Año nuevo, pero con la misma cara de Trump

Donald Trump

Donald Trump / Europa Press/Contacto/Jerry Mennenga

Moisés Aparici Pastor

Moisés Aparici Pastor

Por muchos incendios que hayas presenciado, da igual apreciar como el humo se retuerce. O que las paredes se ennegrecen, se calientan mucho e incluso se caen, pero tener que seguir presenciando como la cara de Trump persiste desdeñosa, con greñas sepultadas bajo montones de capas de laca fijadora, con arrugas concentradas en su frente y esa toda su persona limitada de realidad, como que nos agua el inicio del nuevo año, pues pese a que ya son dos estados de su país los que le prohíben presentarse a las próximas elecciones presidenciales de EEUU, él, haciendo ostentación de su mucho dinero, de su enorme fortuna dineraria y patrimonial, parece que tiene más que de sobra para seguir pagando buenos abogados o incluso interferir entre los jueces del tribunal supremo para finalmente acceder, a salirse de rositas como candidato presidencial, y eso, como digo, amedrenta al mundo mundial.

Su equipo de campaña apelará el fallo, del mismo modo que tacha a la jueza como izquierdista virulenta y una demócrata hiperpartidista que apoya al presidente Joe Biden. Juzgan el fallo como interferencia electoral y un asalto hotil a la democracia de Estados Unidos. Al final todo habrá, según parece, de ser resuelto por el Tribunal Supremo de EEUU con mayoría republicana, lo cual nos crea a más de medio mundo una indecisión de si esto de sostener la confianza ciega en la Justicia es admisible o cuanto menos muy poco recomendable, pues todo apunta a que intermediarán por delante los intereses partidistas sobre la cuestión que realmente afecta al caso, y que es: ¿prevaricó Trump a sabiendas de que había perdido las elecciones estadounidenses y, aun así insistió en el fraude electoral? Parece ya claro que Trump participó en la insurrección y toma del Capitolio arengando a sus seguidores. Esperemos que la Justicia allende de los mares, inhabilite a Trump de una vez.