La UA confirma que la creación de reservas marinas aumenta la presencia de peces

El Laboratorio Marino UA-Dénia constata que las especies de interés pesquero llegan a multiplicar su peso por treinta dentro del área protegida del cabo Sant Antoni

Un buceador realizando un transecto para censar peces.

Un buceador realizando un transecto para censar peces. / Virginia Pachón y John Y. Dodson

J. A. Martínez

J. A. Martínez

Un estudio de la Universidad de Alicante (UA) ha constatado los beneficios de la creación de reservas marinas para aumentar el número de especies de peces. En concreto, tras numerosas inmersiones y censos visuales en la Reserva de Interés Pesquero del cabo de Sant Antoni y en zonas exteriores al área protegida situadas al norte la costa Dénia (playa de les Marines) y en la bahía de Jávea y el Portitxol, se ha podido cuantificar el “efecto reserva” sobre numerosas especies de peces.

A través del proyecto “ObserMar Dénia-Jávea”, los resultados obtenidos destacan que dentro de la reserva se contabilizan hasta 17 especies de media por transecto, frente a las 12 especies en el exterior. Los datos también muestran que fuera de la zona protegida hay la mitad de individuos que dentro de la reserva. Teniendo en cuenta el peso total de peces, fuera de la reserva oscilan entre 0.1 y 0.5 kg de peces por cada 100 m² frente a valores de 3.3 kg en 100m² en el interior. «Además, los individuos localizados en la reserva marina son entre un 50% y un 200% más grandes que fuera de este espacio», explica César Bordehore, investigador del Departamento de Ecología de la UA y coordinador del Laboratorio Marino UA-Dénia, instalación que pertenece al Instituto Multidisciplinar para el Estudio del Medio “Ramon Margalef” de la UA.

Tablilla en papel poliéster apuntando las especies observadas y sus tamaños. En la imagen se aprecia un grupo de salmonetes.

Tablilla en papel poliéster apuntando las especies observadas y sus tamaños. En la imagen se aprecia un grupo de salmonetes. / Virginia Pachón y John Y. Dodson

«Estos resultados refuerzan la necesidad de crear Áreas Marinas Protegidas (AMP) con zonas de reserva integrales de pesca, como la del cabo de Sant Antoni, para asegurar la continuidad de la actividad pesquera profesional en sus alrededores, ya que mejora de manera significativa las capturas fuera de las aguas protegidas, así como para preservar áreas con un ecosistema marino lo más intacto posible que favorezcan actividades de disfrute de la naturaleza -como el buceo recreativo- y la investigación», señala el investigador principal del proyecto “ObserMar Dénia-Jávea”.

Especies más comunes

Las especies más comunes detectadas por los investigadores dentro y fuera de la reserva han sido la castañuela (Chromis chromis), especie que forma grandes grupos de hasta 300 ejemplares, y la doncella (Coris julis). Respecto a las especies comerciales de mayor interés se identificaron casi una decena de especies dentro de la reserva y tan sólo entre 4 y 6 especies fuera, que incluyen dentón, pargo, dorada, corvina, meros o sargos. «La presencia de estas especies en el área protegida es de varias veces superior a la de las aguas externas no protegidas, incluso llega a treinta veces en peso según nuestras observaciones», añade Bordehore.

«El “efecto reserva” se basa en mantener ejemplares muy grandes dentro de las áreas protegidas, incrementando así de manera exponencial la capacidad reproductiva. Si queremos recuperar stocks pesqueros y optimizar capturas e ingresos de la pesca tenemos que asegurar que se mantiene una parte de la población de peces con grandes tallas. La única manera de asegurarlo es mediante la creación de estas áreas marinas protegidas, interconectadas por el patrón de corrientes, de tamaño suficiente e, idealmente, que abarcasen un porcentaje del mar de alrededor el 30%», señala el investigador de la UA.

Los puntos rojos dónde se han realizado los censos visuales.

Los puntos rojos dónde se han realizado los censos visuales. / Información

Según los modelos matemáticos que se han realizado durante este estudio, se captura más cuando existen áreas protegidas de alrededor del 30%, cifra que además coincide con el compromiso que tiene la Unión Europea y España de proteger este porcentaje del mar para 2030. «Si se crea una red de áreas marinas protegidas de al menos unas 1.000 hectáreas en zonas costeras y de decenas de miles de hectáreas en zonas profundas de manera decidida y contando con la colaboración activa del sector pesquero para su diseño y cogestión, en pocos años se verían resultados espectaculares, como ya ha pasado en otras partes del mundo», destaca el investigador de la UA.

El trabajo ampliado realizado por Bordehore y colaboradores denominado “De La Protección de la Biodiversidad Marina a la Recuperación de Productividad y Rentabilidad del Sector Pesquero: Una Sinergia Por Explorar” puede consultarse en el libro “Estrategia Azul de la Comunitat Valenciana”.

El proyecto “ObserMar Dénia-Jávea”, centrado en la Reserva de Interés Pesquero del cabo de Sant Antoni, está financiado por el programa Operativo Español FEMP a través del Grupo de Acción Local de Pesca de la Marina Alta (GALP) y la D.G. Pesca de la de la Generalitat Valenciana.