El seminario de Orihuela celebró ayer sus 275 años de historia co un emotivo acto que reunió al obispo de la Diócesis Orihuela-Alicante y a los eméritos Rafael Palmero y Victorio Oliver, quienes compartieron con los feligreses esta efeméride. Al acto, que consistió en una misa de acción de gracias, acudieron numerosos representantes del Obispado, que quisieron compartir con los seminaristas la cita que puso en valor la que, durante casi tres siglo y aún hoy, ha sido la escuela de sacerdotes por las que pasan dentro de su primera fase de formación los jóvenes que cada año reciben la llamada de Jesús.

La cita sirvió también para homenajear a la congregación de monjas que viven y cuidan el seminario, que corona el Monte de San Miguel, así como a los seminaristas, formadores y al resto del personal de esta entrañable institución religioso.

Todo para recordar que tal día como ayer, hace 275 años, el entonces obispo diocesano de Orihuela, Juan Elías Gómez de Terán, firmaba la carta pastoral con la que se erigía el Seminario Diocesano de la Inmaculada y el Príncipe San Miguel. Este abrió el Seminario siguiendo las directrices del Concilio de Trento, con el objetivo de establecer un lugar de formación para la reforma del clero diocesano. Tenía que ser un lugar con unas características únicas para su finalidad específica y el monte de San Miguel fue el lugar escogido por su proximidad a la ciudad y a la Catedral, así como por ser un lugar apartado, que permitiera a los seminaristas dedicarse a su formación en paz.

El Papa Francisco ha declarado además un Año Jubilar en el que la institución abrirá sus puertas a parroquias, colegios y a todo aquel que desee conocer de cerca a institución, favoreciendo así las peregrinaciones al Seminario de Orihuela.