Broncas, alcohol y sexo en un barrio de Alicante

Santa Cruz es testigo de actos vandálicos, actos explícitos y consumo de sustancias ilegales en una situación insostenible para los vecinos

Sexo en plena calle en el casco antiguo de Alicante

Rafa Arjones

El barrio de Santa Cruz en Alicante es conocido por su estética prácticamente única, que le hace ser visitado por cientos de personas para tomarse fotos y disfrutar de un agradable paseo. A las faldas del Castillo de Santa Bárbara y del parque de La Ereta, su imagen nocturna dista mucho de la diurna. Los vecinos aseguran que están hartos: sexo, drogas y botellón son algunos de los actos habituales en las estrechas y empinadas calles de este distrito, que pide poner fin a esta situación.

Esta misma semana, sus calles han sido noticia debido a las palabras que una vecina dirigió a una pareja de jóvenes que se hacían fotos y vídeos bajo su vivienda. Las chicas, unas turistas que inmortalizaban su amor en el casco antiguo de Alicante, recibieron una dura reprimenda que miles de usuarios, y también varios representantes políticos, han interpretado como un ataque homófobo, algo que rechaza la antagonista por imposición popular de esta historia.

Sexo en plena calle en el casco antiguo de Alicante

Rafa Arjones

Su nombre es Carolina Cerdán y no duda en reconocer que las expresiones que empleó no fueron las más afortunadas. La mujer, vecina desde hace años de esta parte de la ciudad, llega a calificar sus palabras como «repugnantes», tanto como las escenas que prácticamente tiene que ver a diario y que motivaron (que no justificaron) su polémica participación en este asunto, convertido en jaleo nacional.

Dos personas mantienen relaciones sexuales en Santa Cruz (imagen cedida por los vecinos).

Dos personas mantienen relaciones sexuales en Santa Cruz (imagen cedida por los vecinos). / Información

La mujer agradece con cierta ironía la enorme magnitud que han adquirido los hechos, ya que así la población tendrá la oportunidad conocer cuál es la realidad del barrio. «Somos un decorado para despedidas», este es el término elegido por la vecina para definir la situación que sufre el casco antiguo, pero que se queda corto para describir el panorama que viven los residentes de la zona, «abandonada y ninguneada desde hace décadas», pero que atraviesa ahora sus peores días.

Grabados en vídeo

Los vecinos tienen grabados numerosas escenas en las que las calles de Santa Cruz han sido testigo de actos sexuales en público. Carolina lamenta que estas dos turistas hayan tenido que pagar el pato por compartir unas muestras de afecto ante la cámara de su móvil. Su comportamiento estaba lejos de tener la carga sexual que sí poseen otros de los muchos actos realizados al amparo de la oscuridad en los escalones y callejuelas de uno de los rincones más emblemáticos de la ciudad, punto de reunión de desenfrenadas citas donde los jóvenes liberan su deseo sin ningún pudor y practican todo tipo de posturas a escasos metros de la entrada de las casas.

Entre los puntos más calientes se encuentran los próximos al acceso al parque de La Ereta a través de Navíos, o las calles San Rafael y Muchamiel. También la salida de la Pasarela Tío Farina.

Estos encuentros están desbordando la paciencia de los vecinos, que creen injusto que «ahora se nos señale de homófobos». En este sentido, la principal protagonista recuerda que otros residentes, que comparten el motivo de estas quejas, forman parte de la comunidad LGTB y carga también contra los políticos que son «conscientes de lo que ocurre en el barrio», que no han aportado ninguna solución al respecto, pero que no han tardado en criticarla por su actitud hacia las dos chicas, implicadas de manera involuntaria en una polémica que poco tiene que ver con ellas.

Sin pudor

Unos actos que corrobora, entre otros residentes del barrio, Javier Mingallón, quien además pertenece también al colectivo LGTB: «Llevamos sufriendo ya muchos años porque el barrio de Santa Cruz es peatonal, y el acceso de la policía es complicado. Es una pena ver todo este tipo de acciones. La gente joven y menores de edad van allí a hacer el botellón, van a fumar porros y, en definitiva, hacen todo lo que en el centro no se puede porque se pasa constantemente con el coche. A las diez de la noche hemos visto sexo en la calle, y pasa en varias calles», lamenta.

Además de los actos sexuales explícitos, del botellón y del consumo de drogas, los vecinos lamentan que su paso por el barrio provoca destrozos tanto en el mobiliario urbano como en los elementos ornamentales propios ed los residentes como las macetas: «Rompen el mobiliario, incluidas barandillas que son de cuatro metros de largo. Lo hacen de madrugada, de noche. Nosotros vivimos a pie de calle y si alguien hace algo allí es como si lo tuvieras en casa. Muchas veces la gente mayor llama la atención. Esta vez Carolina fue algo maleducada, no puedo negarlo, pero no se le dice nada homofóbico. Es una mala educación, una mala contestación, pero no es homofobia. En el barrio hay más de ocho casas de LGTB, yo soy una. Carolina se lleva bien con todos nosotros. Sufrimos estas cosas y a veces sales y dices una mala contestación. Se han cebado con ella cuando yo no creo que sea homofobia. Esto le da visibilidad al colectivo pero no hay una verdad, no hay un insulto a nuestra condición sexual. Y detrás de eso hay una verdad y es que aguantamos muchísimo y nos cuesta cuando pasa algo de esto decirlo de buenas formas», considera Javier.

Varios jóvenes saltan la valla que da acceso al parque de La Ereta.

Varios jóvenes saltan la valla que da acceso al parque de La Ereta. / INFORMACIÓN

En numerosas calles del barrio y, en especial, en el parque de La Ereta, se pueden observar durante el día los resultados de las noches de desfase:envoltorios de preservativos, botellas de alcohol, latas de cerveza y restos de drogas ilegales. Algunos residentes califican la situación como «insostenible» y temen que los problemas que ya sufren algunos vecinos del casco antiguo se trasladen también a Santa Cruz: «La problemática es muy grande, llevaré 18 años y cada vez va a peor. Ya no es cuestión de los pubs, aunque ahora abran de lunes a domingo. Encima de mi casa tengo un piso turístico y no se puede convivir. No todos los turistas son así, claro. Hay mucho joven, borracheras, escándalo y fiesta. Yo tengo vídeos en los que se aprecia a muchos menores que suben a La Ereta. Suben a hacer botellón, fuman y toman de todo. Se rompe mobiliario urbano y privado. También hay peleas. Es un infierno. Vas al médico y te recetan antidepresivos y diazepán. Yo no me puedo ir a otro sitio a vivir», lamenta Ana Milán, vecina de SantaCruz.

Otros afectados por esta situación, directamente, han decidido marcharse del barrio. Es el caso de Antonio G., que no quiere que se publiquen sus apellidos por el temor a represalias: «Yo ahora no vivo allí y vendí mi casa porque no se podía vivir. Era un problema de ruido y después de tres años vendí la vivienda, tras muchos disgustos e intentos de solucionar el problema», asegura este vecino que vivía en la parte más próxima al casco antiguo y que sigue perteneciendo a la asociación de vecinos porque considera «importante» poner solución a este problema.

Los vecinos reclaman más acción al Ayuntamiento para evitar que imágenes como las que comparten ellos mismos vuelvan a producirse.