La despoblación afecta ya a uno de cada cinco municipios de Alicante

Una treintena de localidades cuentan con menos de 300 habitantes o muestran una tendencia muy negativa en envejecimiento y emigración - Algunos pueblos apenas cuentan con vecinos en edad escolar o ni siquiera los hay ya

Dos mujeres charlando en la plaza de Fageca, una de las localidades con menos habitantes de la provincia.

Dos mujeres charlando en la plaza de Fageca, una de las localidades con menos habitantes de la provincia. / Juani Ruz

La despoblación afecta ya a más de una quinta parte de los municipios de Alicante. Así lo revelan los últimos indicadores al respecto que ha publicado el Institut Valencià d'Estadística (IVE), elaborados a partir del padrón de habitantes a 1 de enero de 2022. En la provincia hay 21 localidades con menos de 300 habitantes, y otras nueve tienen unos parámetros demográficos muy negativos, de manera que cuentan con al menos cuatro de las seis exigencias fijadas por la Generalitat como para ser considerados en riesgo de quedar vacíos. Esos 30 ayuntamientos suponen un 21,3% del total, y además hay otra decena que escapan de esos criterios por la mínima.

Como ya publicó este periódico, el gobierno autonómico ha flexibilizado las condiciones para que un municipio sea considerado en riesgo de despoblación y acceda de esa forma a todas las líneas de ayuda establecidas por la Agenda Avant, la Dirección General de la Generalitat encargada de esta materia. Junto con el listón de 300 habitantes, se miden la densidad de población, la evolución del padrón, el saldo vegetativo, la tasa migratoria, el índice de envejecimiento y el índice de dependencia. En la nueva Ley Antidespoblación, aprobada por el Consell en enero y en proceso de tramitación en las Cortes ahora, se reducen de cinco a cuatro los parámetros que debe cumplir cada localidad.

Una densidad de población inferior a 20 habitantes por kilómetro cuadrado, un índice de envejecimiento mayor de 250 o una tasa de crecimiento vegetativo inferior a -10 son algunos de estos baremos. Esto es lo que hace que, por ejemplo, Relleu y Beniarrés, con 1.171 y 1.078 habitantes, respectivamente, puedan acogerse a los diferentes programas que tiene en marcha la Agenda Avant. Estos dos municipios se encuentran muy envejecidos, y en el de El Comtat se suma la pérdida constante de vecinos, algo que en la localidad de la Marina Baixa se ha visto mitigado en los últimos años por la llegada de población extranjera.

Menos halagüeño aún es el panorama en Castell de Castells, que alcanza cinco parámetros de despoblación, y en l'Orxa, Planes y Tàrbena, que cumplen con los seis. En estas localidades el envejecimiento es especialmente acuciante, y tampoco hay una inmigración, ni siquiera de personas mayores, que palie la situación. De los citados casos el más complicado es el de l'Orxa, que en una década ha perdido el 22,5% de su población, al pasar de 729 a 565 habitantes. Hay que tener en cuenta también, en este sentido, aspectos que no se miden porque van más allá de lo demográfico, como la ubicación, que en este municipio, con un único acceso por carretera en condiciones, resulta bastante desfavorable.

Pueblos sin niños

Las políticas puestas en marcha en algunas localidades para el establecimiento de familias con niños ha llevado a que mejoren su situación y no estén oficialmente en riesgo de despoblación, aunque en la práctica el peligro no deja de estar presente. Agres y Sella, con 589 y 592 vecinos, respectivamente, superan por poco los baremos fijados por la Generalitat. En otros casos, el aumento del padrón en los últimos años ha supuesto un alivio, como en la Vall de Laguar o la Vall de Gallinera. Este último municipio, con todo, sigue cumpliendo cuatro indicadores de despoblación, por lo que permanece en la lista de los más amenazados.

La pandemia trajo como un efecto colateral un cierto "regreso a los pueblos", que en algunos lugares se sigue notando pero que en otros fue flor de un día o ni siquiera llegó a producirse. En la Vall de Seta, en El Comtat, el área menos poblada de la provincia, se observa claramente el contraste entre Gorga, puerta de entrada al valle y que mantiene algunos servicios, y que en dos años ha subido de 241 a 270 habitantes, y Tollos, que está ahora en su mínimo histórico con tan solo 30 empadronados. En esta localidad ni siquiera se puede calcular el índice de envejecimiento porque no reside ninguna persona menor de 16 años.

Tollos es el único caso extremo en la provincia de Alicante de un pueblo sin niños, pero si la tendencia no cambia habrá más en un futuro nada lejano. En Famorca solo uno de sus 48 vecinos es un menor en edad escolar, mientras que en Benimassot hay dos, en Fageca tres y en la Vall d'Ebo seis. Estos municipios presentan índices de envejecimiento superiores a 1.000, cuatro veces más de lo que fija la Generalitat para considerar que una localidad está en riesgo de vaciarse.