El dueño de un bar en Elche espiaba a sus clientes en el aseo

Aquella rejilla del extractor del baño del establecimiento abierto al público no iba, el ventilador no se movía, aunque igual tampoco era su función real. El objetivo era grabar con un sofisticado sistema de cámara de video que se controlaba a distancia con un simple móvil y un programa. El propietario del establecimiento donde ha sido localizada por la Policía Local de Elche ha sido detenido, pese a las excusas que puso a los agentes: "Eso no es mío...", "yo no sé quién lo ha puesto ahí". Tiene cuarenta y tres años y tiene un bar en el barrio de San Antón con un único aseo para atender al público. El resto, ya se lo pueden imaginar.

Los hechos ocurrieron el pasado 20 de enero, aunque se han dado a conocer ahora cuando una dotación de la Policía Local que realizaba tareas de vigilancia en el barrio de San Antón fue alertada por tres ciudadanos. Estos aseguraban que habían visto "una cámara de grabación oculta en el extractor del baño en un bar cercano", se explica en el atestado.

Establecimiento

Los agentes se presentaron en el establecimiento para realizar la comprobación de los hechos. Una vez en el aseo, comprobaron que era de uso mixto y sí, parecía que había una cámara de grabación oculta en el interior de la rejilla del extractor del baño.

Llamaron entonces al propietario que les acompañó al aseo. Este, según el informe facilitado, "desenchufó y desmontó la cámara indicando no saber nada de su instalación, ya que no se trataba de una de las de su circuito de seguridad".

"Quién se drogaba"

Los agentes no se creían mucho la versión y menos cuando uno de ellos se dio cuenta que el propietario del bar, haciendo uso de su teléfono móvil, tenía una aplicación con un software habitual en este tipo de cámaras de vigilancia. Tras ser descubierto, "se puso cada vez más nervioso y admitió el uso e instalación del dispositivo comentando que la gente se drogaba en el aseo y quería saber de quién se trataba".

Tras lo acontecido, el hombre, de 43 años, fue detenido y trasladado a dependencias policiales. Posteriormente, quedó en libertad con cargos a la espera de prestar declaración en sede judicial por estos hechos. Por desgracia, este tipo de hechos son más habituales de lo que nos podríamos imaginar. Y no solo en bares, también en pisos de alquiler de fin de semana se han dado algunos casos. En cualquier caso, mucho cuidado y, ante la menor sospecha, denunciar.