Por cinco votos frente a cuatro, un jurado ha declarado no culpable de asesinato al acusado de matar a tiros a otro joven en la Zona Norte de Alicante. Con la mayoría mínima, el tribunal popular no ha considerado probado que el procesado fuera el autor de los disparos y concluye que la Policía no agotó todas las vías de investigación. Con este veredicto, el magistrado Juan Carlos Cerón, que presidía el tribunal del jurado dictó una sentencia absolutoria in voce y le dejó en libertad por esta causa. Aunque de momento, sigue entre rejas porque tiene una condena pendiente. El veredicto fue recibido con gritos de alegría por los familiares del acusado que estuvieron toda la mañana en la calle esperando el desenlace. En la sala, la viuda del joven asesinado lloraba desconsoladamente y abandonaba el edificio con su abogada de manera discreta y sin cruzarse con los miembros del otro clan. El acusado llegó a dar las gracias al jurado por su absolución. El crimen se cometió la madrugada del 18 de noviembre de 2018 en el antiguo barrio de las Mil Viviendas de Alicante. La víctima recibió cinco disparos, tres de ellos en la cabeza, ante los que apenas tuvo capacidad de reacción. El acusado se entregó en la Comisaría Norte dos días después y desde entonces se encontraba en prisión preventiva. La investigación apuntaba a una discusión por causas desconocidas, posiblemente por drogas. Los miembros del jurado no han dado validez a la declaración de los policías que detuvieron al sospechoso y que relataron en el juicio que éste espontáneamente les contó durante el viaje en coche a Comisaría cómo había cometido el crimen y que se deshizo del arma. El tribunal popular considera que no tiene sentido que el procesado, con un amplio historial delictivo y conocedor del funcionamiento policial, admita los hechos para negarlo todo poco después. El tribunal del jurado da más validez a sus posteriores declaraciones en el juzgado, donde lo negó todo y dijo que era inocente. Tampoco el jurado valora el contenido de las escuchas telefónicas, en las que supuestamente admitía el crimen mientras hablaba con sus familiares desde la cárcel, ya que consideran que en esas mismas llamadas también niega la autoría. Los razonamientos del jurado eran muy similares a los que había esgrimido el abogado Miguel Ángel Cánovas en papel de defensor durante cinco días de juicio.
Ni huellas, ni ADN, ni pólvora
Para el jurado no existen pruebas directas que permitan condenar y, según el veredicto, la investigación policial se ha basado más en rumores que en hechos. En esta línea han valorado que en la escena del crimen no se encontró ningún resto de ADN del acusado y que tampoco había en su cuerpo residuos de disparo cuando se entregó en la Comisaría Norte dos días después. El veredicto incide en que la noche del crimen, había en el lugar otras personas que no fueron identificadas y que la Policía no agotó todas las líneas de investigación. Por todo ello, tras una deliberación de unas dos horas, concluyeron que existían dudas para poder condenar al acusado por el asesinato.