Tratar de impedir otro drama familiar por un desahucio. Ese fue el objetivo de los integrantes del Movimiento Local de Torrevieja Stop Desahucios, que acompañaron ayer a una joven al banco que le concedió un crédito hipotecario para solicitar que la entidad se quede con la casa al no poder hacer frente a las mensualidades. Tras la reunión mantenida en la oficina bancaria, la propietaria ha abierto un proceso de negociación que, de momento, supondrá un paréntesis hasta que se reanude la posible orden de desahucio. Pero el director de la entidad fue bastante rotundo y le advirtió que, aunque la decisión última la tomarán sus superiores, éstos nunca antes han aceptado la fórmula de dación en pago.

La perjudicada es Natalia Moreno, una joven que compró una casa emplazada en una urbanización de Torrevieja hace dos años y medio con quien entonces era su pareja. Un año después, la relación sentimental se rompió y el hombre que solicitó el crédito hipotecario junto a ella, padre además de sus dos hijos, se fue a vivir a otra ciudad y se niega desde entonces a hacerse cargo de las mensualidades que les exige la entidad bancaria.

Sin un aval

Cuando la pareja se decidió a comprar la vivienda tenía unos ingresos mensuales que, entre ambos, no superaban los 1.300 euros, y presentaron contratos laborales eran de carácter temporal, situación que no supuso ningún tipo de problema para que el banco les concediera un crédito hipotecario de 122.000 euros a pagar en 45 años sin siquiera solicitarles un aval.

Tras la ruptura sentimental, Natalia quedó con dos hijos de 8 y 14 años a su cargo, una hipoteca a pagar en más de cuarenta años y un trabajo en un comedor escolar por el que cobra 360 euros mensuales. En estos momentos lleva un año sin haber abonado los recibos correspondientes dado que éstos varían entre los 400 y los 600 euros, cantidades que por sí solas superan la totalidad de su sueldo.

Como medida de apoyo, una decena de simpatizantes de la plataforma se concentraron ayer a las puertas de dicha entidad bancaria mientras la afectada, junto a un compañero que la asesora, se reunió con el director de la oficina. A su salida, Natalia explicó que según el director de la oficina, nunca antes se ha admitido esta fórmula para saldar una hipoteca. Mientras tanto, seguirá sus quehaceres diarios pensado que en cualquier momento recibirá una llamada del banco para comunicarle la decisión que han tomado al respecto y de la que dependerá el resto de su vida. Asegura que no sabe qué hará ni dónde irá con sus hijos si finalmente el banco opta por echarla.