El principal exportador de alcachofa de España implanta un sistema innovador que ahorra hasta un 25% de agua

La SAT Olé de San Bartolomé (Orihuela) estrena en 120 hectáreas acolchados biodegradables de almidón vegetal de dos capas que retienen la humedad y reducen las pérdidas de agua por evaporación: ahorran hasta 1.500 metros cúbicos por hectárea al año

Un bancal de alcachofas de Olé en la Vega Baja con el sistema de ahorro de agua

Un bancal de alcachofas de Olé en la Vega Baja con el sistema de ahorro de agua

D. Pamies

D. Pamies

La Sociedad Agraria Transformadora (SAT) Olé!, la principal exportadora de alcachofa de España, ha puesto en marcha un método innovador y sostenible que ahorra hasta un 25% de agua de riego en sus cultivos de alcachofa. Se trata de un sistema de acolchados biodegradables que consta de dos capas: una exterior blanca opaca, con el objetivo de transmitir el menor calor posible hacia el suelo, minimizando las altas temperaturas de los meses de verano y, por otra parte, una cara interna de color negro que impide que entre la luz solar y que se produzca la fotosíntesis con el fin de que no germinen las malas hierbas.

El director técnico de Olé!, Bartolomé Ramírez ha señalado que gracias a esta técnica de cultivo “se mantiene la humedad en el suelo, se reducen las pérdidas por evaporación, puesto que no hay una incidencia directa del sol y, además, permite controlar la mayoría de malas hierbas sin la necesidad de utilizar herbicidas”. El material está elaborado con almidones vegetales -auque su apariencia externa es como la del plástico convencional- se degrada y desaparece con la tierra. Este sistema es capaz de ahorrar hasta mil quinientos metros cúbicos de agua por hectárea al año: la alcachofa necesita seis mil, explica Ramírez a INFORMACIÓN

Acolchado para rebajar el consumo de agua en un bancal de alcachofas de la Vega Baja

Acolchado para rebajar el consumo de agua en un bancal de alcachofas de la Vega Baja

Agricultura de precisión

Ramírez afirma que este método, desarrollado por la firma ubicada en la población de San Bartolomé (Orihuela), “es fruto de unos cinco años de investigaciones y de ensayos en campo con el objetivo de maximizar la eficiencia en el uso del agua y apostar por prácticas sostenibles”. El ahorro de agua y a la hora de evitar las malas hierbas -no todas, algunas traspasan el material en busca de la luz- compensa la inversión explican desde la empersa agrícola, referente en el cultivo que es la joya de la Vega Baja.

“Llevamos muchos años desarrollando esta técnica, hemos probado diversos materiales, colores, dimensiones… analizando cómo se comporta en el campo hasta que se ha comprobado su eficacia y el resultado es un material totalmente biodegradable certificado, ya que era un requisito indispensable para nosotros”.

El director técnico de Olé! ha precisado que este sistema lo estrenan este año de forma generalizada y lo han aplicado en cerca de 120 hectáreas del cultivo que se traduce en una producción que girará en torno a 2.500.000 de kilos de alcachofas.

Biodegradables

Los acolchados biodegradables se colocan en el suelo justo antes de poner las plántulas de alcachofa, entre julio y agosto, que es cuando la planta está más expuesta y hay más incidencia por las elevadas temperaturas. Luego la planta se va desarrollando, ella misma va cubriendo el suelo con sus hojas basales, dificultando el crecimiento de malas hierbas, a la vez que el material se va degradando.

Un primer plano del acolchado instalado en 120 hectáreas de cultivo

Un primer plano del acolchado instalado en 120 hectáreas de cultivo

Semillas híbridas

Olé! cuenta con 250 hectáreas de cultivo de alcachofa. La mayor parte en la Vega Baja, pero tambien en otras zonas de la provincia. Por ejemplo, explota una extensa finca junto a la carretera Mutxamel-Xixona. También con suelos en zonas muy específicas de Granada y Albacete que permiten cubrir el ciclo de la alcachofa durante casi todo el año -en la Vega la temporada se prolonga de octubre a mayo-. La empresa tiene origen en el cultivo de la fértil huerta tradicional del Bajo Segura pero es una de las principales innovadoras en el cultivo de alcachofa con semilla híbrida, descartando el uso de los tradicionales hijuelos o tocones, los tallos de plantas de campañas anteriores, con menor producitividad.

La temporada de la alcachofa se extiende desde finales de octubre hasta mayo en varios cortes de recolección. Los de otoño son los que más se aprecian en el mercado

La temporada de la alcachofa se extiende desde finales de octubre hasta mayo en varios cortes de recolección. Los de otoño son los que más se aprecian en el mercado / INFORMACIÓN

La biosolarización, otra técnica sostenible

Además del método para ahorrar agua, Olé!, con un volumen de ventas anual de más de 12 millones de euros, lleva alrededor de siete años aplicando otra técnica innovadora como es la biosolarización, un método sostenible de desinfección de suelo que combina la energía solar con los gases de la biodescomposición orgánica para prevenir la aparición de patógenos del suelo que producen enfermedades en el cultivo de la alcachofa y mejorar la producción de la planta.

"Lo que hacemos -precisa el director técnico de la firma- es aplicar esta técnica dentro de nuestra rotación de cultivos, realizándola en los suelos más fatigados y que pueden presentar mayores problemas de patógenos. Procuramos hacerla después de un cultivo de brássicas, (brócoli, coliflor, etc.), porque dentro los estudios que se han realizado se ha demostrado que la descomposición de las brássicas libera unos gases (isotiocianatos) que ayudan a la desinfección de los suelos”.

En el caso de la biosolarización, lo ideal es ponerla entre seis y ocho semanas antes de que se vaya a plantar la alcachofa para que se acumulen las temperaturas necesarias que combaten los patógenos y que los gases de la biodescomposición de la enmienda orgánica se generen correctamente.

El director técnico de Olé en una parcela de alcachofas en las que se ha instalado el sistema

El director técnico de Olé, Bartolomé Ramírez, en una parcela de alcachofas en las que se ha instalado el sistema

Big data aplicada al campo

Este año, como novedad, la empresa de San Bartolomé ha colocado en las zonas de la biosolarización una serie de sensores a distintas profundidades que les transmite datos a tiempo real sobre los niveles de humedad, temperatura y conductividad.

Por ejemplo, "actualmente, estos datos nos dicen que tenemos una mínima de treinta y cinco grados y una máxima de cuarenta y cuatro grados a quince centímetros de profundidad del suelo". De esta forma, "sabemos que con esa temperatura necesitamos un miligramo de carbono por cada gramo de suelo con el fin de que la descomposición de la materia orgánica se produzca correctamente y se produzcan esos procesos que nos ayudan a combatir los patógenos y a incrementar la fertilidad del suelo", explica la misma fuente.