La sequía y el calor aumentan un 65 % los incendios forestales en apenas tres meses

La escasa humedad en el combustible vegetal y la falta de gestión convierten el monte en un polvorín, coinciden los expertos

Incendio en Vall d'Ebo

Incendio en Vall d'Ebo / JUANI RUZ

Minerva Mínguez

Minerva Mínguez

Los incendios forestales se han incrementado casi un 65 % en los tres primeros meses de este 2024 respecto al año anterior. La sequía y el fuerte calor, incluso en las estaciones tradicionalmente más lluviosas y frías, han disparado más si cabe el riesgo en un bosque, el mediterráneo, ya de por sí proclive a las llamas. Entre enero y marzo se han registrado un total de 153 fuegos, frente a los 93 del pasado ejercicio en las mismas fechas. El total de hectáreas afectadas asciende a 327,9, casi la mitad de ellas en el último mes según las estadísticas de la Dirección General de Prevención de Incendios.

Por provincias, Valencia es la que mayor número de incidentes acumula con 104, seguida por Alicante (31) y Castellón (18). El aumento es preocupante a estas alturas del año, pero muy revelador de en qué situación se encuentran la mayoría de terrenos por la ausencia de precipitaciones, las elevadas temperaturas y la insuficiente gestión forestal según los expertos. En 2023 el número de incendios ascendió a 425 por lo que la progresión en este que ahora arranca no invita al optimismo.

Las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología de la Comunidad Valenciana avanzaban hace semanas una primavera muy cálida. La falta de humedad en el combustible forestal han convertido en un auténtico polvorín el monte, cada vez con mayor densidad por el abandono de las parcelas agrícolas y la pérdida de las prácticas tradicionales del mundo rural. La propia Conselleria de Justicia e Interior tuvo que rectificar hace unas semanas el inicio de la campaña de refuerzos de bomberos forestales de la Generalitat al 1 de abril cuando la había fijado inicialmente para el 1 de mayo.

En esa línea también adelantó la apertura de los Observatorios Forestales de la Comunidad Valenciana, que permiten una pronta detección del humo. Ubicados en puntos geográficos con máxima visibilidad, son capaces de alertar del fuego en sus fases más iniciales, incluso a más de treinta kilómetros de distancia. Un apoyo importante en un territorio con 1,3 millones de hectáreas de vegetación mediterránea, lo que supone el 56 % de la superficie total y que aumenta a razón de unas 3.000 hectáreas cada año. De ahí la reclamación de una gestión sostenible por parte de la Plataforma Forestal Valenciana.

Con poco menos de un centenar de incendios forestales a estas alturas de 2023, el Botànic prohibió las quemas agrícolas a menos de 500 metros de zonas boscosas a partir del 30 de marzo por las elevadas temperaturas y el alto riesgo en el monte. Como ahora. La ola de calor de aquellas semanas obligó a extremar las precauciones, anticipando una orden que solía entrar en vigor a partir del 1 de junio hasta el 16 de octubre.

Las quemas agrícolas

Cierto es que a finales de abril la entonces Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica volvió a permitir el uso del fuego aunque la restricción se mantuvo en los puntos situados a menos de 100 metros de terrenos forestales hasta el 31 de mayo.

Esta misma medida también la activó hace una semana el departamento de la consellera Elisa Núñez (Vox), aunque acotado solo al período de Semana Santa y Pascua, del 28 de marzo al 8 de abril ambos inclusive. Desde la conselleria que dirige el conseller José Luis Aguirre (Vox) se señala que se está en permanente contacto con Emergencias para no tener que avanzar el período de prohibiciones en el campo.

Los valores acumulados hasta el 29 de febrero arrojaban un total de 88 incendios, por encima de la media del último decenio (39). También la superficie afectada, 174,13 hectáreas, supera lo habitual para estas fechas del año (85,90 hectáreas). Es verdad que la superficie calcinada, en su mayoría, no suepera la hectárea (119 incendios de un total de 153).

La mano del hombre, bien por causas intencionadas o por negligencias, está detrás del grueso de lo que no dejan de ser conatos atajados a las pocas horas por los servicios de extinción. La pregunta que surge es qué ocurrirá si se dan muchos de estos fuegos de forma simultánea y en distintos puntos del territorio ¿Se podrá llegar a todo?

La desestacionalización

Desde la Plataforma Forestal Valenciana su presidente, Rafa Delgado, no se cansa de reclamar una mayor gestión forestal para evitar un «verano terrorífico» aunque ya se ha comprobado que los grandes fuegos «pueden producirse en cualquier momento». Los ejemplos más recientes son Villanueva de Viver en marzo de 2023, con 4.700 hectáreas arrasadas y Montitxelvo en noviembre pasado, con otras 2.500. Prueba de la temida desestacionalización.

Los agentes medioambientales reclaman también mayor compromiso a los propietarios de urbanizaciones para que mantenga sus zonas limítrofes limpias, mientras que los bomberos defienden las ventajas de las quemas prescritas en las zonas de mayor peligro. Un ejemplo es la Serra d’Espadà, uno de los puntos críticos como se ha podido comprobar con los últimos focos en localidades como Toga o Fanzara, casi a las puertas del parque natural.

Los 66 Observatorios de Vigilancia Forestal (OVF) están comunicados con las centrales provinciales de prevención de incendios. Pueden avistar puntos del territorio incluso a 30 km de distancia.

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