Treinta y seis segundos de viaje separan la playa del Postiguet del nuevo Museo de Alicante (MUSA) inaugurado ayer en el castillo de Santa Bárbara. Bueno, en realidad un poco más porque para llegar al ascensor hay que atravesar un largo túnel -205 metros exactamente- que también ha sido renovado y ha perdido su aspecto vetusto para transformarse en una moderna y aséptica entrada en la que predominan el aluminio y las pequeñas luces verdes y azules.

En una desapacible y fría mañana una numerosa comitiva, encabezada por la alcaldesa, Sonia Castedo, subió por los dos ascensores por fin renovados tras largas y numerosas averías a cuatro metros por segundo los 150 metros -unos 60 pisos- que separan Juan Bautista Lafora de la segunda planta del castillo. Allí se encuentra el MUSA, un museo sobre la historia de Alicante que se divide en cinco salas: el Centro de Recepción de Visitantes (CERV), la Cueva de los ingleses, el antiguo hospital ahora bautizado con el nombre de la exposición permanente "Alicante traspasada de Mediterráneo", la Sala Larga con escudos heráldicos y fotografías de alicantinos anónimos, así como una suerte de "wikipedia" sobre personajes relevantes en la historia de la ciudad y el "Espacio del dolor", como habrán adivinado, en los antiguos calabozos. Y además, las obras de adecuación han dejado a la vista un aljibe renacentista. Vasijas, esculturas, monedas, utensilios diversos, paneles explicativos y audiovisuales recorren la historia de la ciudad desde el s. V a.C hasta nuestros días.

Nadie o casi nadie quiso perderse la inauguración. La Corporación casi al completo, el arquitecto Santiago Varela -que hizo de cicerone junto al concejal de Cultura, Miguel Valor, de la alcaldesa por todas las salas- el delegado del Consell, José Císcar; el vicepresidente tercero de CAM, Armando Sala; el presidente de Coepa, Rafael Martínez Berna: el de Ecisa, Manuel Peláez; el profesor Joaquín Santo Matas, el presidente del colegio de Ingenieros Industriales de Alicante, Antonio Adsuar, entre otros, y un grupo de vecinos.

Esta nueva oferta cultural está obviamente adaptada y condicionada por el lugar donde se ubica, cuya rehabilitación ha costado 1,5 millones del Plan Confianza. Castedo adelantó que "el museo no se queda aquí, habrá más inversiones" en posteriores fases, aunque el grueso quedó ayer inaugurado "para todos los alicantinos y todos aquellos que lo quieran visitar". "A la vista está que hemos puesto en valor la fortaleza por un lado y todos los elementos que ahora contiene también", explicó la alcaldesa, quien aseguró que esta inauguración es "uno de los actos de los que más orgullosa me puedo sentir como máxima responsable de la ciudad".

Por su parte, el responsable del diseño museístico, Pablo Rosser, que no intervino en el acto y ni siquiera pudo entrar al CERV porque no estaba instalada la rampa para discapacitados, aseguró que "es un museo diferente, nada enciclopédico, que recorre la historia de Alicante de forma amena e interesante" y añadió que "se aprueba así una asignatura pendiente porque era inaudito que una ciudad con la historia que tiene ésta no tuviera un museo que la contara".