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Las lluvias dejan el equivalente a 150 hm³ de agua de riego y ahorran 60 millones de euros a la agricultura

El embalse de Guadalest vierte al mar cerca de 5 hm³ en dos días por no existir una estación que bombee ese caudal a l´Alacanti y Medio Vinalopó

Los agricultores se han ahorrado sesenta millones de euros en agua gracias a las lluvias

El frente de borrascas que ha descargado en las últimas dos semanas hasta 700 litros por metro cuadrado en muchos puntos del norte de la provincia no solo ha dejado reservas para todo el año y llenado acuíferos -el rebrote natural de las fuentes del Algar es el claro ejemplo-, sino que ha hecho posible un ahorro de 60 millones de euros a los agricultores que trabajan las 200.000 hectáreas de regadío de la provincia.

Según datos del Instituto Universitario de Geografía de la Universidad de Alicante, la lluvia equivale a unos 150 hm³ de agua de riego que tiene un precio medio de 0,40 euros/m³ (trasvase, acuíferos y desalación) o, lo que es lo mismo, 400.000 euros por cada hectómetro cúbico de agua comprado.

La provincia tiene en producción alrededor de 200.000 hectáreas de regadío, en las que se cultivan cítricos y hortalizas. Casi todas con riego localizado o a presión, de ahí la importancia de recibir el agua del trasvase. No ya por la calidad y precios, sino por la forma de administrarla. Las lluvias han supuesto dos riegos, es decir agua para unos cuatro meses a razón de 4.300 m³ por hectárea de uva de mes y 5.500 m³ para el cultivo de cítricos.

Con la excepción de los regadíos tradicionales de la Vega Baja, que captan el agua directamente del río, el resto de los agricultores de la provincia cuentan con riego localizado y pagan, de media, 0,40 euros/m³ a pie de parcela, según apunta Antonio Rico, director del Instituto.

Una buena noticia a la que se suma el que una semana las borrascas ha acabado, según Jorge Olcina, director del Instituto de Climatología de la Universidad de Alicante, con la sequía en buena parte del litoral mediterráneo. En la Comunidad Valenciana. Marzo ha batido récords de cantidades acumuladas en marzo en las provincias de Alicante y Valencia. Y ha estado muy cerca del umbral de lluvia acumulada, por término medio, para marzo de Castellón.

Embalse de Beniarrés, al 95% de su capacidad Juani Ruz

“Destacan las cantidades que se han acumulado en localidades del interior de Alicante y Castellón y del sur de Valencia, con cifras que superan ampliamente los 300 litros por metro cuadrado en pocos días. Las lluvias son consecuencia de los reajustes del balance energético regional en el hemisferio norte que trascienden a la circulación atmosférica”, explica Olcina.

El resultado es la formación de gotas frías en latitudes ibéricas. En marzo ha habido cuatro, que se instalan sobre el golfo de Cádiz y favorecen el desarrollo de lluvias en el sur y este de España. Y además arrastran polvo sahariano en gran cantidad,. En apenas una semana las lluvias permiten alejar el fantasma de la sequía en el litoral mediterráneo.

Se ha almacenado agua en embalses y acuíferos y se ha humedecido el suelo lo suficiente para garantizar cosechas y abastecimientos urbanos en lo que queda de año. Olcina argumenta, en este sentido, que “quien sigue pidiendo aguas de trasvase en estos momentos, porque no quiere aceptar que la planificación del agua debe estar cada vez más asociada, espacial y temporalmente, con el funcionamiento de una atmósfera cuyos patrones de circulación están cambiando en el contexto de cambio climático que vivimos. Pero por encima de esto, lo importante es que el agua ha hecho acto de presencia después de semanas de anticiclón”.

Por otro lado, la lluvia deja otra derivada que evidencia la inoperancia con la que también se administra el agua en Alicante: el embalse de Guadalest ha tenido que abrir compuertas por seguridad a razón de 20 m³/segundo. Caudal que se va directamente al mar a pesar de que se podría haber enviado a l`Alacantí y el Vinalopó por la conducción Rabasa-Amadorio. El proyecto de bombeo lleva más de diez años en un cajón de la Confederación del Júcar. No es la primera vez pasa.

Sucedió en 2017 y en 2020 y esta coyuntura demuestra la indolencia de la Administración, incapaz de haber conectado las comarcas de las Marinas con el interior de la provincia y la Vega Baja y aprovechar estos caudales cuando se producen crecidas como las de este mes de marzo. Recordar, en este sentido, que el Consorcio de Aguas de la Marina Baixa, ha trasladado en varias ocasiones en los últimos años que sería oportuno contar, por ejemplo, con más balsas para retener el agua, pero nunca se ha atendido su petición.

El pantano del Amadorio, en La Vila, está conectado con el de Guadalest y tambíén con Alicante a través la denominada conducción Rabasa-Fenollar-Amadorio. Se trata de una conducción que conecta los depósitos de Rabasa y Fenollar y su correspondiente impulsión. Esta obra tiene por objeto garantizar el abastecimiento de las comarcas de l'Alicantí y Marina Baixa en donde se está produciendo una sobreexplotación de acuíferos -solventada este marzo gracias a las lluvias- pero solo es de una dirección porque nunca se planteó hacerla reversible.

De hecho, el Consorcio de de Aguas de la Marina Baixa tiene firmado Acuamed recibir 500.000 m³ al año de agua desalada de la planta de Mutxamel para garantizar el abastecimiento urbano de sus municipios. De hecho, en 2016 la Confederación Hidrográfica del Júcar construyó una una nueva estación de bombeo que permite incorporar los recursos generados en la planta desaladora a la conducción Rabasa-Fenollar-Amadorio. Esta estación, junto a los depósitos del Ramellat, está equipada para elevar el agua.

Para ello, se instalaron cuatro bombas con capacidad para elevar cada una de ellas 735 m3 por hora. En 2016 también se repararon nueve tramos con una longitud total de 11.775 metros de los 40 kilómetros que tiene la infraestructura en los términos municipales de Alicante, El Campello y Mutxamel.

La conducción fue construida en 1996 para afrontar la sequía que tuvo lugar durante los años 1994 y 1999, y fue puesta en explotación en el período de sequía de los años 1999 a 2001, pero nunca se hizo el bombeo para llevar agua al contrario. Hoy, del embalse de Guadalest vuelven a desembalsarse cerca de 5 hm³ de agua de lluvia al mar, aunque a un ritmo de 5 metros cúbicos por segudo, quince menos que el sábado

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