Políticos, hasta la calle está deprimente

Isabel Díaz Ayuso.

Isabel Díaz Ayuso. / EP

Moisés Aparici Pastor

Moisés Aparici Pastor

Ya nadie puede refutar que la economía de nuestro país va bastante bien, pese a que todavía siguen existiendo muchas bolsas de pobreza poblacional. Pese a ello, el ambiente en las calles persiste un tanto enrarecido a consecuencia de todos los casos de despropósitos políticos que venimos conociendo. Hoy, pese a que el señalado no es político, sí está relacionado con la lideresa madrileña Ayuso y, claro, pese a esa simple cara que nos muestra en sus diarias apariciones en prensa mostrándose como la víctima de España, su pareja sentimental recibió dos millones de euros en comisiones por hacer de intermediario en la compra de mascarillas en los peores momentos de la pandemia, y ese intento de ocultar estos beneficios a Hacienda por medio de facturas falsas.

Y la verdad es que, pese a su victimismo, Ayuso parece que siempre tiene un hermano, un novio o alguien de su familia relacionado con estas mordidas. La Fiscalía ha pedido ante el juzgado su imputación por dos delitos de fraude fiscal en el impuesto de sociedades. También puede enfrentarse a otro delito de falsedad documental por presentar facturas falsas de sociedades externas. Y pese a todas las evidencias, Ayuso dice que González no ha tenido la oportunidad de defenderse como contribuyente. Parece que, en España, en lo peor de la pandemia, había quien sufrió el estar meses confinado mientras veía cómo diariamente había cientos de muertos; y otros, mientras tanto, se llevaban 2 millones de comisiones y defraudaban a Hacienda. Vaya, que esto de ser político no es nada fácil: o te dejas corromper y te forras, o procuras el bien social y ciudadano y después nadie te vota. Pero ya sabemos que, tras el aguacero el mundo se queda limpio y mojado.