y es que, mientras sigamos intentando resolver las cosas con el ejercicio de la violencia, el enfrentamiento y la confrontación seguimos dando pasos hacia atrás, poniéndonos una venda en los ojos, e ignorando los errores del pasado y trasladándolos al presente. Por eso. mesas, sillas, mediación y mediadores ya.