Orihuela recibe sus fiestas de la reconquista y de Moros y Cristianos

La ciudad arranca sus fiestas más representativas, pues a través de ellas emana la esencia y tradición de todo el pueblo oriolano

Los desfiles de Entrada son todo un espectáculo que merece ser contemplado.

Los desfiles de Entrada son todo un espectáculo que merece ser contemplado.

El 9 de julio, con las ofrendas de flores a las Patronas de la Fiesta, las Santas Justa y Rufina y a la copatrona de Orihuela, Ntra. Sra. de Monserrate, se inician las Fiestas de la Reconquista y de Moros y Cristianos de Orihuela, declaradas de Interés Turístico Nacional y camino de obtener la calificación Internacional.

Estas fiestas rememoran episodios reales de nuestra historia, entremezclados con la tradición oral y la leyenda. Se recuerda a Teodomiro, conde godo devenido en rey, y su célebre Pacto con el caudillo árabe Abd-el-Haziz, con el que ganó vidas, haciendas y religión de sus súbditos oriolanos. También se celebra la Reconquista de la Ciudad, por los cristianos al arrebatar el castillo a su alcaide, Ben-Zaddon, capitaneados por la gran heroína de nuestra historia-leyenda, la Armengola, auxiliada por dos esforzados guerreros disfrazados como sus hijas y seguida por la gente del Rabal Roig. Una vez vencida toda resistencia, mandaron aviso al Infante Don Alfonso de Castilla, en la cercana Murcia, para hacerle entrega de la Ciudad.

Año 1400

Los antecedentes de estas fiestas datan del año 1400, cuando ya se celebraban festejos para la conmemoración de la Reconquista. En la actualidad, desde 1974, se celebran estas fiestas más equiparadas a las que se celebran en numerosas localidades de Alicante, Murcia y otros territorios de la península e, incluso, en tierras sudamericanas, donde algunas tienen también gran relevancia. Desde entonces, todos los años, el día 17 de julio se conmemora la reconquista de la ciudad, con un protagonismo absoluto de la señera oriolana, coronada por el Pájaro Oriol, que goza del privilegio de no inclinarse más que ante Dios o el Rey.

La figura trascendental de las fiestas es la de la Armengola, conmemorando y homenajeando a la legendaria heroína y siendo una de nuestras señas de identidad, ya que son las únicas fiestas de Moros y Cristianos que tienen a una mujer como máxima protagonista.

Guerrilla de pólvora, retreta, toma del Castillo...

Se celebran diversos actos festeros, como la Ofrenda de Flores, antes mencionada; la guerrilla de pólvora y Toma del Castillo, en la que se escenifican las Embajadas y conquistas sucesivas del castillo por ambos bandos; la Retreta, desfile humorístico e informal que precede a los principales eventos, el desfile infantil y los desfiles de Entrada Moro y Cristiano, que tienen lugar, alternativamente, el viernes y sábado de fiestas.

Aunque todos ellos tienen su interés, sin duda alguna, los desfiles de Entrada son todo un espectáculo que merece ser contemplado. La Armengola, con su boato y escolta, da inicio a ambos desfiles y, tras ella, los bandos moro y cristiano, respectivamente, ponen en escena un espectáculo de música y color que encandila los sentidos.

Extracto del programa de fiestas

Extracto del programa de fiestas / vega

Encabezada por los respectivos Embajadores, que capitanean ambos bandos, la Comparsa Embajadora presenta un boato en el que se representan escenas guerreras, históricas, costumbristas, folclóricas, de acuerdo con la personalidad y naturaleza de cada comparsa.

Tras ellas el resto de las que componen el respectivo bando: las comparsas moras con profusión de colorido, sedas y adornos, todo ello mecido por una música cadenciosa y sensual, que embriaga los sentidos y que invita a soñar con leyendas dignas de las Mil y Una Noches. Las comparsas cristianas, por su parte, desfilan con alegría, marcialidad y arrogancia, revestidos de terciopelos y metales, llevados por una música vibrante, que hace palpitar los corazones y mover las piernas a su cadencia.

Pero, por encima de todo lo expuesto, el mayor espectáculo en estas fechas es la propia ciudad, engalanada por todos lados, y son sus gentes, abiertas y deseosas de dar la bienvenida a cuantos quieran acercarse a disfrutar de unas fiestas que son entrañables, pues hablan de las raíces como pueblo y de su carácter como oriolanos.