Entrevista |

«Los servicios sociales son mi vocación y mi pasión, siempre he querido ayudar»

Marino Martínez Ximénez, jefe de los servicios sociales de San Vicente del Raspeig se jubila después de 42 años en el Ayuntamiento

Marino Martínez, jefe de servicio de Bienestar Social y Educación en el Ayuntamiento de San Vicente.

Marino Martínez, jefe de servicio de Bienestar Social y Educación en el Ayuntamiento de San Vicente. / HECTOR FUENTES

Marino Martínez Ximénez es el jefe de Bienestar Social y Educación en el Ayuntamiento de San Vicente del Raspeig. Se retira después de 42 años en los Servicios Sociales. Abrumado y agradecido por todo lo vivido, reconoce que no era el mejor final con los servicios sociales reclamando más personal y concentrándose cada viernes frente al Ayuntamiento.

Esta semana se jubila. Empieza una nueva etapa que le permitirá tomar un café sin mirar el reloj; aunque no podrá evitar pararse cada 5 metros para hablar con algún vecino. Es lo que tiene estar al frente de «la parte humana del Ayuntamiento» durante tantos años. Entró a trabajar allí en 1981, en plena transición, cuando cursaba tercero de Psicología. Antes había empezado a estudiar Historia, pero supo enseguida que su camino era otro. Idealista y comprometido con lo social, ha contribuido a la evolución de San Vicente y a muchos de los cambios en materia social y educativa a las órdenes de los siete alcaldes que han pasado por el consistorio. Hombre de izquierdas, agradece que todos le respetaran y le hayan dejado trabajar.

Nació en enero de 1960 en Madrid, de forma circunstancial porque a los 3 días sus padres, manchega ella, madrileño él, se trasladaron a Alicante donde ha vivido toda su vida. Está casado con Libertad, que fue jefa de estudios del Instituto María Blasco, y es su gran apoyo. Ambos tienen tres hijas de las que se siente profundamente orgullosos: Olga, Celia y Clara.

¿Cómo fueron sus comienzos? 

Empecé como psicoterapeuta diplomado en el Ayuntamiento de San Vicente con Gabriel Molina Villegas, un alcalde brillante, y Azucena Díaz de concejal de Educación, que tenía un gran empeño en la construcción de colegios. San Vicente estaba mal dotado, era la transición y la viví creando las estructuras socielas y educativa, creando el gabinete psicopedagógico municipal, ayudando a los niños con dificultades.... En 1986 obtuve la plaza de psicólogo municipal.

Ha conocido a todos los alcaldes desde la transición ¿con quién ha trabajado mejor?

He trabajado con Jaime Antón, Fermín Aliaga, Josete Monllor, Paco Canals, Luisa Pastor y ahora Jesús Villar. He trabajado muy bien con todos y todos me han dejado trabajar y agradezco a María Ángeles Genovés del PP me hiciera jefe de servicio, trabajé muy bien con ella. Yo procedo de la izquierda, monté CCOO en el Ayuntamiento y a pesar de eso trabajé muy bien con el PP. Me respetaron profundamente. Me he sentido querido por todos los alcaldes. No puedo hablar mal, con independencia de que ha habido enfados, pero las protestas que llevamos a cabo son derechos que se recogen en la ley valenciana. Y creo que un jefe de servicio es el primero que debe liderar esta reivindicación.

¿Y por qué le llamó el campo de lo social?

Han sido 20 años en el campo educativo y 20 en el social y me ha encantado lo que he hecho. También he recibido mucho afecto de los ciudadanos, me paran cada cinco minutos por la calle y de la comunidad educativa.Lo que quería era ayudar a la gente, echar una mano allá donde se pudiera hasta el último momento. Es vocación y pasión por esta profesión. Siento pasión y disfruto mucho ayudando. Me he formado como psicoanalista por una vivencia personal con el fin de ayudar a otros y me ha ayudado a ayudar. Y sigo formándome.

"Debemos conectar con las personas que vienen, muchos han sido excluidos, están invisibilizados, desgarrados emocionalmente, hay maltrato, situaciones dolorosas y eso es un desgaste emocional"

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¿Cuáles son las claves para no tirar la toalla ante situaciones terribles cada día?

Debemos conectar con las personas que vienen, muchos han sido excluidos, están invisibilizados, desgarrados emocionalmente, hay maltrato, situaciones dolorosas y eso es un desgaste emocional. Por eso en las reuniones de equipo digo que tenemos que cuidarnos para cuidar y mis claves son el humor y el amor. El humor para metabolizar situaciones de agobio, desdramatizar, y el amor cuidando al otro y al equipo. Los psicólogos y trabajadores sociales nos ponemos en juego, tenemos capacidad de escucha y empatía y el desgaste emocional es grande.  

¿Con qué recuerdos se queda? 

Con dos. El equipazo que he tenido. Me he sentido querido y avalado, (y eso no significa que no haya habido momentos de enfados). Y sentir que he hecho algo por la comunidad, para el pueblo, que he podido ayudar. 

Ha sido testigo de cómo ha cambiado la administración, ¿se ayuda más y mejor ahora?

Ha ido cambiando y se ha hecho una administración más tensa y más alejada, porque todo lo digital aleja. Y sufro porque si a mi me cuesta, a una anciano que ya no puede hablar con nadie se le ha complicado.

Marino Martínez en su despacho de los servicios sociales de San Vicente.

Marino Martínez en su despacho de los servicios sociales de San Vicente. / HECTOR FUENTES

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¿Le preocupa la sociedad actual?

En cierta forma la cosa ha ido a peor, se va complejizando. Las nuevas tecnologías son un campo perfecto para agredir e insultar anónimamente, los niños requieren afectos y las máquinas no pueden educar, porque si educan el resultado es catastrófico. La educación necesita tiempo, paciencia y afecto. En sus primeros años el ser humano necesita juego, socializar y hay que tener cuidado. Cuando empecé había 8 niños autistas y ahora hay centenares.

"Vuelvo al megáfono todos los viernes pidiendo a un gobierno socialista y comunista lo que pedía al principio: que se cumplan los derechos"

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¿Se imaginaba un final laboral como el que ha tenido, con la tensión por las protestas semanales exigiendo que se incorporen más trabajadores? 

Ha sido todo lo contrario. Cuando era joven pensaba que había que pelear por la libertad en España. Entré en las juventudes socialistas, me formé, hice pintadas, fui a los congresos de Madrid, pero vi que lo que yo hacía no se correspondía. Que la política era otra cosa y me orienté más al cuerpo a cuerpo. Y ahora vuelvo al megáfono todos los viernes pidiendo a un gobierno socialista y comunista lo que pedía al principio: que se cumplan los derechos. Los recoge la ley valenciana y tenemos que reivindicarlos y un jefe de servicio debe ser el primero en liderarlo. Este final ha sido el más complicado. Somos 20 personas y nos faltan 18, nos falta casi la mitad. Debíamos externalizar el problema, decirle a la gente que no podemos resolver su problema en 4 días. Con el tiempo creo que ahora todos entienden nuestra postura.

¿Y han vivido una pandemia?

La pandemia nos obligó a hacer un esfuerzo brutal. No podías fallar porque mucha gente dependía de tí. Las primeras semanas eran un espectáculo terrorífico, con mucho miedo. Y no nos sentimos muy reconocidos, después de todo el esfuerzo no nos sentimos resarcidos por el Ayuntamiento. 

Reivindican ser más trabajadores, ¿por qué no lo han conseguido aún?

Hemos hecho un gran esfuerzo con el Covid, el expediente electrónico y la ley de servicios sociales, que es maravillosa, pero tiene fallos técnicos, porque hay una ley superior que impedía contratar gente. Ya se han incorporado en plantilla, pero no han aparecido. La concejal Isabel Candela se ha esforzado y ha hecho lo que ha podido, pero ha habido tensión en el grupo socialista que ha dificultado nuestra situación.

¿Cree que ha influido la desunión del grupo socialista?

El PSOE no ha estado unido, si hubiera habido más cohesión grupal habría tenido otra evolución, pero la inestabilidad en el grupo ha influido, es innegable. El departamento de Recursos Humanos que es el motor anda bloqueado y noqueado. Han sido un cúmulo de cosas, empezando por la propia Conselleria que no explicó cómo resolver el problema. Competencias descentralizadas, excesiva burocratización...

"Dice Julio Cortázar que "nada está perdido si tienes el valor de proclamar que todo está perdido, pero que hay que empezar de nuevo"

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¿Se va con la sensación de que los servicios sociales no han avanzado?

Dice Julio Cortázar que "nada está perdido si tienes el valor de proclamar que todo está perdido, pero que hay que empezar de nuevo"; también me gusta mucho una cita de Lorca que dice que "vamos a no llegar, pero vamos a ir". En la vida hay cosas imposibles y nuestro trabajo lo es. Hemos ayudado, calmado, vertebrado, evitado el desgarro de las personas muchas veces. Y se llegará. El proceso está iniciado. Los servicios sociales necesitan que la gente entienda que nuestro trabajo es esencial. Somos como los médicos, calmamos, cuidamos y eso tiene que estar avalado por la sociedad y los políticos. Creemos que no nos entienden y tampoco sé si nos llegan a querer. No somos peseteros, no nos mueve el dinero, queremos que nos comprendan y nos quieran un poco. Muchas veces el ser humano necesita ser escuchado y eso lo hacemos nosotros en nuestro trabajo. La gente se descarga y eso es esencial. Y es lo que queremos nosotros, que nos quieran, y sentimos que esa escucha no la hemos tenido.

¿Le duele la marcha?

Esto es un duelo, es una pérdida. A veces lloro, me río. Vienen compañeros y me abrazan. Los compañeros se tendrán que sobreponer. La vida tira para adelante y los equipos se redefinen y tendrán que encontrar su camino, su fórmula, y ya no puede ser igual. Algo quedará de mi y algo se tendrá que inventar de nuevo "porque si lo recordamos todo no entenderemos nada". Quiero muchísimos a mis compañeros y a la gente. Ahora toca decir adiós, hasta aquí llego y dar el relevo y decir que pase el siguiente. Quien viene seguro que intentará mejorar.

Se va en una situación convulsa.

Me voy en una situación convulsa políticamente. Hay gran inestabilidad a nivel local, autonómico y nacional, pero no dramática. Los recursos humanos tendrán que tratar de solucionar esta crisis porque el servicio hay que seguir dándolo. No puede pasar que el usuario se vea perjudicado, pero algo sí se va a ver perjudicado. Hay una demora enomrme. Podríamos hacer un trabajo de más profundidad y más calado, pero nos falta la mitad de la plantilla. No es el momento de culpar, es cierto que desde hace años venimos avisando de que era una situación que ya no podíamos sostener. Teníamos dos opciones, o nos quedábamos en silencio o externalizábamos el problema. No podíamos mentir a la gente, no podemos resolver su problema en 4 días. El silencio nos hace cómplices. Hubo tensiones y ahora que ha pasado el tiempo creo que la Conselleria y la Corporación entienden nuestra postura.

¿Cómo va a ser su retiro?

Seguiré formándome, me encanta la música y mi pasión es viajar. Como tengo una hija en Boston y otra en Los Ángeles iremos a visitarlas y si puedo me encantaría visitar Canadá. Quiero leer tranquilamente, coger la bici, pasear con mi mujer y tomarme cafés sin mirar el reloj. Quiero andar e ir por la vida, he hecho lo que he podido, he querido y he sabido. Seguro que he cometido errores, pero alguna cosa he hecho bien. Y en este camino, mi mujer es mi gran empuje y lo mejor de mi vida son mis tres hijas.