Cultura sostenible en un bancal de El Comtat

Dos artistas alicantinos crean el Bancal del Capellà, un espacio para compartir exposiciones y conciertos con público reducido. El lugar ha acogido ya algunas actuaciones experimentales y prevé involucrar a los vecinos de la zona

Pintura al aire libre con Segimon Vilarasau en el Bancal del Capellà

Pintura al aire libre con Segimon Vilarasau en el Bancal del Capellà / JUAN F. NAVARRO

África Prado

África Prado

Un pequeño bancal de 1.100 metros cuadrados con unos cuantos cerezos, olivos y albaricoques en algún lugar de El Comtat es suficiente para generar cultura. Este pedazo de tierra, que dos alicantinos inquietos empujados por la pandemia compraron en mayo del pasado año, se ha convertido en el Bancal del Capellà, un espacio al aire libre donde realizar exposiciones, conciertos o lo que se tercie y compartir la experiencia con el público, siempre en grupos reducidos y de forma sostenible

El artista Juan F. Navarro, matemático de profesión de 48 años, y la collagista Carla Vidal, de 36, se hicieron con este pequeño bancal, que bautizaron con el sobrenombre de quien se lo vendió «para preservar su origen», movidos por las ganas de respirar un poco de aire sin mascarilla, «por huir de Alicante, en gran parte por la pandemia, que ha tenido un peso específico, y en mi caso porque necesitaba salir de la ciudad», explica Navarro, impulsor de La Peluquería, una de las iniciativas más refrescantes de los últimos años en Alicante, que ofreció durante tres años encuentros artísticos previa reserva sin dar a conocer el lugar hasta el momento de la muestra.

La imposibilidad de continuar la actividad allí con la pandemia, primero, y la experiencia de una exposición efímera y secreta de Segimon Vilarasau en un descampado durante las restricciones, después, marcaron el camino del ahora proyecto común con Carla, quien comparte con Juan motivaciones artísticas y las ganas de salir de la ciudad. «El campo siempre me ha tirado muchísimo, pero no queremos que esto sea un espacio de aislamiento -aclara-. Es importante crear comunidad y que haya personas con las que hablar y compartir propuestas. Tenemos la idea de que la cultura es diálogo e intercambio».

Exposición de María Cano en el bancal

Exposición de María Cano en el bancal / JUAN F. NAVARRO

El pasado verano construyeron una plataforma con tablones de madera y unos soportes retráctiles y lo habilitaron de forma experimental como espacio expositivo y de conciertos con algunos de sus amigos. Por allí pasó de nuevo Vilasarau con una jornada de pintura al aire libre, María Cano expuso sus carteles de película y María Inglés cantó guitarra en mano sus canciones de Comando Autónomo. 

Concierto de María Inglés (Comando Autónomo)

Concierto de María Inglés (Comando Autónomo) / JUAN F. NAVARRO

«Queríamos ir probando cosas a ver cómo funcionaban y ahora la intención es crear una red para que pueda venir más gente», explican, tras avanzar que la próxima cita será el 19 de marzo con un concierto de blues de Lone Barkin. Ya lo han anunciado en su perfil de Instagram y quien lo desee puede contactar por este medio para acudir.

Para la preservación del lugar y el propio disfrute de los espectadores, la actuación será limitada a 20 o 30 personas, «algo que sea manejable, para que haya interacción y esto no se sature», apuntan los responsables que, condicionados por la climatología, hasta el día de antes no sabrán si hay concierto. Los interesados deben pasar antes por ellos, «porque les tenemos que dar las indicaciones para llegar. Esto está a unos 50 minutos de Alicante y de Valencia, en un bancal que no es accesible si no sabes dónde está», explican manteniendo vivo ese punto de semi-clandestinidad: «El que venga tiene que tener interés y compartir esta idea de cultura no masiva. Y traer calzado adecuado, que igual se mancha de barro», bromean.

Panoramica del bancal

Panorámica del bancal / JUAN F. NAVARRO

La relación con sus vecinos en el campo es muy gratificante -«nos dicen cuándo podar los árboles, se ríen de nosotros si nos ven quemando rastrojos después de haber llovido, nos enseñan a recoger la oliva y la cereza...», destacan ambos- y tienen intención de desarrollar en un futuro actividades que involucren a los habitantes de la zona.

Una última cosa: para el concierto del 19 de marzo, los cerezos ya estarán en flor.

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