Opinión

“No hay presupuesto (depende para qué...)”

Varios billetes de euro.

Varios billetes de euro. / EUROPA PRESS

Si trabajáis en la administración pública seguro que habréis oído en las últimas décadas aquella frase tan recurrente de “no hay presupuesto”. En ese momento, la propuesta, el proyecto presentado, cae en un precipicio sin poder ser desarrollado. Las intenciones iniciales que han motivado la petición son positivas para el colectivo, sin ninguna duda, aunque nazcan de objetivos individuales, pero la realidad de la limitación de los presupuestos públicos en últimos tiempos arrincona estas iniciativas. Tras diversas negativas, quienes desarrollan su actividad laboral en instituciones como estas superan la frustración y asumen con resignación de que sólo hay presupuesto para pagar las nóminas. Se abandona la creatividad, la imaginación por llevar adelante ideas tal vez brillantes y se asume la rutina del desarrollo de sus funciones. Los capítulos de gasto no dan para más.

El espíritu de nuestra civilización lo retrató de manera sublime el escritor Stendhal en el siglo XIX en textos como la novela El rojo y el negro (1830). Su protagonista, Julien Sorel, se convierte en un referente de la esencia de quienes habitamos el continente llamado Europa. Así, nuestra alma colectiva se construye a partir de pulsiones contradictorias como la pasión, simbolizada en la narración con el color rojo, y la sumisión, con la expresión del color negro. Entre la acción por desarrollar acciones cargadas de emoción y de ilusión y la resignación frente a una realidad que no se puede cambiar construimos unas identidades que, con matices, consiguen encajar en el colectivo. Una esencia que debe seguir alternando estos dos polos en apariencia opuestos para que el famoso motor europeo siga teniendo razón de ser.

Sin disponibilidad económica no podemos emprender nuevos retos que mejoren las condiciones de nuestro entorno, es obvio, pero la inventiva, el desarrollo de nuevas formas de financiación externa, tiene que ser el acicate para seguir innovando. Los diversos gestores de lo público, en materias tan dispares como la cultura, los servicios sociales, la investigación o la docencia, tenemos que tomar la iniciativa para no estancarnos, para concursar en planes de obtención de recursos de las diversas instituciones públicas o privadas y llevar adelante nuestros proyectos. Frente a un “no hay presupuesto” debemos exigir a nuestros representantes que muevas sus hilos, que no se conformen con el “sólo hay recursos para pagar las nóminas”, porque de lo contrario podemos exigir una rendición de cuentas para saber donde están los pequeños márgenes que quedan después del pago de los salarios o los remanentes retenidos con la justificación de un pretendido bien común. ¿Quién no se ha sentido ofendido cuando su proyecto no recibe el apoyo de su institución y al mismo tiempo otros han recibido unos recursos para su propuesta? Gestionar lo público no es tarea fácil, ya que, en aras de la transparencia que debe regir este tipo de responsabilidades, cualquier acción se conoce y se puede contrastar. ¿Hay dinero para recuperar viejas acciones que se retiraron por ineficaces o por mala praxis en consonancia a la institución y no lo hay para un proyecto innovador y único en su campo? Cierto es que, quien asume la responsabilidad de su cargo tiene la legitimidad para tomar sus decisiones, pero no tiene que olvidar nunca que sus resoluciones serán analizadas y comentadas. Olvidamos con suma facilidad que la toma de decisiones, aunque sea responsabilidad de uno mismo, debe ser contrastada en su entorno para tener una visión real de las necesidades que hay que cubrir. Por este motivo, pedir asesoramiento, obtener informes que retraten la situación del campo de acción, es una tarea esencial para presentar determinaciones correctas que favorezcan al colectivo frente a los intereses individuales.

A propósito de la lucha de los jóvenes contra el cambio climático, el colega de la Universitat d’Alacant, el geógrafo Enric Moltó, escribía recientemente en su columna de Ràdio Alcoi sobre la personalidad discutida de Greta Thunberg, la activista medioambiental sueca que se dio a conocer por el movimiento estudiantil “Fridays for Future”. Moltó expresaba la dificultad de casos como este para convertirse en ejemplares con la dificultad que representa ser coherente con todo lo que predicas: “l’exemplaritat ha de ser sempre una tendència, mai una realitat absoluta”. Tenemos la legitimidad, como miembros de un colectivo, de exigir la ejemplaridad a nuestros representantes, aunque seamos conscientes que pueden entrar en contradicciones y, por lo tanto, equivocarse desde nuestro punto de vista. Pero, sobre todo, debemos pedirles que escuchen a su entorno, que ejerzan su voluntad, especialmente las de índole económico, contrastando y analizando las diferentes propuestas para decidir finalmente donde se beneficia en mayor medida a nuestro entorno. De lo contrario, tras la próxima afirmación “no hay presupuesto”, volveremos a plantearnos, aunque sea en el silencio de nuestra mente, la respuesta automática de “depende para qué”. Seamos conscientes de ello o caeremos una y otra vez en las equivocaciones que durante tanto tiempo han tenido nuestros gobernantes y destruiremos la esencia del motor europeo literaturizado por Stendhal.