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La cúpula de Cs respalda a Ruth Merino como síndica y el sector de Argüeso tensa la cuerda

Los contrarios a la propuesta de la dirección nacional amenazan con bloquear el nombramiento u Convocan una reunión de urgencia ante el cruce de insultos y acusaciones entre parlamentarios

La portavoz adjunta de Ciudadanos en las Cortes Valencianas, Ruth Merino, durante su intervención de ayer. | INFORMACIÓN

La dirección nacional de Ciudadanos (Cs) quiere que la diputada Ruth Merino, portavoz provisional en este momento, se convierta en la nueva síndica de los naranja en las Cortes Valencianas. Es su apuesta para ejecutar el relevo en el cargo que ocupaba Toni Cantó, pero todo apunta a que no lo va a tener fácil. La arriesgada maniobra para alcanzar ese objetivo, con movimientos sigilosos pero contundentes, ha disparado la escalada de tensión entre los dos sectores enfrentados. El bando argüesista, que se jacta de ser mayoritario entre los 18 escaños, está dispuesto a echar un pulso hasta el final para coronar como portavoz a Mamen Peris. Van a por todas y desde su supuesta posición de poder, han lanzado un órdago a la ejecutiva de Arrimadas: sin su apoyo expreso, Merino no podrá ser ungida como líder parlamentaria, y eso es algo que tratarán de conseguir a cualquier precio.

El movimiento de fichas iniciado por Madrid para recomponer el tablero político de una formación que en la Comunidad está descabezada ha motivado que las posiciones en el grupo parlamentario se polaricen más que nunca. Lo que la cúpula nacional trata de evitar es que asuman el poder los afines a uno de los históricos en el partido, el senador Emilio Argüeso, que ha abandonado Cs en la Cámara Alta y se ha ido al grupo mixto. Es parte de su estrategia para tratar de mantener el control de una formación que se descompone por los nefastos resultados y peores pronósticos electorales, y donde cada día son más los desertores.

Mientras los naranja libran una guerra a vida o muerte por la supervivencia, en territorio valenciano la batalla se ha recrudecido hasta el punto que sus parlamentarios autonómicos han sacado toda la munición para defender sus posiciones y atacar al contrario, es decir, a sus propios compañeros de siglas. La situación comienza a tornarse tan insostenible que todos ellos han sido citados mañana a una reunión urgente con el secretario de Acción Institucional, Jesús Gimeno, que tratará de calmar los ánimos antes de que el grupo salte por los aires. Es la segunda vez que lo intenta en una semana para evitar una posibilidad cada vez más real: el abandono de más diputados y su adscripción al grupo mixto, como está ocurriendo a lo largo y ancho del país.

La cruzada de los dos bandos ha traspasado las conversaciones de despacho y ahora se refleja incluso en el chat común que mantienen en WhatsApp. Lo que debería de ser un punto de encuentro se ha convertido en un polvorín en el que unos y otros se han empezado a cruzar descalificativos, insultos y acusaciones que evidencian la deriva a la que se enfrentan los naranja, también en la Comunidad. Vicente Fernández aseguró tener constancia de que sus compañeros de grupo Toni Woodward y Fernando Llopis habían filtrado a los medios de comunicación noticias en su contra, lo que motivó una batalla dialéctica con palabras del todo gruesas. Las relaciones se han enfangado hasta el punto que hay diputados que están haciendo movimientos para que Woodward pierda los emolumentos por desplazamientos que cobra de las Cortes al tratar de demostrar que presuntamente vive en València y no en Alicante.

Visto el complicadísimo escenario que representa la elección del nuevo síndic, la cúpula de Arrimadas quiere tratar de apaciguar los ánimos para consensuar la propuesta de aupar a Merino, pero esa es una línea roja que los de Argüeso, aseguran, no van a traspasar. Sostienen que esa diputada, discípula de Cantó, contribuyó a condenar a los díscolos a la irrelevancia. Son los mismos a los que la dirección del partido quiere neutralizar en la purga que ha iniciado para apartar a aquellos que no son de su cuerda, como ha ocurrido con el asesor en la Diputación de Alicante Vicente Castillo. Visto el clima de confrontación, todo apunta a que no será el último en caer.

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