¿Por dónde cruzaría de un lado a otro del río sentado en una silla de ruedas ahora que los asientos para ver la Semana Santa ocupan las aceras del puente de Levante y del de Poniente? ¿Cómo averiguaría usted cegado con un antifaz por dónde cruzar la calzada si los pasos de peatones están despintados y los timbres de los semáforos estan desconectados? Son dos sencillos problemas que quizás nunca se haya planteado, pero cientos de personas se encuentran en la necesidad de resolverlos cada día. Esos y muchos más. Por eso el concejal de Infraestructuras de Orihuela, Pablo Vidal (CLr), presentó ayer una memoria valorada en la que recoge todas y cada una de las barreras arquitectónicas con las que se encuentran las personas con "capacidad de movilidad reducida".

Aceras estrechas, socavones en la calzada, escalones pronunciados, rampas en mal estado, señalizaciones medio borradas, peldaños del mismo color que el resto del pavimento...La lista es enorme (baste imaginar un tomo encuadernado de veinte centímetros), pero el concejal espera resolver cada una de las incidencias antes de acabar la legislatura en 2015 con un presupuesto estimado de 250.000 euros (está por decidir si las obras las irán acometiendo poco a poco las brigadas municipales o se licitará un contrato conjunto). Las presidentas de la ONCE en la comarca, María Teresa Sánchez, y de Orihuela Sin Barreras, Carmen Díaz, acogieron ayer como "una grata sorpresa" el inventario elaborado por el Ayuntamiento y a lo largo de este mes lo repasarán al detalle para hacer sus aportaciones.

Así se lo ha pedido Vidal porque sus dos agrupaciones sufren en primera persona las incomodidades de la ciudad, pero no caiga en el error de pensar que solo se beneficiarán los usuarios de una silla de ruedas o las personas con deficiencias visuales. De hecho, la propia María Teresa Sánchez valoró que aunque para cualquier persona con discapacidad moverse por la ciudad es un riesgo, también lo es para los mayores (que tienen mermadas tanto su movilidad como sus sentidos), a lo que Vidal sumó los padres y madres que arrastran carritos de bebés, pero también los carros de la compra o cualquiera que en un momento dado pueda precisar unas muletas. Carmen Díaz, no en vano, bromeó con que su asociación ha recibido las felicitaciones de Correos, porque desde que están reivindicando reparaciones en las calles también los carteros ven aliviado su trabajo de reparto.

Transversal

Los tres coincidieron en que las barreras no son una cuestión exclusiva de Infraestructuras, sino un objetivo transversal. Carmen Díaz pidió un esfuerzo simplemente por cumplir la normativa urbanística, y la concienciación no es menos importante. Las barreras, para quien se para a mirar o para quien las sufre, están por todas partes. De hecho ayer la rueda de prensa no se dio en la sala de prensa porque un escalón innecesario en la tarima la hace impracticable en silla de ruedas. Para llegar a ella, hay que atravesar un patio en el que Carmen Díaz necesita llamar a alguien para que le abra la puerta, porque se abate justamente sobre la rampa en la que necesita estar situada para alcanzar la manivela. Antes, en el vestíbulo, una puerta de cristal señalizada en blanco es un tropezón casi seguro para María Teresa Sánchez. La primera dice que a veces hace palmas hasta que alguien la ve y la ayuda; la segunda que se agarra del brazo de cualquiera.