Meter la pata con la cara dura

José María Aznar, durante su comparecencia del 11 de marzo de 2004.

José María Aznar, durante su comparecencia del 11 de marzo de 2004. / DAVID CASTRO

Moisés Aparici Pastor

Moisés Aparici Pastor

La derecha y ultra derecha tienen miedo, no quieren remover las cosas, pero la tierra de aquellas casi doscientas tumbas de víctimas del atentado del 11-M, siguen siendo removidas por este credo ultra político que insiste no dejarles descansar. Hay que tener cuajo para, veinte años después, seguir negando la autoría del atentado islamista e insistir proclamando sin prueba alguna, la autoría de aquel execrable suceso, a manos de ETA. Aznar, ínclito expresidente del Gobierno sigue asegurando por donde quieren oírle, que nunca llegó ningún tipo de información que descartase la pista de ETA como autora de los atentados. Pero se equivoca, por mucho que se repita esa misma mentira prolongada en el paso del tiempo, la vida a veces acelera de improviso y le deja con el trasero al aire.

Comportamientos tan dolosos y equivocados, nos envuelven en mal sabor de boca creando fractura social insalvable en nuestro país. PP y Vox se han comportado durante estos años en este tema, cuales labriegos bíblicos, aquellos que al sembrar esparcieron las simientes fuera del surco de tierra fértil, depositándolas entre rocas y espinos. Y sin pedir perdón por su impresentable falta de respeto hacia aquellas víctimas del terror islamista. De esos polvos, estos lodos nauseabundos que deslegitiman cualquier Gobierno de izquierdas. Polarizar y dividir a las asociaciones de víctimas del terror es su constante. Polarización y crispación sin parangón. Las derechas, pararían el tiempo para retroceder en él, pero no pueden, ni es humanamente posible.