Arte para combatir el cambio climático desde Alicante

No retorno, el proyecto presentado por el artista y gestor cultural Manuel Prados, ha resultado ganador en la primera convocatoria nacional de comisariado Huella de carbono en el arte contemporáneo, lanzada por el colectivo alicantino Residencias A Quemarropa en colaboración con el Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana y el centro cultural Las Cigarreras.

La propuesta, dotada con 5.200 euros para su desarrollo, entre honorarios y producción de obra, ha sido elegida entre una docena de proyectos presentados de todo el territorio nacional a esta iniciativa de Residencias A Quemarropa, que busca plantear desde el arte contemporáneo reflexiones, tanto en el público como entre los propios artistas, para combatir la crisis climática y contribuir a una sociedad más sostenible.

El proyecto verá la luz el próximo 27 de octubre en una exposición que se instalará en la Sala 0 de Las Cigarreras y cuenta con obras del Colectivo HeHe, formado por Helen Evans y Heiko Hansen con sede en Le Havre (Francia), la artista visual y cineasta residente en Madrid Elena Lavellés, el artista y performer nacido en Sudáfrica y afincado en Europa Jabulani Maseko y la creadora e investigadora Joana Moll, que trabaja entre Berlín y Barcelona.

Al frente del proyecto de comisariado, Manuel Prados (Sevilla, 1981), quien ha orientado su práctica hacia la investigación artística y el arte de contexto. En los últimos años se ha interesado por el origen de los elementos naturales o artificiales de las obras de arte y por las implicaciones socioeconómicas que tiene la obtención de estos materiales.

El proyecto expositivo No retorno, dinámicas de la energía perdida parte de que la situación de cambio climático es un problema de origen multifactorial. Esta complejidad de factores se trata de visibilizar a través de las obras de la muestra, una selección heterogénea en sus formas y formatos, con abordajes distintos ante un problema común.

No retorno alude a la irreversibilidad de algunos cambios que la acción del ser humano está provocando en el entorno natural. Alarmas como la deforestación del Amazonas, la pérdida de hielo del Ártico o la desaparición de los arrecifes de coral están interconectados, de modo que si se alcanza uno de ellos es probable que se produzca una reacción en cadena que afecte al resto, argumenta el proyecto.

De obras interactivas a pinturas

Desde Residencias A Quemarropa -integrado por Juan Fuster, Miriam Martínez Guirao y Ana Pastor, que con Carolina Fuentes de Las Cigarreras han compuesto el jurado de selección- justifican la elección del comisariado de Prados por ser «el que más se acercaba a la propuesta de la convocatoria y por la calidad de las piezas que serán expuestas» en la exposición del 27 de octubre, que conjuga obras interactivas, instalación, pintura y vídeo.

El colectivo destaca la calidad del resto de participantes, que considera «un milagro» haber recibido por la premura en el plazo de presentación «a una convocatoria tan específica y con unas elecciones generales y las vacaciones de verano» de por medio. Aunque la propuesta reflexiona sobre el cambio climático, también toca aspectos sobre la huella de carbono que produce el arte y el compromiso de los artistas con la sostenibilidad.

Artistas

El Colectivo HeHe trata en sus obras las paradojas sociales, industriales y ecológicas que se encuentran en los paisajes tecnológicos actuales. Cruzando diferentes disciplinas, su práctica explora la relación entre arte, medios y medioambiente.

El trabajo de Elena Lavellés se centra en la expansión del capitalismo, las políticas de extracción de recursos naturales y la explotación transnacional, así como en los movimientos de resistencia social.

Joana Moll explora de forma crítica cómo la narrativa postapocalíptica afecta a la alfabetización de máquinas, humanos y ecosistemas mientras Jabulani Maseko elabora sus procesos performativos en conexión con su propia corporalidad.

Sobre A Quemarropa

A Quemarropa aborda los proyectos desde lo experimental, siendo permeables a los cambios y necesidades de la vida cultural y creativa en la ciudad y alrededores. El colectivo estableció la primera residencia de artistas en la Comunidad Valenciana en 2014 con un perfil de residencia innovador no basado en la producción sino en un laboratorio de investigación artística generado por los mismos residentes. Su línea de trabajo es poner a disposición de la sociedad, en este caso de la ciudad de Alicante, nuevas visiones del arte y hacerlas visibles a un público general. Son también los artífices del proyecto Piedra, Papel Tijera ALC reconvertido después en el festival OpenArt.