Con los ojos abiertos

Miguel Hernández

Miguel Hernández / Información

David Revert López

Te fuiste del modo/ que siempre viviste:/ abiertos los ojos/ a un cielo irascible./ Mirando hacia arriba/ con tinta en los dedos/ y en cárcel fascista,/ ¡ay, niño yuntero!/ La carne labrada/ en pan y cebolla,/ los huesos del alma/ en lágrimas rojas./ Por vientos del pueblo/ poeta arrastrado,/ soldado, labriego,/ garganta del callo./ Pastor de utopías/ y lucha incesante,/ de abarcas vacías,/ de boca con hambre./ Pararon tu pulso/ mas no consiguieron/ parar el futuro/ que late en tus versos./ Ni el odio filial/ que gana laureles,/ ni el crimen brutal/ que vive en arcenes./ Tu ejemplo es un arma/ que al tiempo resiste;/ tu ejemplo que sangra,/ que lucha y pervive./ Jamás te venció/ sufrir las heridas,/ las tres: el amor,/ la muerte y la vida./ Por eso marchaste/ de idéntica forma/ a como estrenaste/ la luz de tus horas./ Partiendo del modo/ que siempre viviste:/ abiertos tus ojos/ a un mundo terrible.//