El barrio de Alicante que quiere despejar su costa

Los vecinos de San Gabriel exigen la retirada de vías de la costa e insisten en su negativa a los macrodepósitos 

Un cartel ocupa parte de la fachada de un edificio exigiendo la retirada de vías de la costa.

Un cartel ocupa parte de la fachada de un edificio exigiendo la retirada de vías de la costa. / HÉCTOR FUENTES

Alberto Losa

Alberto Losa

El barrio de San Gabriel tiene dos caras. Una tranquila, con unas calles de buen aspecto, niños y mayores en las plazas y poco trajín. Y otra más activa, presente en los balcones y reivindicativa con derechos vecinales. Sus reclamaciones son múltiples, pero destacan tres: la retirada de las vías de la costa, el rechazo a los macrodepósitos de combustible en el puerto y una mejora en instalaciones como el centro de salud.

La presidenta de la asociación de vecinos de San Gabriel, Paz Sotodosos, asegura que las reivindicaciones no van a parar. La prioridad está en las vías del tren: «El día 3 está autorizada otra concentración. Nosotros decimos que sí al Corredor Mediterráneo, pero no a cualquier precio. Hay alternativas sin comprometerse a las vías en la costa, pero Alicante siempre está a la cola. Creemos que no ha habido un liderazgo en Madrid para defender Alicante ni de los diputados ni del alcalde».

Los carteles contra esta infraestructura son varios y se muestran especialmente en las fachadas frente a la estación de San Gabriel. Uno de ellos es una lona que ocupa la práctica totalidad de un edificio.

Sotodosos lamenta que se vuelva a considerar San Gabriel para este proyecto: «En diciembre va a hacer veinte años del estudio incial, que pasaba por Bacarot. Ahora, no estamos ni en alegaciones cuando hace veinte años estábamos aprobados». La asociación de vecinos considera además que en el proyecto hay otros problemas que perjudican a la ciudad: «El corredor tiene que servir también para conectar con el aeropuerto. Este año va a tocar techo superando los 15 millones de pasajeros de 2019. Y los cercanías Murcia-Alicante son de la época de Naranjito. Es una vergüenza que seamos los vecinos los que tengamos que salir al apeadero».

"Creemos que no ha habido un liderazgo en Madrid para defender Alicante ni de los diputados ni del alcalde"

Paz Sotodosos

— Asociación de vecinos

La asociación de vecinos es la más vocal, pero el resto de agrupaciones del barrio también se pronuncia en el mismo sentido, como señala Agustín Conesa, presidente del centro de mayores: «Vamos todos en el mismo barco. Estamos luchando por el tema de las vías». Conesa apunta que «todas las entidades nos vamos a juntar y no vamos a consentir que nos estén quitando parte de los privilegios que podemos tener» porque «es un barrio modélico, nunca ha dado que hablar».

Un asunto en el que también cuentan con el apoyo de los vecinos de Gran Vía Sur, ya que tras 20 años, lejos de recuperar los espacios litorales para disfrute del ciudadano, sobre el sur de Alicante se cierne, según los vecinos, la amenaza de la nueva planificación ferroviaria, que pretende, por un lado, reducir el trazado original de la Variante de Torrellano, para, atravesando San Gabriel, conectar con las vías existentes, y, por otro, electrificar y duplicar la vía que discurre por la costa. Otra de las grandes amenazas que perciben los residentes.

Macrodepósitos

La lucha para impedir los macrodepósitos en el puerto es otro de los grandes caballos de batalla de los vecinos. Una protesta en la que han contado con el apoyo del Ayuntamiento y de la Generalitat ante una decisión del Gobierno central. 

Conesa lamenta que prevalezcan los intereses de empresas privadas sobre las decisiones democráticas de los alicantinos: «Se aprobó en el pleno la no implantación de depósitos y ahora parece ser que la primera fase no se puede impedir. ¿Primero se acuerda en un pleno por unanimidad y ahora resulta que los depósitos de la primera fase sí se pueden poner?». Además, recuerda que es una protesta de hace décadas y no comprende cómo se ha reabierto el debate: «Se luchó ya hace treinta años para que no estuvieran ahí por el peligro sobre la ciudad y ahora parece ser que ya pueden entrar, cuando además el gasoil parece que va a ir desapareciendo en favor de otro tipo de energías en los motores».

"Vamos todos en el mismo barco. Estamos luchando por el tema de las vías"

Agustín Conesa

— Centro de mayores

Una opinión que comparten también los vecinos, que insisten en el peligro de implantarlos tan cerca de la ciudad, como señala Sotodosos: «El tema de los depósitos parecía aparcado. Es propiedad de un fondo australiano. En el año 1995 había un acuerdo de las tres administraciones para que no hubiera más depósitos, ¿por qué ahora un fondo australiano condiciona nuestra bahía? Al lado del puerto está la reserva marina de Tabarca y a eso hay que sumar los potenciales riesgos de explosión o vertidos de fuel. Cerca están almacenes de fertilizantes y betún asfáltico. Con estos temas nunca pasa nada hasta que pasa, y entonces es una bomba».

El pasado mayo, el Tribunal Constitucional anuló la norma del Consell que impedía los macrodepósitos en el puerto, lo que provocó profundas discrepancias tanto del entonces Consell del Botànic como del ejecutivo local de Barcala con el Gobierno.

La Conselleria de Urbanismo dio en el pasado marzo de 2022 lo que parecía un paso definitivo para impedir la instalación de los macrodepósitos para almacenar combustible en el puerto, al publicar en el DOGV una modificación de la Ley de Ordenación del Territorio y Paisaje (Lotup). La norma del Consell anulada por el Gobierno no autorizaba instalaciones para el movimiento de mercancías peligrosas (en este caso combustible) para gestionar más de 5.000 metros cúbicos a menos de un kilómetro del casco urbano, contado desde el perímetro exterior de la instalación. La planta de depósitos que promueve la mercantil XC Business 90 está planteada en unos muelles que distan 750 metros de las viviendas de San Gabriel y Benalúa Sur.

Barcala expresó entonces «el más absoluto de los rechazos a los macrodepósitos de combustible en el puerto de Alicante» y añadió que el Gobierno recurría «una decisión unánime de toda la ciudad para que se impidiera instalar a menos de 1.000 metros de zonas residenciales, educativas y sanitarias».

Centro de salud

Además de estos dos grandes temas, los vecinos exigen más cuidado en asuntos cotidianos, como la falta de equipamiento, en especial en cuanto al centro de salud: «El barrio se está convirtiendo en dormitorio. El centro de salud es irrelevante y muchos ni se censan aquí para poder seguir yendo al del sitio en el que vivieran antes o con sus padres. En noviembre va a hacer 25 años que se inauguró y, con el aumento de población, yo creo que debería de haber más». Conesa subraya que una de las grandes demandas es la de «un ambulatorio sanitario digno».

Este verano, los residentes organizaron una protesta en este sentido, ya que el centro de salud no solo quedó con pocos recursos para todos ellos, sino que cerró por un problema en la climatización. Este centro sanitario entró en funcionamiento en 1998 en los bajos de un edificio residencial de la calle Pego atiende al vecindario del barrio y da servicio a más de 8.000 cartillas.

Los vecinos consideran que su barrio está constantemente maltratado por las administraciones, y exigen que se protejan los intereses de los vecinos: «Siempre perdemos en todos los proyectos. ¿Todo tiene que ser a costa de San Gabriel?», cuestiona Sotodosos.