El Ministerio de Medio Ambiente ha resuelto la evaluación de impacto ambiental para la ampliación de la autovía A-7 con un tercer carril en cada sentido a lo largo de los 17 kilómetros que separan Crevillent y Orihuela, desde el enlace con la AP-7 (en el punto kilométrico 724) hasta el enlace de Orihuela-Benferri (en el 741). La ampliación persigue "solucionar los problemas de congestión de tráfico que se producen en el citado tramo en ciertos periodos del año", según Fomento. No en vano, cada día 16.000 camiones cruzan la Vega Baja por esta vía y los frecuentes atascos justificaron que se proyectara una nueva autopista (la AP-37), que cruzará la comarca para unir Murcia con Alicante y que generó un fuerte rechazo social.

Aunque no se fija un plazo de ejecución de las obras y la falta de fondos en el Ministerio ya está provocando en la actualidad que se paralicen muchas infraestructuras -caso del desdoblamiento de la Nacional 332 entre Guardamar del Segura y Torrevieja-, lo cierto es que este nuevo paso administrativo confirma que Fomento tiene presente pese a la crisis la necesidad de ampliar la autovía, un proyecto que se ha ganado el consenso político.

Plataforma

En cualquier caso, la construcción del tercer carril ya está trazada sobre el papel y se sabe que consistirá en ensanchar la plataforma de la autovía tres metros y medio a cada lado, manteniendo la mediana y adaptando los carriles de salida y acceso. El Ministerio de Fomento ha calculado que los terrenos de préstamo serán 238.000 metros cuadrados y que no se necesitarán vertederos para el movimiento de tierra. Según la administración estatal, "los usos del suelo atravesados por el proyecto son mayoritariamente cultivos de regadío: herbáceos (huerta) o leñosos (granados, almendros, limoneros, naranjos, palmeras datilíferas y mandarinos principalmente)". Por otro lado, la obra "intercepta" cinco vías pecuarias: "El Cordel del Boch, la Colada de la Mangranela, la Vereda de Orihuela, la Colada de Serranos del Camino del Espartal y la Colada del Camino de Abanilla".

A esta evaluación de impacto ambiental han hecho sus aportaciones la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), la Conselleria de Medio Ambiente y tres de los ocho municipios que están involucrados en estas obras (Cox, Crevillent y Orihuela, mientras que Albatera, Callosa de Segura, Granja de Rocamora, Redován, San Isidro y la Diputación no contestaron a las consultas del Ministerio). La CHS subrayó la importancia de "un adecuado drenaje transversal para no afectar al dominio público hidráulico y al régimen de corrientes de los cauces que serán interceptados por la carretera (Barranco del Pollo y Mangranera, Barranco de Amorós, Rambla de la Algüela y Rambla Salada de Albatera)".

Inundabilidad

La Conselleria de Medio Ambiente ha solicitado un estudio de inundabilidad, que las obras se adapten a "las directrices extraordinarias para el aprovechamiento, gestión y control del conejo de monte en la Comunidad", que se redacte un estudio acústico y que se acometa la revegetación con especies locales. Además, el mismo órgano insistió en la importancia de "no interrumpir el drenaje natural hacia el Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) de El Fondo de Crevillent-Elx" y de habilitar "pasos de fauna" a lo largo de toda la autovía.

El Ministerio, por su parte, añade que las obras no afectarán a ningún yacimiento arqueológico o paleontológico, ni a la Sierra de Callosa de Segura (LIC) o a la nueva Zona de Especial Protección Para las Aves (ZEPA) de Serres del Sud d'Alacant.