El Ayuntamiento de Torrevieja ha aprobado en junta de gobierno este viernes la tasación para llevar a cabo la adquisición del derecho de superficie y vuelos del edificio de La Plasa. El objetivo de ese estudio, según ha explicado a INFORMACIÓN el alcalde Eduardo Dolón, es valorar qué cuesta rescatar la propiedad del inmueble para el Ayuntamiento y emplear la tres plantas que ahora están abandonadas, como sede de diversas dependencias municipales.

Podría parecer otra repetición más del anuncio electoral que los sucesivos gobiernos municipales han planteado sin éxito en los últimos años, para intentar dar una salida al fiasco de la gestión de este inmueble inaugurado en 1995 en el centro del casco urbano de Torrevieja. Pero esta vez hay un cambio relevante que condiciona la última iniciativa municipal. Un empresario inmobiliario de la Vega Baja se ha hecho en los últimos meses con el 83% de la propiedad y ha notificado esa operación al municipio.

Vista aérea del edificio de La Plasa JOAQUIN CARRION

Por 23 años

Es una compra efectiva de los derechos de superficie por los 23 años que quedan de concesión y no un preacuerdo. La empresa habría invertido en torno a tres millones de euros. Logró la adquisición del derecho de superficie de la última planta, la que albergó durante unos años salas de cine, del propietario más importante. De esa forma arrastró a la práctica totalidad de los titulares después, incluida la tienda de guitarras, único local que ha estado abierto de forma ininterrumpida desde que se inauguró el recinto hace 27 años.

Interior de una de las tres plantas vacías desde hace más de dos décadas el edificio de La Plasa TONY SEVILLA

Lo que ha comprado el empresario no es el edificio, sino el derecho de uso del edificio que el municipio cedió a una empresa por 50 años a cambio de construir el edificio y ceder la planta baja para la plaza de abastos municipal. Empresa que luego quebró dejando deudas, embargos y buena parte de los locales con cargas hipotecarias.El Ayuntamiento cuenta con otro 6% de la propiedad.

Casi el 90%

La idea del equipo de gobierno es que con la tasación en la mano se pueda realizar una oferta de adquisición de ese derecho de uso y vuelos al empresario y recuperar la titularidad pública del edificio. De esa forma ya contaría con el 89% del poder de decisión sobre el inmueble.

La dispersión de la propiedad hasta ahora -que estuvo en manos del Sabadell y luego en un fondo de inversión- y las distintas situaciones de los locales eran hasta ahora un impedimento para agilizar esa tramitación.

Aspecto del estado de abandono de una de las plantas del edificio de La Plasa, en una imagen de archivo

El Ayuntamiento debe actuar rápido. Para este ejercicio cuenta con un remanente de tesorería para la adquisición de patrimonio de más de 7 millones de euros. Ha agotado en torno a dos con la compra de la Fábrica de Hielo, el edificio para la ampliación del Ayuntamiento en la calle Clemente Gosálvez y la ampliación de la sede de Apanee.

El 31 de diciembre sin embargo esa partida expira. Si el gobierno municipal quiere aplazar esta iniciativa a 2023 debería aprobar otra modificación de crédito para usar esos remanentes si quiere utilizar el dinero. Algo que exige pleno de aprobación, exposición pública y visto bueno definitivo.

IBI

La mayor parte de los titulares de lo que iba a ser un centro comercial en el centro de Torrevieja llevan (o deberían llevar) desde 1995 pagando impuestos, en especial el IBI, sin poder dar utilidad a lo que adquirieron por 50 años. Según el alcalde el hecho de que algunas de las propiedades arrastren cargas hipotecarias o deudas con SUMA por el impago del IBI no debería ser un impedimento para llevar a cabo la operación.

Mercado municipal de abastos que ocupa la planta baja del edificio, la única que está en uso JOAQUÍN CARRIÓN

Mercado municipal y aparcamiento

Esta iniciativa no afecta ni a la planta baja ni al aparcamiento subterráneo. En esa planta baja está ubicado el mercado de abastos municipal para el que el Ayuntamiento ya ha elaborado un proyecto de renovación integral que sirva para reflotar un espacio comercial de capa caída desde hace muchos años y en el que solo se pueden mantener una docena de establecimientos tradicionales con productos de calidad de pescadería, frutas y carne, sobre todo con la clientela del centro de Torrevieja.

Ese proyecto contempla, sobre todo, abrir el espacio a la luz natural y hacerlo mucho más accesible además de permitir la instalación de hostelería en el interior. Uno de sus principales limitaciones actuales.

Si la voluntad municipal sale adelante el Ayuntamiento deberá realizar además una inversión importante en todas las plantas. El conjunto del edificio carece de certificado final de obra porque no se ajustó al proyecto en su día -tiene una planta demás-. Aunque la planta baja sí fue legalizada en el anterior mandato municipal.

UN FIASCO DURANTE 27 AÑOS

Pedro Hernández, alcalde de Torrevieja en los noventa, llegó a un acuerdo con un empresario para ceder el derecho de superficie del solar del mercado de abastos municipal a cambio de que la firma realizara un nuevo edificio y cediera la planta baja como mercado municipal. Lo entregó por 50 años. 

En aquel momento lo de la preservación patrimonial y la transformación de los mercados de abastos en espacios comerciales y gastronómicos de proximidad y calidad sonaba a chino en la Torrevieja del «pelotazo» y la ciudad perdió para siempre su característico mercado. Sustituido por un edificio que no convenció a nadie y que "entraba con calzador" en la trama urbana de la antigua plaza de Isabel II. Pero no solo eso.

El nuevo edificio, con muchas deficiencias y sin fin de obra, se levantó con una planta demás sobre el proyectado. Y la empresa que debía gestionar el espacio comercial, la que había llegado al acuerdo con el Ayuntamiento, quebró. La explotación de los cines sobrevivió una década. Mientras que la mayoría de locales comerciales cerraron y algunos ni llegaron a abrir. 

En el periodo 2011-2015 el Ayuntamiento intentó reflotar al menos el mercado municipal. Sacó a subasta con precios muy económicos los puestos vacantes. La propuesta tuvo éxito al principio pero las limitaciones del propio edificio provocaron la marcha paulatina de los nuevos negocios. Se quedaron los de siempre. 

El último intento por darle una salida al edificio lo impulsó entre 2018 y 2019 el mismo empresario concesionario de la transformación del puerto en zona de hostelería. La iniciativa, en ese caso, sí contemplaba la recuperación comercial de todo el inmueble. La propuesta se malogró con la llegada de la pandemia.