Los niños y los mayores, el nuevo objetivo de los ciberdelincuentes en Alicante

Los delitos de este tipo aumentan un 29% en el último año y se duplican con respecto a 2019: ya son más de 13.000 anuales en la provincia. Los criminales roban datos mediante "trampas" en los juegos más populares

Dos niñas juegan con el teléfono de sus padres mientras estos realizan tareas domésticas.

Dos niñas juegan con el teléfono de sus padres mientras estos realizan tareas domésticas. / David Revenga

Alejandro J. Fuentes

Alejandro J. Fuentes

La pandemia del coronavirus, no solo trasladó la vida diaria al interior de los hogares y convirtió en digitales casi todas las relacione y trámites, sino que -debido al aumento del uso de los aparatos electrónicos- también trajo consigo un aumento de la ciberdelincuencia, que se ha disparado desde el año 2019 en los distintos municipios de la provincia de Alicante. 

En concreto, según el último Balance de Criminalidad publicado por el Ministerio del Interior -cuyos datos se corresponden con el periodo comprendido entre enero y diciembre del 2022- los ciberdelitos aumentaron en la provincia alicantina un 29% con respecto al año anterior. Una estadística que se agrava aún más si se compara con las cifras registradas en 2019, el último año antes de la pandemia. Los crímenes digitales se han duplicado desde entonces.

La provincia registró un total de 13.067 ilícitos de esta clase el pasado año. Un tipo de crimen que creció en Alicante a un ritmo muy superior al del resto de la Comunidad Valenciana: ya son un 108% más que en 2019, mientras que la región ha experimentado un aumento del 80%.

Por municipios, la capital encabeza el listado con mayor número de crímenes digitales al registrar casi 3.500, seguida de Elche, con 1.386 y de Benidorm y Alcoy, que superan los 500 ciberdelitos. En cuanto a las localidades con los datos más bajos: Novelda, L’Alfàs del Pi y Aspe apenas registraron casos: 49, 78 y 90 respectivamente en todo el año pasado.

Estafas

Dentro de los delitos digitales, las estafas son el gran peligro para los internautas. Este tipo de crímenes representan el 86% del total de los cometidos en la provincia: 11.271 casos, concretamente.

Sin embargo, esta clase de engaños han evolucionado con los años al igual que los usuarios y cada vez son menos frecuentes los correos electrónicos en los que se piden grandes transferencias de dinero a cambio de promesas como la herencia de un príncipe de Arabia Saudí que no tiene herederos.

Ahora, los métodos son mucho más sofisticados y buscan la vulnerabilidad de quienes están menos habituados a lidiar con los intentos de estafa: los niños y los mayores.

Fernando Miró es el director del Centro CRÍMINA de la UMH, dedicado a la investigación científica aplicada y a la formación de profesionales en materia de análisis, prevención y tratamiento de la delincuencia. Advierte de que, actualmente, el «phishing», que es el nombre que reciben los delitos en los que se busca conseguir información personal y bancaria, ha cambiado : «Ya no se necesita acceder a la cuenta, sino que basta con conseguir que se realicen pagos por medios más sencillos como Bizum».

Una persona mayor intenta acceder a su cuenta bancaria en el ordenador.

Una persona mayor intenta acceder a su cuenta bancaria en el ordenador. / DAVID REVENGA

El experto de la UMH señala que el aumento del uso de la tecnología por parte de pequeños y mayores también trae consigo el aumento de los ciberdelitos enfocados a estos rangos de edad porque tienen «un menor conocimiento de su uso y de cómo prevenir este tipo de estafas».

En este sentido, Miró alerta del proceso de «gamificación» de la tecnología: «Ahora todo se está convirtiendo en un juego, y son las propias aplicaciones las que introducen a los niños en dinámicas peligrosas como las apuestas o el mundo de las cryptomonedas, que no dejan de ser inversiones financieras para las que no están preparados». 

Los juegos pensados para los más pequeños como Roblox -muy popular entre los niños menores de 10 años- incluyen cada vez más anuncios de productos que pueden incluir pagos adicionales, algo que los ciberdelincuentes están aprovechando. Muchos de los intentos de «phishing» se ocultan detrás de falsas ofertas en las que se intenta convencer a los niños de que descarguen la última versión de una aplicación que puede ser fraudulenta, o a que introduzcan información comprometida para recibir recompensas gratuitas en un juego determinado.

Una conducta que puede resultar especialmente peligrosa cuando gran parte de los niños que utilizan tecnología de forma habitual lo hacen a través de los dispositivos de sus padres o sus abuelos: «Una de las soluciones más evidentes es la de no compartir los aparatos electrónicos porque el niño no controla el mensaje que recibe, pero el padre tampoco está al tanto de lo que puede incluir el juego en el que participan sus hijos». Además, evitar hacer uso de funciones como la de autocompletar formularios y contraseñas también dificulta que los más pequeños faciliten datos a los «hackers».

El director de CRÍMINA recuerda que, a la hora de hablar de tecnología, todo aquello en lo que se recibe alguna ventaja de forma gratuita «es porque realmente el producto eres tú» y señala que «no solo hay que tener en cuenta lo que se hace con la aplicación, sino lo que la aplicación hace contigo». Además, añade que aunque estar pendiente es una buena forma de prevenir este tipo de engaños «lo fundamental es que exista mayor educación tanto en los hijos como en los padres y los mayores para saber cómo hacer uso de la tecnología de forma segura, así como conocer los peligros a los que pueden enfrentarse».

En este sentido, Miró advierte de que no solo hay que estar «alerta» por las posibles prácticas ilegales, sino sobre todo por aquellas que tienen apariencia de ser legales -o incluso lo son- y pueden terminar igualmente solicitando información comprometida, como la ubicación o acceso al micrófono a través de la aceptación de los términos de uso para los usuarios. 

Más delitos sexuales

El Balance de Criminalidad publicado por el Ministerio del Interior no solo recopila los datos sobre los delitos digitales, sino también sobre todo tipo de crímenes cometidos en la provincia durante el pasado 2022. Los que más aumentaron: los delitos sexuales y los hurtos y robos.

En cuanto a las agresiones con penetración, el pasado año se dispararon el Alicante: el ministerio registró un total de 161, un 60% más que en 2022 y casi un 90% por encima de los crímenes de este tipo que se cometieron en los municipios alicantinos durante el año 2019.

También se han reducido en los últimos años -pese a experimentar un repunte del 20% el pasado año- los homicidios dolosos y asesinatos consumados en la provincia, que en 2022 fueron 12, frente a los 14 del 2019.

Por otro lado, tanto los robos con violencia como los hurtos aumentaron en torno a un 30% el pasado año, cometiéndose un total de 1.583 y 1.204, respectivamente, a pesar de que ambos han disminuido en comparación con los años previos a la pandemia.

Un dato que refleja el peso que ha ganado la tecnología en todos los sectores de la vida cotidiana. Al respecto, Fernando Miró señala que «hemos trasladado gran parte de nuestras actividades diarias al espacio digital, que es donde pasamos más tiempo», por lo que resulta lógico que, «debido al proceso de digitalización ha disminuido el crimen en el espacio físico al mismo tiempo que se ha disparado en el mundo tecnológico».

De acuerdo con el análisis de Miró, el total de delitos «convencionales» en la provincia se ha reducido ligeramente -en concreto un 0,5%- mientras que los delitos relacionados con el mundo digital experimentaron una subida del 108%.

En total, según el balance del departamento ministerial, los delitos de cualquier tipo cometidos en la provincia durante el pasado año fueron 94.363, un 19% más que en 2021 -cuando se situaron en torno a los 79.000- y un 7% más que en el año 2019, que se cerró con 87.979 ilícitos registrados por las autoridades.