El Ayuntamiento de Orihuela ha enviado notificaciones a los propietarios del Palacio Episcopal y a los dueños de otros dos edificios más ubicados en la Calle Mayor informándoles de que tienen un plazo de 15 días para ejecutara las obras de reparación que sean necesarias en sus fachadas para garantizar que no se vuelvan a desprender cascotes de sus cornisas, tal y como ocurrió el pasado fin de semana. Este hecho motivó que se dispusiera una hilera de vallas que ocupan prácticamente todo el vial, que es uno de los más transitados por ser lugar de paso para ver el Museo de Arte Sacro -que ha cerrado por este motivo hasta el martes- o la Catedral, y por concentrar además multitud de comercios. En caso de que las reformas no comiencen desde hoy jueves, el consistorio asumirá los trabajos y repercutirá el coste a los responsables de cada uno de los inmuebles.

Así de contundente se mostró ayer el edil de Comercio, Manuel Gallud, quien justificó la estricta decisión del Ayuntamiento en la preocupación de los comerciantes de esta zona, que a las puertas de el puente de la Inmaculada y cuando se encuentran ya en plena campaña de Navidad temen un descenso de las ventas si los clientes no se acercan. Es por eso que en la notificación enviada ayer desde el Ayuntamiento se les advirtió a los propietarios de que tienen un plazo de 24 horas para comenzar la obra y 15 días para acabarla, por lo que se podría dar el caso de que hasta el 18 de diciembre estuvieran las vallas en este lugar, algo que, como es lógico, no gusta nada a los comerciantes del lugar, que exigen contundencia y premura a la hora para solucionar este inconveniente. El edificio más afectado es el del Palacio Episcopal, que es la sede del Museo de Arte Sacro, donde en la práctica totalidad de canalizaciones que sirven para evacuar las aguas pluviales se produjo la caída de trozos. Aunque en un primer momento las vallas solo se dispusieron en torno a las fachadas de los edificios afectados, finalmente se han extendido a toda la calle para evitar situaciones de riesgo. Ahora, residentes y visitantes se encuentran con un vial ocupado casi en su totalidad por vallas y que solo permite caminar por un corredor que se ha dejado abierto en uno de los lados.