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Los Premios Estruch se convierten en una fiesta de amor por el teatro

Los galardonados reciben las llàntias en una gala celebrada en un Teatro Principal de Alicante prácticamente lleno. Blanca Portillo, Carlos Hipólito y Juan Carlos Pérez de la Fuente resaltan la figura del «maestro» que da nombre a estas distinciones

Gala de los Premios Estruch de artes escénicasHéctor Fuentes

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Si José Estruch (1916-1990) hubiese ocupado ayer una de las butacas del Teatro Principal de Alicante habría visto pasar muchas escenas de su vida. Una vida plagada de historias, de pasión por el teatro, de huidas por el exilio, de internamiento en campos de concentración, de lucha por la libertad, de enseñanza por vocación y de innovación escénica por convicción.

Pero Estruch, considerado uno de los maestros y directores de escena más destacados del siglo XX, sí estuvo en el escenario. Con la voz de Carlos Hipólito, de Blanca Portillo y de Juan Carlos Pérez de la Fuente. Y desde sus palabras vio desfilar a los premiados, sus premiados, con los galardones que llevan su nombre y que distinguen el trabajo realizado sobre las tablas del Principal en la pasada temporada en ocho categorías. Y ya van por la sexta edición desde que en 2016 el teatro alicantino y el Instituto Gil-Albert pusieron en marcha esta iniciativa.

Así transcurrió la entrega de las llàntias correspondientes a la pasada temporada, como un acto de amor por el teatro y también de reconocimiento a un maestro.

No hubo presentador. Sí imágenes de Estruch y su vida, y también música y un coro, que dio paso a la intervención de la subdirectora del Principal, María Dolores Padilla, al comenzar la gala que este año superó con creces la ocupación de la edición anterior. 

La Llàntia -realizada por Miguel Bañuls por segundo año consecutivo- a la contribución a las Artes Escénicas de la Comunidad Valenciana fue la primera en entregarse. La recibió lacompañía ilicitana Ferroviaria, como referente en teatro de investigación, producción, docencia y exhibición. Su director artístico, Paco Maciá y la actriz y productora de la compañía, Eloísa Azorín, recogieron la estatuilla de manos del director general del Institut Valencià de Cultura, Abel Guarinos.

«Seguimos galopando en el mismo caballo», aseguró Maciá que consideró este galardón «un reconocimiento al trabajo realizado desde nuestros inicios».

La trayectoria de Cristina Fenollar y Manolo Ochoa en el campo de las artes escénicas recibió las llàntias a la carrera profesional. Dos compañeros de la escena, el dramaturgo y director de teatro Juan Luis Mira y la actriz Mila García les entregaron los premios. Para Fenollar supuso una especie de «reconciliación» con su ciudad; para Ochoa, un hecho emotivo en un teatro «que ha formado parte de mi vida».

 El tercer galardón de la noche fue el de la mejor interpretación de reparto, que recibió el elenco completo de Cigarreras, obra basada en la novela La Tribuna de Pardo Bazán, una obra sobre la lucha de las mujeres trabajadoras en la Fábrica de Tabacos de A Coruña. Tamara Canosa, Susana Dans, Merce Castro, Isabel Naveira, Covadonga Berdiñas, Ana Santos y Ledicia Sola fueron las galardonadas. A esta última entregó el premio Ana Ponsoda, directora general de Alicante Centro del Banco Sabadell. «Queremos compartirlo con todas las mujeres trabajadoras del teatro», afirmó.

José Estruch, el maestro

Carlos Hipólito se subió al escenario del Principal para recibir la Llàntia al mejor actor principal, «por su brillante interpretación» en Oceanía, el testamento artístico y vital de Gerardo Vera. Fue el concejal de Cultura, Antonio Manresa, quien puso el galardón en manos del actor. El actor, para quien el Principal tiene «probablemente la programación más completa y más interesante que hay en España», habló de Estruch, a quien conoció, «un hombre que nos transmitió que el teatro es un lugar hermoso para estar».

La Llàntia a la mejor actriz le llegará aBlanca Portillo por medio de Mª Jesús Martín, directora de producción de Entrecajas, que recogió la estatuilla en su nombre, de manos de la directora del Instituto Gil-Albert, Pilar Tébar. Portillo, galardonada por Silencio, obra en la que brilla en la piel del prestigioso dramaturgo Juan Mayorga, no pudo asistir por estar en un rodaje, pero a través de un vídeo también habló de Estruch, «mi maestro, mi profesor; soy lo que soy gracias a él, así que nada me puede hacer tan orgullosa como recibir un premio con su nombre». De hecho, continuó, «sigue estando presente y a día de hoy le consulto cómo hacer los personajes».

La Llàntia a la mejor autoría recayó en Álvaro Tato por su dramaturgia y adaptación de la literatura femenina picaresca del Barroco en Malvivir. Un galardón que le entregó Mª José Argudo, directora del Área de Cultura de la Diputación de Alicante y que recibió con un agradecimiento en verso, en el que recordó a esas mujeres de la obra.

En Juan Carlos Pérez de la Fuente recayó la Llàntia a mejor dirección por Torquemada, basada en la tetralogía de Benito Pérez Galdós, y de la que también es el responsable de escenografía. Hizo entrega del premio María Dolores Padilla, subdirectora del Teatro Principal. «José Estruch es la memoria de este país, un maestro de la docencia y de la estética» y dio las gracias «por lo que estáis haciendo por la memoria de Estruch, que es la memoria del teatro español». 

El último galardón en entregarse fue el de mejor espectáculo, que recibió El hombre almohada, la obra cumbre de Martin Mc Donagh, dirigida por David Serrano e interpretada por Belén Cuesta, Ricardo Gómez, Manuela Paso y Juan Codina. El concejal de Transportes, Manuel Villar, entregó la Llàntia a Lola Graiño, productora ejecutiva de la obra.

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