Tribuna

Una orquesta que progresa y con futuro

José María Perea

José María Perea

Se cumplen cinco años del primer concierto de la orquesta ADDA Simfònica. El 14 de diciembre de 2018, de la mano de Josep Vicent, su fundador y director titular desde entonces, se presentó con un programa doble: la quinta sinfonía de Beethoven y la cuarta de Tchaikovsky. Dos días antes escribí en estas páginas de INFORMACION un largo artículo, Una orquesta necesita tiempo, en el que tras repasar la historia truncada de las formaciones orquestales en nuestra provincia desde 1903 hasta 2018, dije:

«Ahora estamos ante un nuevo reto: una orquesta estable para el mayor de los auditorios sinfónicos en la provincia, el ADDA. Una formación sinfónica necesita para consolidarse ofrecer una programación adecuada a sus medios humanos y actuaciones cada vez más frecuentes. También, apoyo y paciencia por parte de los asistentes a sus conciertos, más allá de una buena dirección y del entusiasmo y seguridad económica de los músicos que la integran. Así se puede conseguir empastar un conjunto de músicos que den a la orquesta una personalidad musical correcta y adecuada, identificable. El prestigio se alcanza con la continuidad y la programación y no sólo con los años de existencia. Ojalá este nuevo intento en nuestra azarosa historia musical alcance pronto prestigio y consolide un proyecto tan ilusionante como ambicioso».

Pues bien, hoy podemos decir que Alicante cuenta con una orquesta sinfónica como no la tuvo nunca y que en estos cinco años de trayectoria se ha situado en un nivel entre las orquestas españolas que no podíamos soñar ni los más optimistas. Hay orquestas en muchas ciudades españolas, y con muchos años a sus espaldas, de las que no se puede decir, como de ADDA Simfònica, que cada año mejoran y progresan adecuadamente. Baste dos ejemplos: la Patética, la sexta del ruso Tchaikovsky, que escuchamos en el inicio de esta temporada, el pasado 29 de septiembre, con un Adagio lamentoso final que todavía emociona recordarlo; o la interpretación del siempre difícil Mozart que hicieron de su sinfonía número 40, La grande, el pasado 19 de noviembre bajo la batuta de un director invitado, el francés Pierre Bleuse. Los músicos eran en su gran mayoría los mismos que empezaron hace cinco años en la orquesta pero el sonido, la conjunción de todos ellos, puso de manifiesto un trabajo de maduración muy bien hecho. Josep Vicent, como demostró hace muchos años dirigiendo varias temporadas la Joven Orquesta Mundial de Juventudes Musicales (OMJM), puede añadir a su curriculum el de «hacedor de orquestas», un calificativo al alcance de pocas batutas.

En la OMJM, la plantilla de instrumentistas de medio mundo era, lógicamente, cambiante cada dos o tres años. Aquí los cuarenta y poco atriles que iniciaron la orquesta del ADDA se ha mantenido casi al completo incrementándose en número muy poco a poco y recurriendo a los refuerzos las más de la veces. Esa continuidad en los músicos, la variedad de obras programadas, el incremento de las actuaciones en y fuera del ADDA, la presencia de muy buenos solistas para las obras concertantes y de directores invitados han sido fundamentales para alcanzar en tan sólo cinco años la solera y calidad musical que hoy tiene ADDA Simfònica. La Fundación ADDA, de la Diputación de Alicante, debe estar orgullosa de lo conseguido por la orquesta y su director y ser consciente de que para que el éxito se perpetúe no debe escatimar en adelante el apoyo y los medios necesarios.

Alicante tiene una orquesta sinfónica de gran nivel y futuro, como lo han acreditado recientemente la doble nominación a los Grammy, Latino e Internacional, o la gira con La Novena de Beethoven junto al Orfeón Donostiarra, un coro del mayor prestigio internacional, por Alicante, Madrid y Barcelona. ¡Enhorabuena a todos! ¡Feliz cumpleaños a nuestra orquesta!