Opinión

La tamborrada de nuestros salvadores

El portavoz del PP, Borja Sémper.

El portavoz del PP, Borja Sémper. / TAREK/PP

Cada día se averigua una cosa curiosa. Qué sería del paisaje sin Ayuso y los suyos… Gracias a todos ellos, uno se entera de cuestiones muy interesantes y el aburrimiento desfallece con sus sensacionalistas declaraciones. Resulta que Sánchez «normaliza el crimen» y, por tanto, es un criminal. El PP es implacable contra la «corrupción del PSOE, anidada en el Gobierno», y acusa de la crispación a ese partido. La teledirigida lideresa defiende a los medios de comunicación «veraces», que deben de ser quienes le ponen la alfombra azul y en vez de informar, desinforman a su favor. En agradecimiento por los servicios prestados, ella los premia generosamente.

Estas personas se miran cada día en el espejo y lo que ven en él, como no les gusta nada, se lo atribuyen a los socialistas, los malvados de esta realidad paralela creada en Génova, 13, la sede reformada con pagos en B y donde Feijóo tiene su humilde nido. No puede extrañar a nadie que Sánchez diga: «España va en la buena dirección mientras la oposición desbarra». Los vigilantes del Congreso y más aún del Senado, la Cámara Alta en la que tienen mayoría absoluta, continuarán con el hacha de guerra ante la «trama de corrupción» económica y política que encabeza el presidente del Ejecutivo.

Solicitan una rebaja de la tensión los mejores especialistas en tensar cuerdas, o acusan al vecino de soltar bulos y mentiras. Los profesionales de la patraña, del inmovilismo y de la puerilidad no tienen arreglo. Dan la espalda a la población y se presentan como los héroes de los españoles. El antiguo arte de la hipocresía lo dominan a la perfección. Por supuesto, no se trata de tener una oposición muda. Pero los que se escandalizan desaforadamente, interesadamente, no se despeinan, sin embargo, con el lodo que han tenido en su hogar, dulce hogar, y siguen teniendo de una u otra forma.

Pese a los insultos y al estercolero que generan, España va bien y la convivencia funciona aunque algunos pretendan ensuciarla a cualquier precio. Unos manchan y contaminan el aire. Otros gobiernan con talante progresista. Y la ciudadanía funciona con mejores empleos en medio de la tamborrada de los «salvadores» de la gente y la patria. Los datos económicos y sociales no engañan a nadie. No importa. Al PP no le interesa la verdad porque le trastocaría el guion que lleva bajo el brazo. Solo promueve la polarización y la infamia. A los hechos y a las palabras me remito. Pues no. «No reconocen mayorías diferentes a las suyas», afirma Sánchez. Así es. Persiguen a los medios que denuncian su corrupción, intentan taparla y nunca han actuado de la manera tajante que el PSOE ha puesto en órbita con el caso Koldo.

Son obvios el desprestigio de la política y el cínico empeño en poner el énfasis e insistir en la «trama de corrupción del PSOE y del Gobierno». Utilizan todo lo que tienen a su alcance para crear el caos y manipular. La incoherencia y la desfachatez campean de ese modo con el objetivo de adquirir la batuta. No están para servir a la población. Se sirven de las personas de cara a satisfacer sus fines elitistas. La corrupción institucionalizada es la que se relaciona con tantísimos casos en los que el PP no está nada lejos y que aún están vivos. Entre otros, aún quedan juicios pendientes del caso Gürtel, uno de los más populares. Por norma general, solo defienden un Estado de derecho a su imagen y semejanza. La España de sus intereses y el victimismo radicalmente.

Los pasteleos, vengan de donde fuere, son siempre inadmisibles. Da la casualidad de que Tellado y un tal Alberto aparecen en el sumario relacionado con Koldo García. ¿Este desgraciado asunto podría formar parte de una operación del más alto nivel? El efecto bumerán está en acción. Por encima de las venganzas partidistas, es preciso limpiar el paisaje de toda clase de corrupciones. Quien interpuso la demanda fue la populista Díaz Ayuso en respuesta a la denuncia por el cobro de comisiones del hermano de la presidenta madrileña. Pretendía que toda esta cuestión pudiera facilitar el camino a sus ambiciones en busca de mayor gloria. Entretanto se le acumulan graves problemas sociales como la sanidad.

Ahora bien, el presunto fraude fiscal y la falsedad documental de su pareja pueden haberla beneficiado. A la vez, ella puede haber favorecido desde la Comunidad de Madrid y mediante pagos a Quirón Salud, uno de los principales clientes de su novio, lo cual no le favorece nada. Las actitudes sectarias y el estar permanentemente a la defensiva imponen su irrespirable aroma en el ámbito político.

Pedro Sánchez no ha activado el «procés». El portavoz del grupo popular, Borja Sémper, dice que sí. ¿No fue su partido una fábrica de independentistas que montaron el número bajo el Gobierno de M. Rajoy? ¿Referéndum de autodeterminación? No está encima de la mesa. Junts y ERC lo tienen claro. Es normal su anhelo. Eso sí, si apoyan al Gobierno de coalición es para cuestiones políticas y sociales en beneficio de Cataluña y del conjunto del país. Si la sociedad catalana prefiere la alternativa del PP, adelante. De momento, las elecciones del 12M congelan las relaciones del Ejecutivo con ambos partidos catalanes. Los atrapados del PP en la calumnia creen falsamente que el instalado ahí es Sánchez. Y la tamborrada continúa su rumbo.