La Agencia Estatal de Meteorología prevé un fin de semana desapacible con más nubes que claros y lluvias a partir del domingo que se extenderán también a los lunes y martes de la semana que viene. No hará frío pero las máximas no superarán los 18 grados y será complicado ver el sol, pero las precipitaciones serán débiles y de barro, porque la provincia sigue bajo los efecto del calima con mucho polvo del desierto del Sahara en suspensión. No tienen suerte los hosteleros ni los hoteleros que han visto animarse su negocio con la reapertura y el levantamiento del cierre perimetral de municipios como Alicante, Benidorm, Torrevieja y Elche.

Estas precipitaciones necesitan dos procesos que las desarrollen. Inestabilidad atmosférica, es decir, formación de nubes y condensación de vapor de agua en su interior (gotas de lluvia) y polvo sahariano en suspensión, que actúa como núcleo de condensación de esas gotas de agua. Normalmente en situaciones de lluvia de barro llueve muy poco (lluvias inapreciables), y eso permite que el agua de la gota se evapore pronto y quede el residuo del polvo sahariano que cubre los coches y las superficies próximas al suelo. Este tipo de fenómenos está aumentando su frecuencia en España y especialmente en la fachada mediterránea. Este año llevamos ya cinco episodios intensos de polvo sahariano en España y Europa. Los meses más favorables para que se desarrollen estos episodios son los de finales de invierno, primavera y otoño. Que son los meses en los que la atmósfera se muestra más movida, más inestable en latitudes medias, explica Jorge Olcina, director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante.