Practicar deporte en las cimas más elevadas de la Vega Baja puede ser una aventura tan fascinante como peligrosa si no se toman ciertas precauciones. La alineación que forman las sierras de Orihuela, Redován y Callosa de Segura atraen cada vez más a senderistas y montañeros, que llegan a ascender por encima de los 600 metros. Son dos macizos rocosos que combinan rutas que se recorren a pie sin demasiada dificultad con grandes desniveles y pendientes que requieren de técnicas y materiales específicos, sólo aptos para profesionales. El Grupo de Rescate del Consorcio Provincial de Bomberos ha realizado en el último año una veintena de intervenciones sobre la zona que han requerido del uso de helicóptero para socorrer a personas en dificultades. Creen que algunas de esas operaciones se podrían haber evitado con una mayor búsqueda de información sobre las características del terreno y una mejor planificación de los tiempos necesarios para concluir las actividades antes de que caiga la noche, lo que deja a algunos grupos desorientados y atrapados.

La última intervención de este tipo se produjo el 2 de diciembre, cuando un helicóptero del Consorcio rescató en la sierra de Redován a dos montañeros que quedaron enganchados a 150 metros de altura mientras practicaban rapel. La operación se prolongó varias horas por el fuerte viento y porque se encontraban en una pared completamente lisa, por lo que el helicóptero no tenía lugar donde dejar a los bomberos, que tuvieron que descender a pie por un barranco. Los afectados fueron dos hombres de 41 y 51 años procedentes de de Madrid y Guadalajara. Como ellos, son decenas de personas las que se desplazan sobre todo los fines de semana hasta estos enclaves naturales, atraídos por la orografía de la zona y el envidiable clima que permite practicar estos deportes durante todo el año.

El sargento jefe del Grupo de Rescate del Consorcio de Bomberos, Salvador Luque, explicó a este diario que la mayoría de personas que precisan de operativos de salvamento en este área son de fuera de la provincia, principalmente de Madrid y Valencia, y también muchos extranjeros. Luque señaló que lo más habitual no es rescatar a montañeros sino a senderistas. «Hay casos imponderables en los que alguien se puede doblar una rodilla o un tobillo y no puede continuar, pero la mayoría de veces nos encontramos con que la planificación de la actividad no ha sido acorde al nivel técnico y físico de la personas que rescatamos», aseveró. En ese sentido, consideró que muchos de los operativos «son evitables si la gente tiene más información y una mejor planificación».

Contrastar

«Deberían de contrastar información sobre la zona y no fiarse sólo de un libro o una página web. Tienen que intentar documentarse con más de una fuente puesto que podría darse el caso de que la reseña ha sido escrita por alguien con un nivel técnico o físico alto y quizá se minimiza la dificultad en la subida a una pendiente y para otra persona no es tan fácil», prosiguió el sargento jefe. En caso de dudas, Salvador Luque aconseja que lo más adecuado es preguntar a montañeros de la zona, que son los realmente expertos y conocen cada palmo del terreno.

Cuando ocurre una situación de peligro se activa el dispositivo del Grupo de Salvamento, capaz de llegar en menos de 40 minutos a cualquier punto de la provincia con el helicóptero. Su base se encuentra en San Vicente del Raspeig y el equipo está formado por 16 rescatadores y el jefe, aunque la intención del Consorcio es aumentarlo hasta contar con 25 efectivos. El grupo cuenta en la Vega Baja con el apoyo de los bomberos de los parques de Orihuela, Almoradí y Torrevieja, que son los que primero suelen acudir al lugar del suceso y colaboran en las maniobras del grupo especializado.

Luque recordó que el helicóptero del Consorcio sólo tiene permitido volar por el día debido a que por la noche el vuelo de rescate en montaña sería muy arriesgado. «Debemos de recomendar que aquellas personas que se vean en una situación de peligro no deben esperar demasiado a pedir ayuda. Sobre todo en invierno, que anochece antes y si esperan más de la cuenta y se hace de noche el rescate tendría que hacerse a pie y precisaría de más esfuerzos, siendo más complicado».