El lavadero y abrevadero de Las Julianas de Elda sufre un expolio de daños irreversibles

Roban los históricos sillares y parte de las canalizaciones labradas en piedra de un bien del patrimonio rural datado en el siglo XVIII

El presidente de Mosaico muestra lo que queda del lavadero de Las Julianas tras el expolio

El presidente de Mosaico muestra lo que queda del lavadero de Las Julianas tras el expolio / J. C. P. G

Pérez Gil

Pérez Gil

El escaso patrimonio rural de Elda que todavía se mantiene en pie parece abocado a su desaparición por el abandono y el expolio. El último ejemplo de ello se ha producido en el alejado caserío de Las Julianas, junto al camino del paraje de Las Cañadas que conduce a las Peñas del Marín antes de llegar a la rambla del Conejo.

Hasta hace unos años se conservaba un lavadero para la ropa, un abrevadero para el ganado y una pequeña balsa cuadrada destinada al riego de la huerta del cercano caserío. Todo ello labrado en piedra y con una pintoresca cubierta que resguardaba del sol. Pues bien, buena parte de la histórica construcción perteneciente al Patrimonio Hidráulico en su apartado de Abrevaderos ha desaparecido.

Unos desconocidos han sustraído los sillares del recóndito paraje y también han arrancado parte de las conducciones labradas en piedra que conducían las aguas desde el manantial -seco desde hace décadas- de las faldas de las Lomas de Prats hasta el caserío de Las Julianas.

La canalización, de unos 400 metros de longitud, tenía un primer tramo de galería subterránea y el resto estaba formada por pequeños canales -la mayoría a cielo abierto- que en algunos tramos adquirían la forma de tubos cerámicos. Alrededor de quince metros lineales han sido robados o destruidos durante el expolio.

El presidente de Mosaico muestra lo que queda del lavadero de Las Julianas tras el expolio. | J.C.P.G.

Imagen de cinco años atrás donde todavía se conservaban los sillares y parte del muro / E. G.

Se desconoce con exactitud la época en la que fue construida esta infraestructura hidráulica para canalizar el agua desde el origen del nacimiento hasta el lavadero y abrevadero de Las Julianas. Hay referencias cronológicas que la sitúan en el siglo XVIII con reparaciones posteriores a finales del XIX o comienzos del XX.

Desde la Asociación en Defensa del Patrimonio Histórico y Cultural de Elda (Mosaico) se reclama un mayor grado de concienciación social y vigilancia para evitar nuevos expolios en el término rural. El presidente de la entidad, Emilio Gisbert, denuncia que los daños ocasionados son irreversibles y recuerda que el lavadero estaba cubierto. Cinco años atrás todavía se conservaban las paredes y las grandes piedras en las que se lavaba la ropa junto a la pequeña alberca. «Ahora falta toda la sillería que revestía la balsa de riego e incluso han robado las piedras que había en la parte superior. Solo han quedado algunas en el fondo pero con el tiempo todo se irá cayendo y, por desgracia, ya nadie sabrá lo que aquí hubo siglos atrás», lamentaba Gisbert mientras inspeccionaba la zona.

Respecto al expolio de la canalización del manantial al lavadero, los ladrones han sustraído los tramos más fáciles de arrancar. En algunos puntos las piezas se han roto y la histórica conducción ha quedado totalmente inservible. «Sospecho que este estropicio pudo haberse llevado a cabo antes de la pandemia pero con esta situación sanitaria el expolio rural va a más porque falta protección», advierte el presidente de Mosaico.

Cabe señalar que este tipo de elementos etnológicos resultan atractivos para muchos particulares como elementos decorativos en sus fincas. Hoy en día ya no se fabrican y están muy cotizados. Por eso hay quienes se dedican a robarlos para su posterior venta.

Imagen de cinco años atrás donde todavía se conservaban los sillares y parte del muro. | E. G.

Buena parte de las canalizaciones de piedra del manantial han sido robadas o destruidas / J.C.P.G.

Acueducto del Gobernador

El último expolio rural denunciado en Elda se remonta a abril de 2011 y se produjo en el barranco del Gobernador, en la cercana partida de Las Cañadas. Tal y como este diario informó, los ladrones robaron dos piezas labradas en piedra del acueducto -un canal de riego del siglo XVIII- utilizando una grúa y un camión. En agosto de 2010 la acequia fue destruida de forma accidental -posiblemente por el paso de un vehículo pesado- y dos de las tres piezas -de dos metros de largo por 30 centímetros de ancho- que quedaron en el suelo fueron sustraídas ocho meses más tarde. La tercera -de tres metros- quedó en lugar. Posiblemente no pudieron llevársela porque estaba alejada del camino. Pero con el paso del tiempo también ha terminado desapareciendo.

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