Pablo G. Salum fue el ciudadano argentino que presentó ante la Justicia de su país la primera denuncia contra Generación Zoe, la empresa acusada de estafa piramidal presente en varios países, entre ellos España (con su sede en Elda), y cuyo fundador y líder, Leonardo Cositorto, está prófugo con una orden internacional de captura.

Sin embargo, su demanda, interpuesta en noviembre del año pasado, no iba tanto enfocada al fraude y las irregularidades financieras perpetradas por la organización (que también) como a su carácter de "secta coercitiva" y a su "trata de personas".

Víctima en su infancia de una secta por la que perdió a toda su familia, Salum es fundador de la Red LibreMentes, que lucha contra este tipo de grupos, y se ha convertido en el centro de los ataques de Cositorto, quien desde su escondite en República Dominicana aprovecha cada noche, en sus videoconferencias con sus seguidores, para insultar ("es una rata humana") e intentar desacreditar al activista, al que considera principal responsable de que Zoe esté en el ojo de un huracán que cada día que pasa se descubre que ha afectado a más países.

Tras estallar el escándalo en Argentina, ya ha empezado también en Venezuela y Colombia la fiebre mediática en torno a Generación Zoe tras la eclosión de denuncias de víctimas.

Esta compañía, con la excusa de una formación en coaching ontológico, convence a las personas de depositar sus ahorros prometiéndoles pagos mensuales del 7,5% sobre los fondos inmovilizados. Si atraen a nuevos inversores tienen incluso mayores ganancias. De ahí que tanta gente recomiende a sus círculos entrar en la red.

En el momento en que empezaron a brotar las denuncias y a publicarse noticias en torno a las irregularidades de la empresa, se frenó la adhesión de nuevos miembros, algo que resulta imprescindible para que este tipo de esquemas funcionen. Y, claro está, se produjeron los primeros impagos.

Hay miles y miles de afectados en Sudamérica y España en la que muchos ya describen como la estafa piramidal más grande llevada a cabo hasta la fecha en Hispanoamérica, aunque puede haber llegado a otros puntos del planeta, como los Emiratos Árabes.

Once miembros de la cúpula han sido detenidos y se han intervenido las oficinas en Argentina, sin encontrar significativas cantidades de dinero. ¿Dónde están los fondos? Esta es la pregunta. La respuesta de Cositorto, vaga e imprecisa: que si en inversiones de trading, en bots sintéticos, que si 611 bitcoins embargados por un exchange...

Mientras tanto, en Buenos Aires tuvo lugar el pasado sábado una concentración de fanáticos de Zoe en apoyo de su líder, que bromea así sobre su situación judicial:

Basta con ver los vídeos de la citada manifestación para explicarse por qué entre las decenas de ramificaciones de Zoe figura Aviva Zoe, un grupo de culto evangélico en torno a la figura del propio Cositorto, erigido en una suerte de líder mesiánico para sus miembros:

En el siguiente vídeo podemos ver a uno de los participantes en la concentración defender la criptomoneda Zoe Cash ("una estafa" según los expertos y auditores de criptodivisas) publicitada en su camiseta. También lo hace en España el Atlético Saguntino, cuya gestión adquirió Zoe España el año pasado.

A pesar de que Cositorto mintió flagrantemente acerca del respaldo en oro de esa moneda virtual, inventándose para ello que había comprado dos minas de oro, sus seguidores obvian que su valor actual es prácticamente nulo (0.00975 euros en el momento de escribir estas líneas) y se conforman con el supuesto "valor educativo y espiritual" que le atribuyen.

Hay vídeos que hablan por sí solos y dejan poco espacio a la duda:

Los seguidores más incondicionales de Cositorto coinciden en destacar la "educación" que les ha brindado.

Cabe recordar que el argentino es un declarado negacionista del covid, antivacunas y que ha llegado a afirmar en sus charlas de "formación" que la OMS y las farmacéuticas son organismos "corruptos" que evitan la cura de enfermedades como el cáncer y el VIH que, según él, pueden ser erradicadas con "inyecciones de ozono".

Organizaciones como Zoe, que están proliferando en los últimos dos años con la promesa de grandes beneficios en poco tiempo, se sustentan en los escasos o nulos conocimientos financieros de la gente sumados a la necesidad o la codicia y, en muchos casos, en la ignorancia y la poca capacidad de raciocinio:

Los llamados "líderes" (captadores) logran el efecto llamada mostrando opulencia y un alto tren de vida, creando así lo que se conoce como FOMO (Fear Of Missing Out), esto es, el miedo a quedarse fuera de una gran oportunidad. Cositorto lo hace constantemente en sus redes sociales, aunque sea posando ante coches de lujo o mansiones que no son de su propiedad.

Aquí un par de ejemplos de Daniel Paterna, presidente de Zoe en España y Europa, y de su hermano Camilo, director general de la oficina central de Zoe en Elda:

Una de las personas que fue a apoyar a Cositorto señaló al diario Clarín que quienes forman parte de la comunidad Zoe "se desligan de todo lo que hay afuera". Ella misma confesaba que hace años que no ve las noticias y que solo se informa con lo que escucha allí dentro.

En este documentadísimo hilo de Twitter, una mujer explica con todo detalle qué es y cómo funciona Aviva Zoe:

Aunque ahora (más vale tarde que nunca) se están activando los organismos estatales de muchos de los países afectados, lo cierto es que Generación Zoe ha estado actuando a sus anchas desde su creación hace cinco años con total impunidad.

Eso, pese a que se autoproclaman "universidad" y ofrecen certificaciones académicas que carecen de validez alguna, aunque según ellos están avaladas por el Ministerio de Educación y otros institutos oficiales, extremo completamente falso.

En una entrevista radiofónica, unos periodistas colombianos dejaban en evidencia esta semana a uno de los testaferros de Leonardo Cositorto sobre este asunto:

Tampoco es que hiciera falta, viendo sus diplomas, "validados" por presuntas instituciones como la Asociación Latinoamericana de Coaches (ALC) o la Confederación Mundial de Coaches (CMC), también creadas por el propio Cositorto, y que son materializados de forma chusca, como todos los pseudoproductos de Zoe.

También han manejado inversiones sin contar con los correspondientes permisos de las comisiones nacionales de los mercados de valores de los países en los que tienen actividad. Eso motivó a finales de octubre las primeras detenciones y registros en Paraguay.

Cositorto ha admitido públicamente haber comprado publirreportajes y espacios en numerosos medios de comunicación de distintos países. Zoe también ha sido promocionada por rostros famosos que ahora, pese a las numerosas pruebas de su implicación, reniegan de su pasado.

Exactamente igual que muchos de los "líderes" de un Cositorto que hasta confiesa en televisión que le da igual que se estafe a la gente:

Tampoco es de extrañar viendo el cúmulo de despropósitos vertidos en las declaraciones de sus propios abogados defensores:

No fue hasta que Pablo G. Salum, junto a otros tuiteros como el programador Javier Smaldone o Beto Mendeleiev (este último es un alias), rompieron fuego destripando en Twitter todo el entramado, cuando las autoridades empezaron a tomar cartas en el asunto.

A veces las tan denostadas redes sociales hasta tienen una utilidad pública.