Entidades ecologistas y de vecinos de la Vega Baja han mostrado su «inquietud» ante el proyecto promovido por la Sociedad Mercantil Estatal de Infraestructuras Agrarias (Seiasa) y la dirección General del Agua de la Generalitat para construir infraestructuras destinadas a incrementar la dotación de agua de los regadíos del Campo de Salinas. Aunque el proyecto no está aún redactado, la información publicada ubica uno de los tres embalses proyectados en el Parque Natural de las Lagunas de La Mata y Torrevieja o en su zona periférica de protección. Además, temen que el resto de infraestructuras, por la proximidad de los regadíos beneficiados, puedan afectar al LIC, ZEPA y Paisaje Protegido de Sierra Escalona, como los embalses proyectados en Villamartín y junto a la depuradora de Orihuela Costa.

El proyecto, como avanzó INFORMACIÓN, tiene como objetivo redotar con agua de precipitaciones torrenciales captada en Torrevieja y recursos tratados en depuradoras de cinco mil hectáreas de riego del Campo de Salinas. El presupuesto, financiado por la UE, alcanza los 29 millones de euros, y contempla construir balsas, bombeos fotovoltaicos y colectores que eleven los caudales de depuradora y de aguas pluviales desde Torrevieja y Orihuela Costa al Campo de Salinas.

Espacios protegidos

Amigos de los Humedales del Sur de Alicante (AHSA), Amig@s de Sierra Escalona (ASE), la Asociación de Vecin@s «San Miguel Arcángel» de San Miguel de Salinas y Segura Transparente muestran su rechazo a que la ubicación de las nuevas infraestructuras afecte a espacios naturales protegidos como Sierra Escalona y la Laguna de Torrevieja, incluidos en la Red Natura 2000 al amparo de la legislación europea de protección de la biodiversidad. Además, anuncian que revisarán el proyecto en la fase de información pública, que presentarán alegaciones y «no dudarán, en caso de comprobar que hay impactos relevantes sobre ambos espacios, en dirigirse a la Comisión Europea para denunciar el proyecto y pedir que no se financie desde Europa».

Respecto al objetivo del proyecto de «resolver la intrusión de agua dulce en la Laguna de Torrevieja», - y las inundaciones en parte del casco urbano de Torrevieja- las organizaciones señalan que los aportes pluviales a la laguna, a través de cauces como los barrancos de La Fayona y del Garbanzuelo, son necesarios para reducir su hipersalinidad y favorecer la nidificación de aves como el Flamenco común, que "en los últimos años ha nidificado con gran éxito en la laguna, con miles de parejas reproductoras, gracias a esos aportes de agua de lluvia".

Y muestran su «preocupación» ante posibles obras de encauzamiento de esos barrancos o del propio río Nacimiento en Orihuela Costa, cauces de gran valor natural, para captar sus escorrentías y dirigirlas a los embalses proyectados.

RECLAMAN SOLUCIONES REALES QUE "LIMITEN LA SUPERFICIE DE RIEGO"

Ecologistas y vecinos aseguran que la Laguna de Torrevieja ya sufre problemas por el vertido creciente de aguas de drenaje -cargadas de productos químicos nocivos para el medio natural- de los regadíos intensivos que ocupan la mayor parte de la cuenca vertiente del humedal, y que se agravará con unas infraestructuras del Seiasa que, además de consolidar esos regadíos, generarán expectativas que alentarán la creación de nuevos regadíos en la cuenca de la Laguna e incluso nuevas roturaciones de suelos forestales y de cultivos tradicionales de secano en Sierra Escalona y su entorno. Piden que se revise si los regadíos beneficiados con las obras tienen derechos reconocidos de riego, de modo que en ningún caso se consoliden regadíos ilegales o alegales.

Consideran además que cualquier obra pública de mejora de regadíos debe tener como contrapartida la liberación de caudales al medio natural y al regadío tradicional y recuerdan que la agricultura ya consumía en 2005 más del 75% del agua dulce disponible en España (datos del INE) y que las perspectivas (ya hechas realidad por el cambio climático) de escasez de agua para consumo humano deben afrontarse con decisiones realistas de limitar la superficie de regadíos, que ya en España supone cerca de 4 millones de hectáreas, y no con proyectos que aumenten esa superficie.