Entrevista | LIBERTAD ORAZI Psicóloga y psicoanalista, especialista en autismo

"Si se detecta antes de los tres años de edad, algunos niños autistas pueden evolucionar de forma natural"

La psicoanalista Libertad Orazi aboga por la intervención integral con la familia y el colegio para tener éxito y apunta signos de alarma desde que son bebés

La psicóloga y psiconalista infantil, Libertad Orazi

La psicóloga y psiconalista infantil, Libertad Orazi / Jose Navarro

Victoria Bueno

Victoria Bueno

Los resultados positivos que ha logrado llevan a Libertad Orazi, psicóloga y psicoanalista especializada en autismo, a asegurar que la detección temprana es tan decisiva en estos casos que, si se interviene de forma adecuada junto a las familias y el colegio desde antes de los tres años de edad, algunos de estos niños llegan a evolucionar de forma natural y la afección desaparece.

El próximo 28 de marzo a las 20:15 imparte una charla bajo el epígrafe "Repensar el concepto de autismo", en la sede Universidad de Alicante, en Ramón y Cajal 14, organizada por la Asociación Infancias, colectivo interprofesional de Alicante con 700 integrantes para el buen desarrollo de la infancia.

¿Por qué plantea que hay que repensar el autismo?

Es un tema muy controvertido. Trabajo desde el año 1981 en Alicante, y lucho para que los casos se detecten temprano y que se haga junto al grupo de psicólogos especialistas en niños y adolescentes y el psicólogo en el colegio. Ahora se está empezando a lograr que se tenga en cuenta al niño.

Libertad Orazi

Libertad Orazi / Jose Navarro

Parece básico que el niño sea el centro, ¿no es así?

Los profesionales que trabajamos con el niño queremos que se haga de forma integral, con el psicólogo, el neurólogo, el genetista, el colegio y la familia, y no es fácil. Mi forma de trabajar está abierta a otras cosas y circunstancias que no se tienen en cuenta. Si no se trabaja de forma integral, es mas difícil la evolución.

Los últimos casos que he tratado incluso se ha detectado antes de los dos años de edad

¿Dónde diría que está la clave?

En la detección temprana, antes de los tres años. Hay que ver qué le pasa, las singularidades, y no perderse en lo universal. Si no es así, se endurece y el trabajo solo puede ser parcial. Los últimos casos que he tratado incluso se han detectado antes de los dos años de edad y el trabajo se ha centrado no solo con el niño, sino con toda la familia y he tenido la suerte de poder hacerlo también con el colegio, en contacto estrecho para ver qué necesita el niño.

Hay que atender al niño y a la familia porque se podría detectar incluso desde que son bebés

¿No se hace así habitualmente?

No se escucha ni al niño ni a la familia. Cuando las madres dicen que ven distinto a su niño, que de pronto entra en pánico con la aspiradora por ejemplo, que está sordo, hay que atenderlas porque se podría detectar incluso desde que son bebés.

¿Hay signos de alarma que pueden alertarnos desde tan pequeños?

Si se detecta desde bien pequeño hay signos de alarma, pero ojo que no digo que se trate de un niño TEA ni autista, sino con una pulsión autista. En un momento dado se pensó que sería interesante difundir signos de alarma para favorecer una detección temprana, pero se dispararon los casos, todo el mundo veía algo en su niño.

Pero habrá situaciones evidentes.

Comúnmente se sabe por ejemplo si está sordo por una audiometría, y hay signos que aparecen a una edad muy temprana y si se tienen en cuenta, se puede lograr una detección temprana. Por ejemplo, a los dos meses de edad se da la sonrisa intencional y si no aparece es que algo está pasando, o que cuando se coge al bebé se tira hacia atrás. Son los ajustes posturales de alrededor de los cuatro o cinco meses, o la participación del abrazo.

¿Y a partir de esos signos, qué toca hacer?

Tanto el pediatra como el educador deben estar atentos cuando pasa y no contentarse si se retrasa en el habla, con decir que ya hablará, porque el problema no es del habla, se confunde el trastorno del habla con autismo y no tienen nada que ver. Cuando llegan a la consulta después de tiempo, con seis años ya, y veo el informe, se refleja que hay aislamiento y se dictamina como exceso de TEA, pero no es así. Si solo te fijas en los rasgos exteriores, te vas a confundir con otras patologías y psicosis tratadas como autismo.

¿Cuál es su planteamiento?

Planteo que el diagnóstico es importante pero que no se les puede catalogar y poner una etiqueta, como que se queda con TEA para toda la vida y no es así. Es importante señalar qué trastornos puede haber en la infancia. El niño se está acomodando y hay ajustes, pero no tienen por qué ser para toda la vida. Si intervenimos de forma adecuada, hay una evolución. Un niño puede sufrir de funcionamiento autista y yo planteo que es una afección que padece o sufre y que se puede eliminar por completo según la gravedad y sus causas.

Abre usted una puerta de esperanza enorme, ¿realmente se erradica el autismo?

Trabajando desde los 18 meses de edad y de forma vincular con el niño, la familia, el colegio y otros profesionales, que es lo ideal, se puede llegar a un cambio de estructura de forma que ya no es autismo y pasa a ser un niño mas. Se le da el alta, no hace falta trabajar nada. Su desarrollo ya puede ser normal. Pero si se trata más tarde y a través del adiestramiento de la conducta se le enseña a hablar, es algo aprendido, no critico otras metodologías pero digo que trabajando de la otra forma el niño comienza a hablar de forma natural como lo haría en su relación materno filial, el lenguaje surge del propio niño.

¿Se tiene claro el origen?

Desde la vida intrauterina hay cantidad de situaciones que afectan al proceso de estimulación cerebral, como pueden ser situaciones críticas de los padres, la muerte de alguien, que pueden facilitar o inhibir la evolución de los genes porque el proceso neuronal no está predeterminado. Y luego están las palabras, los afectos o el maltrato, que alteran la química corporal. Con el tratamiento  se establecen nuevas conexiones neuronales que quedan permanentes, se conectan las neuronas, pero si el aprendizaje es externo no se mantienen, es solo un adiestramiento por más estimulo que se le ponga.

Dentro de una psicopatología puede haber rasgos autistas, hay que huir de etiquetar.

Apuesta entonces por profundizar desde el minuto cero.

La mente humana es complejísima, no se puede uno limitar a la descripción de síntomas. Lo que digo es que dentro de una psicopatología puede haber rasgos autistas pero que su estructura es otra, y que hay que huir de etiquetar. Antes incluso de la pandemia todos los niños con una disfunción cerebral mínima se dictaminaban TEA, y luego TDAH por hiperactividad cuando en el TEA hay cuatro patologías y la gente solo ubica el autismo. En mi opinión no están bien diagnosticados y hay mucho sufrimiento.

Concrete entonces qué es el autismo.

Es el fracaso del acceso a la intersubjetividad. Quiere decir nada más y nada menos que no diferencian lo suyo del otro, no hay otro. Lo común es que te cojan de la mano como una prolongación del niño, no eres otro, no existe esa diferenciación. Cuando el niño viene al mundo está sumergido en sensaciones, estímulos del interior, hambre, sueño, y lo exterior son ruidos, luces y golpes que les llegan a través de sensaciones que no están integradas, cada una le llega por un lado y tienen que haber un otro que integre esas sensaciones, las conexiones sensoriales, integrar el gusto; si le da el pecho se integran el tacto, la voz, el olor, la vista, y si se da esa integración el funcionamiento está normalizado. Además el actúa también como barrera por ejemplo contra el ruido, tranquilizándole.

A muchos bebés les someten a las pantallas desde los tres meses, una sobreestimulación que no filtran

¿Algún otro efecto exterior a tener en cuenta?

Que no puede haber sobreestimulación porque es necesaria la segmentación de flujos sensoriales. A muchos bebés les someten a las pantallas desde los tres meses, con el Baby Einstein o el móvil, lo que sea. Son cantidad de estímulos que el niño no filtra y para poder elaborarlos tienen que retirarse, como ensimismarse. Si fallan estos tres requisitos, integración, barrera y segmentación, se meten en una cápsula, se aíslan para protegerse de la acumulación de sensaciones y no desarrollan ni el lenguaje ni el pensamiento.

Y asegura que se les puede sacar de la cápsula.

Para sacarlos de la cápsula no hay que ir con nada preestablecido. Entiendo que a veces se pongan sellos ante la incertidumbre que supone un niño con funcionamiento autista, es muy duro, pero se pueden hacer las coas de otra manera. Estamos trabajando en ello.

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