¿Es serio hablar del proceso de creación, desarrollo y muerte de una estrella entonando canciones de Lola Flores o Concha Piquer? ¿O tratar de contar la teoría del gato de Schrödinger desde la perspectiva del felino e imitando su voz? ¿O hablar sobre el ajolote, un anfibio endémico de México, a la par que se cuentan batallitas sobre cómo se gestó una tesis doctoral? La respuesta a las tres preguntas es inequívocamente . ¿Pero eso no provoca risas en el público que lo presencia? Sí, también. ¿Pero logra, al mismo tiempo, que el contenido científico que se ha expuesto, de manera aparentemente informal, se quede en la mente del espectador? Sin ninguna duda, rotundamente también sí. Y ahí está la clave.

Y si no, que se lo pregunten al público que asistió, este lunes, a la sesión de monólogos científicos organizada por el campus de la Alcoy de la Universitat Politècnica de València (UPV), dentro de su Semana de la Ciencia. Los espectadores, además de pasarlo bien y por momentos desternillarse de la risa, salieron habiendo aprendido nociones de astronomía, física cuántica y biología. Los artífices de ello fueron los doctores en Astrofísica Manuel González y Sara Cazzoli y el doctor en Biotecnología Jesús Victorino; los tres vienen dedicándose desde hace ya tiempo a la divulgación científica a partir del humor, convencidos de que es una forma muy efectiva de hacerlo.

La Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt) apostó por este formato con la creación de FameLab, un certamen de monólogos científicos organizado entre 2013 y 2021, en cuya edición de 2015 participó Manuel, mientras que Sara y Jesús lo hicieron en la de 2021. El primero explica que "los antiguos participantes hemos seguido haciendo monólogos y teatro en distintos lugares; ha surgido la idea de teatralizar la divulgación". En su caso, a través del Instituto de Astrofísica de Andalucía, donde trabajan él y Sara, desarrollando desde actuaciones como la de la "Astrocopla" a series web como "El astrónomo indignado" y "Camino a Congreso", que pueden verse en Youtube.

Un momento de la actuación de Jesús este lunes, con Manuel y Sara ejerciendo de improvisados azafatos. LUCIO ABAD

Jesús, que actualmente trabaja en el European Research Council de Bruselas, incide en la importancia de estas actividades. "La ciencia siempre ha estado rodeada de un aura de erudición y elitismo que no es real; cualquier persona debe saber transmitir lo que está haciendo. Y a mí me encanta contar historias e interactuar con la gente". Y se felicita de que el fenómeno esté en auge, algo que suscribe Sara: "Estamos en una época dorada, se están rompiendo muchos estereotipos sobre los científicos, y eso te da mucha visibilidad, a la vez que hace que la información se digiera mucho más fácilmente". Ahora bien, lamenta que "una parte del sistema no valora estas actividades como debería".

El alcance de la visibilidad

La investigadora cree que la divulgación "debería contar en el currículum de los científicos" dedicados a ello, y que "hay que invertir en ello", más aún teniendo en cuenta que "hay un buen caldo de cultivo" ahora mismo. Jesús, sin embargo, lo ve con pesimismo: "Si la carrera investigadora ya no tiene la dotación que debería y es precaria, con la divulgación es aún peor", y que "hay quien menosprecia todo lo que no sea estar en un laboratorio". Manuel, por su parte, apostilla que "muchas veces hacemos esto en nuestro tiempo libre. Y Sara y yo aún tenemos mucha suerte, porque hay quien no ve bien estas actividades, cuando yo creo que son algo que se debería profesionalizar".

En este sentido, Sara insiste en ver el vaso medio lleno. "Estamos creando un hueco, y creo que llegará un momento en el que todos los estamentos científicos tengan su área de divulgación". Jesús coincide en que "metemos la cuña para intentar que esto se estandarice". Los tres creen que el objetivo final es bueno: "Crear más espíritu crítico", recalca Manuel. "Hacemos ver que la ciencia está en todos lados, y además intentamos hacerlo con belleza, compartiendo algo que nos gusta. Todos los científicos estamos apasionados por contar lo que hacemos, no hay nada más bonito que eso".

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El "astrocoplero" se felicita, además, de haber tenido recientemente otra plataforma de visibilidad muy importante: el veterano concurso televisivo "Saber y Ganar", donde llegó a ser uno de los "magníficos" del año 2020. "A día de hoy la gente me sigue parando por la calle y diciéndome que sin ciencia no hay futuro, y no puedo estar más contento por eso". Además, celebra que la ciencia tenga su propio espacio en televisión: "Ahora mismo hay programase excelentes, como "Órbita Laika", que tienen un alcance brutal".

Otro tipo de visibilidad a la que Manuel alude es a la de las mujeres dentro de la ciencia, así como a la del colectivo LGTBI. "Se está moviendo mucho", destaca. "Nosotros hicimos par el Orgullo de 2020 un musical con canciones de ABBA dedicado a Pío del Río Hortega [médico e investigador español, propuesto dos veces para el Nobel, fiel a la República durante la Guerra Civil y exiliado tras la contienda, y homosexual], que te puedo asegurar que a la gente se le quedó en la cabeza", afirma con la convicción de quien cree en un trabajo bien hecho.