Entrevista | Fernando Valladares Investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas

"La proliferación de las especies invasoras es la consecuencia de los enredos del ser humano con el planeta"

El investigador considera que hemos cruzado límites que son irreversibles y hay desapariciones de especies que ya son para siempre

Fernando Valladares durante su intervención en la UA.

Fernando Valladares durante su intervención en la UA. / ALEX DOMINGUEZ

J. A. Martínez

J. A. Martínez

Es uno de los científicos más citados y experto en el impacto en la biodiversidad que suele causar la actividad humana y el cambio climático.Fernando Valladares considera que aunque estamos en una situación alarmante la naturaleza siempre acaba abriéndose camino, pero la responsabilidad de lo que está pasando es del ser humano.

¿Está el cambio climático detrás de la desaparición de los insectos? 

Los insectos desaparecen por muchas razones y el cambio climático es una de ellas. Quizás de las más importantes porque afecta en cascada a muchos otros procesos. La disponibilidad de alimentos, de microhábitats, de agua, pero también no olvidemos que los insectos también amenazan al clima. Los agroquímicos, todos los productos químicos que echamos al suelo, al agua, al final acaban impactando a los insectos del mismo modo que el cambio climático e incluso más.

¿En qué situación nos encontramos?

Estamos en una situación muy alarmante. Han disminuido y son la base de muchos ecosistemas, incluso de ecosistemas productivos. Sólo fijándonos en la polinización, el declive de todos los insectos que polinizan la gran mayoría de nuestros cultivos, vemos que tenemos un serio problema. Aunque ésta se puede hacer a cierta escala incluso con microdrones el servicio ecosistémico que realizan los insectos a escala planetaria de momento está muy lejos de que la podamos suplir con medios artificiales.

¿Estamos ante una situación irreversible?

Muchos de los procesos naturales que hemos degradado consciente o inconscientemente a la larga pueden ser reversibles. Lo que nos preocupa es la escala humana, que unos años o décadas, menos de un siglo. Y algunas a esa escala no lo son. Las extinciones son para siempre. Pero muchas veces si le damos tiempo a la naturaleza acaba encontrando alternativas funcionales formas de vida que puedan hacer la labor de las especies que se han extinguido. Pero hemos cruzado límites que son a escala humana relativamente irreversibles en lo que tiene que ver con la biodiversidad de los insectos.

«El uso de productos químicos ha causado un daño mayor para los insectos que el del cambio climático»

¿Ha sido la pandemia un aviso de esta situación?

La pandemia nos ha avisado de muchas cosas. Ha sido un gran experimento planetario que ninguna entidad financiados podría haber cubierto y que los científicos podemos aprovechar para entender procesos globales. Por un lado lo que causó la pandemia, que fue una manipulación involuntaria de la biodiversidad y cómo la diversidad que nos protege cuando la alteramos y la enredamos quedamos y somos muy vulnerables. Pero también mostró de manera muy expresiva cómo la naturaleza tiene capacidad de reinventarse y recomponerse, en cuanto baja la acción y degradación del ser humano. Eso son motivos de esperanza, que también nos hacen falta. No sólo el escenario preocupante y alarmante, sino también el escenario en el que por poco que hagamos en el momento en que baja esa presión la naturaleza responde en positivo, en el momento en que bajan las cargas de pesticidas y agroquímicos.  

¿Tiene que ver la proliferación de especies invasoras con esta situación?

Las especies invasoras son consecuencia de los enredos del ser humano en el planeta. Nos llevamos sin querer microorganismos, insectos e incluso a veces grandes animales y plantas de unos lugares a otros. A veces lo hacemos a propósito, otras simplemente vienen con nuestro equipaje o con nuestros viajes y con este trasladar especies de unos sitios a otros, al que se suma el cambio climático, pensemos que el calentamiento favorece a las especies de origen tropical, ecuatorial, que normalmente el frío las mantenía a buen recaudo. Ahora con el cambio climático especies exóticas de origen tropical se ven favorecidas y desplazan a las especies nativas, introduce nuevos problemas a veces situaciones nuevas que no tienen el control que hubiera tenido en su lugar de origen, donde llevaban cientos de miles de años funcionando y donde estaban reguladas controladas por otras especies con las que han coexistido.

Con el covid comprobamos que en cuanto bajó la presión del hombre sobre la naturaleza, ésta reaccionó en positivo

Se propone ahora alimentarnos de insectos, ¿puede ser otra amenaza a la biodiversidad?

En algunos lugares donde tradicionalmente se comían insectos, indudablemente la explotación de estas comunidades de insectos no está siendo sostenible. A veces por turismo, porque es una oferta cultural y gastronómica que se está saliendo de los límites que permiten su recuperación natural de esas poblaciones.  La sobreproducción alimentaria es uno de nuestros mayores problemas y para solucionarlo hay que ver a los insectos como aliados. Pueden aprovechar el desperdicio alimentario, frutas, verduras que ya no están aptos para el consumo humano lo pueden aprovechar los insectos y pueden redondear el uso óptimo de los recursos. Además los insectos pueden ser fuente de proteínas, de vitaminas que se encuentran en poca abundancia y son relativamente fáciles de producir.