El roscón de Reyes no entiende de modas: en Alicante gana el de toda la vida

No hay noche de Reyes sin roscón y no hay roscón sin su receta de siempre. El dulce por excelencia de estas fechas es poco innovador, los hornos de Alicante aseguran que el más vendido es "el de toda la vida": clásico, con fruta escarchada y sin relleno, para mojarlo en chocolate. ¿Quién necesita más? A las puertas de una de las noches más mágicas (y dulces) del año, los profesionales se preparan para hornear más de 1.000 de estos dulces en una sola jornada. Un esfuerzo de 24 horas seguidas para que a nadie se quede sin probar fortuna, ya toque el rey o el haba.

El secreto del roscón de Reyes es la paciencia. La masa del roscón, aunque no es complicada a lo que ingredientes se refiere, sí exige unos tiempos de reposo. "Hay que amasar y dejarla respirar varias veces", aseguran Rosa y Manuel, madre e hijo, de la Panadería Bardisa Pérez. En este histórico negocio alicantino llevan varias generaciones acompañando a miles de familias de la ciudad en su noche de Reyes.

ROSCÓN DE REYES: El roscón clásico es el que manda en Alicante

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"Lo que más se compra es sin relleno, para mojar", apuntan. Aunque también hay quien le da por aventurarse con nuevas mezclas, además de los ya clásicos rellenos de nata y trufa: "Nos lo encargan de vez en cuando con cabello de ángel o con chocolate, que ya es bastante dulce, pero alguna persona lo ha llegado a pedir con dulce de leche".

En cuanto a otro de los grandes debates en torno al roscón de Reyes, la fruta escarchada, en Bardisa Pérez lo tienen claro: "El roscón lleva fruta, es parte del encanto" aunque, eso sí, con un detalle: "Nosotros lo horneamos con la fruta ya puesta, que queda mejor". En este aspecto, también hay clientes a los que les gusta ser creativos: "A veces hay quien le gusta con frutos secos".

El roscón de reyes tradicional triunfa

Los roscones de Reyes de la Panadería Castell, un horno ganador

Donde también son expertos en cómo conseguir un roscón que marque la diferencia es en la panadería Castell, en el alicantino barrio de San Blas. Este horno, último ganador del premio al mejor roscón de Reyes de Alicante, se prepara para una jornada maratoniana en la que atender a todos sus clientes: "Haremos una jornada completa, 24 horas", señalaban este miércoles con buen humor los hermanos Castell.

Su madre, Silvia Beviá, ya se prepara para un día en el que esperan vender al menos 1.000 unidades de este mítico dulce. Por su parte, sus hijos se niegan a revelar el santo grial de su éxito: "Si te lo dijéramos, tendríamos que matarte, pero los ingredientes tienen que ser de calidad".

En la panadería Castell también revelan que el clásico sigue siendo el rey de los sabores, aunque confiesan que algunos clientes intentan innovar con otro de los elementos icónicos del roscón: los regalos. "Quieren que pongamos sus figuras dentro, pero podrían derretirse en el horno, o incluso nos han pedido que metamos cosas de oro y luego si se pierden...".

El Roscón de Reyes: un dulce para todos

Para que nadie se quede sin su roscón, los hornos alicantinos también han apostado en los últimos años por nuevas variantes de este dulce que cumplan con las exigencias de todos los paladares. Desde roscones para personas con alergias e intolerancias, a tamaños para todo tipo de familias.

En la panadería J.M.García no solo elaboran estos dulces 100% sin gluten, sino que también se atreven con originales mezclas para aquellos a los que el sabor de siempre se les queda corto. El relleno de trozos de mango con nata y guayaba o el de crema de pistacho con trufa, chocolate bombón y cerezas son algunos de sus sabores más novedosos.

Además, los artesanos alicantinos señalan que también abundan los clientes que se decantan por formatos reducidos: "Hay personas mayores que están solas y se llevan uno pequeñito, que les aguanta para el desayuno, y también muchas parejas jóvenes que aún no tienen una familia grande pero no quieren perder la tradición".

Sin embargo, este 2024 nos quedaremos con la duda de cuál es el mejor de Alicante, después de que no se haya organizado el tradicional concurso anual que escoge la mejor receta de la ciudad. Aunque, para gustos, los roscones.