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Hombres, mujeres y animales: prohibido bañarse juntos en las playas de Benidorm (en 1907)

Una ordenanza municipal de principios del pasado siglo ya establecía una división de los arenales similar a las parcelas que el Ayuntamiento implantó al inicio de la pandemia de covid-19. Se aludían motivos sanitarios y se impedía a las personas de uno u otro sexo pasar de un lado a otro

Un numeroso grupo de niños, junto a varias mujeres, disfrutan de la playa de Levante de Benidorm, muy cerca del Torrejó, en una imagen de principios del pasado siglo que se conserva en el Archivo Municipal.

El estallido de la pandemia de covid-19 en marzo de 2020 forzó la maquinaria de particulares, empresas e instituciones públicas para buscar mecanismos con los que adaptar su día a día a la nueva normalidad. En Benidorm, escaparate turístico de la provincia y con unas de las playas más pobladas por metro cuadrado en periodos de máxima ocupación, el Ayuntamiento ideó un sistema de parcelas sobre la arena para evitar aglomeraciones y garantizar que los bañistas cumplían con la distancia de seguridad. Ahora, revisando en los archivos municipales, descubrimos que no es la primera vez ni las primeras parcelas que se establecen en estos arenales a lo largo de su historia.

En el año 1907, el entonces alcalde Vicente Zaragoza Soria, aprobó un extenso documento denominado "Proyecto de Ordenanzas de Policía Urbana y Rural de la Villa de Benidorm", donde se recogían todas las normas que regirían a partir de entonces la vida cotidiana de ciudadanos y empresarios de la localidad.

Tras un detallado estudio del documento, podría decirse que este alcalde, miembro de la familia propietaria de la casa de l'Hort de Colón y que ostentó la Alcaldía de 1906 a 1908 y entre 1910 y 1913, fue el inventor de las primeras divisiones en las playas por motivos sanitarios. Al menos, así lo justifica el documento aprobado durante su gobierno, que se conserva en el Archivo Municipal y que establece unas particiones probablemente normales para la época pero que a fecha de hoy resultan, cuanto menos, curiosas.

La normativa, de obligado cumplimiento para vecinos y para todo aquel que visitase Benidorm en los años del despertar turístico, establecía tres divisiones distintas. A diferencia de las parcelas acordadas para combatir el coronavirus en 2020 y 2021, que reservaban un espacio siempre voluntario pero de uso exclusivo para mayores de 65 años y que este año quedarán ya por completo desterradas, las de 1907 hacían una división al estilo de la época: hombres por un lado, mujeres por otro. Pero la cosa no quedaba ahí, porque también había un espacio propio para el baño de animales, "las caballerías" que menciona el documento, cuya franja de mar y arena quedaban alejadas de los hombres y justo al lado de las mujeres.

Extracto del Proyecto de Ordenanzas de Policía Urbana y Rural de Benidorm del año 1907, donde se establecen las normas del baño en las playas. David Revenga

Otra curiosidad de este documento es que no hace alusión a dónde debían bañarse los niños. Aunque la respuesta parece más bien obvia. Técnicos del Archivo Municipal de Benidorm indican que, por los usos y costumbres de la época, podría deducirse que las responsables del baño de los menores debían ser, casi con toda seguridad, las mujeres de la casa, hasta que los niños varones tuviesen una edad suficiente como para dejar a féminas e infantes y pasar a compartir el baño con los hombres.

De más cerca a más lejos

"Se señala para el baño de hombres en la playa de Levante la parte de mar comprendida dese las peñas del Castillo hasta el frente de la casa de Don Vicente Llorca; y para el de las mujeres, desde este punto hasta el sitio denominado vulgarmente paretetes. Las caballerías se bañarán desde este último punto expresado hasta la bassa seca" -donde ahora se encuentra el local Heart Break-, recoge el documento, que continúa expresando: "En la playa de Poniente, los hombres podrán bañarse desde las rocas hasta el frente de la casa de Don Francisco Zaragoza; y las mujeres, desde este punto hasta el primer puente. Las caballerías, en esta playa, podrán bañarse desde este último que se menciona hasta las 'Fontanellas'", es decir, aproximadamente a la altura de la actual avenida de Jaime I y, además, debía ser siempre de día y antes de las seis de la tarde, como establece la norma.

La edil de Patrimonio Histórico, Ana Pellicer, y la responsable del Archivo Municipal, con la normativa de 1907 y algunas de las fotografías que se conservan de las playas a principios del s.XX. David Revenga

De este modo, como se observa en el texto, además de tener el privilegio de bañarse alejados de los animales, también se reservaba a los hombres la comodidad de bañarse en el punto más cercano a lo que entonces abarcaba el núcleo urbano, tanto en Levante como en Poniente, mientras que para las mujeres era un espacio intermedio y las caballerías debían hacerlo en el punto más alejado de la urbe.

Y aún hay más. La ordenanza fija textualmente que "las personas de un sexo no podrán bañarse en los parajes que en este artículo se señalan para los de otro sexo, ni pararse o pasear por la orilla del mar en la parte que les esté prohibido bañarse".

Aunque se desconoce hasta cuándo estuvo en vigor esta norma, los técnicos del Archivo Municipal explican que no debió prolongarse más allá de un lustro. Y sostienen esta teoría por el hecho de que que hay documentos gráficos y películas antiguas de vídeo tomadas alrededor del año 1920 donde aparecen personas de ambos sexos bañándose juntas en la playa. Entre ellas, unos vídeos donados a la filmoteca valenciana por los herederos de una pudiente familia alcoyana, en los que se muestra cómo el matrimonio, los hijos y personal de servicio bajan a la playa con sus albornoces y se bañan todos en la misma zona próxima a la Punta de Canfali, en suyo hotel se hospedaban.

Ante todo, decencia

Por último, las normas sobre el baño en las playas fijadas a principios del pasado siglo también exigían cierto ornato: "Ninguna persona podrá bañarse de día sin cubrirse decentemente", apunta el documento, algo que tanto el alcalde Vicente Zaragoza Soria como otros que vinieron después siempre tuvieron muy presente.

De hecho, es de sobra conocida la relación de Benidorm con el bikini. Prohibido en las costas del país por "atentar" contra la moral cristiana, la ciudad turística fue una de las primeras en autorizar el uso de esta prenda de dos piezas gracias a la iniciativa de su alcalde más visionario, Pedro Zaragoza Orts, a mediados de los años 50, cuando realizó el famoso viaje en Vespa al palacio de El Pardo para convencer a Franco de que aquella prenda atraería a turistas del norte de Europa y, con ellos, muchas divisas.

Otra imagen de principios del pasado siglo en las playas de Benidorm. INFORMACIÓN

Aunque el Archivo Municipal conserva cientos, miles de documentos municipales sobre temática de lo más diversa, los técnicos de este departamento no han podido encontrar el supuesto decreto que Zaragoza Orts firmó para permitir el uso del bikini, lo que según algunos conocedores de la historia del municipalismo local podría indicar que realmente no hubo un documento oficial que autorizase textualmente su uso, sino más bien un consentimiento tácito, un hacer la vista gorda, y más para las turistas extranjeras que para las mujeres benidormenses o veraneantes de otros puntos de España.

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