Tras la agresión a un taxista en Elda: "Estamos vendidos, para trabajar nos tenemos que jugar la vida"

Los profesionales del sector se han planteado instalar mamparas protectoras y se muestran más reticentes a subir al vehículo a personas que no conocen

La pasada semana un hombre fue detenido tras intentar degollar a un taxista y después atropellarle con el coche

Estado en que quedó el vehículo del taxista agredido.

Estado en que quedó el vehículo del taxista agredido. / INFORMACIÓN

Lydia Ferrándiz

Lydia Ferrándiz

"No era un yonki, no tenía mala pinta, era un tío que quiso matarlo y fue a matarlo, ¿qué seguridad tenemos ahora nosotros?". Una semana más tarde desde que un hombre intentase degollar a un taxista en Elda y después le atropellara con su propio vehículo, los taxistas de la zona siguen con el miedo metido en el cuerpo.

"La situación ahora mismo es un poco rara, no es normal. Ahora vamos con miedo, somos conscientes de que ese temor existe entre compañeros de otras ciudades pero al tratarse Elda, una ciudad más pequeña en la que todos nos conocemos y en la que nunca había ocurrido nada así, es diferente", explica uno de los taxistas de Elda.

Del mismo modo se expresa otro de los taxistas que dan servicio tanto en el municipio como en la comarca del Medio Vinalopó. "Nosotros somos taxistas de interior, no solemos llevar turistas ni gente que no conocemos, ahora si me llaman por teléfono un número que conozco no creo que lo vaya a coger, eso nos ocasionará quejas de los clientes, pero no nos la queremos jugar, ya no sabes si el que se sube es solo un borracho o si me va a intentar hacer algo", asegura este taxista.

"A nosotros a veces nos han intentado robar, nos han amenazado pero viendo lo que ha pasado parece que estamos vendidos, para trabajar parece que te tienes que jugar la vida, pero solo somos personas trabajadoras que estamos en la calle ofreciendo un servicio", señala el mismo taxista. "No puede ser seamos taxistas y que tengamos que jugarnos la vida", apunta.

Otro de los trabajadores del taxi que se encontraba en una de las paradas del centro de la ciudad explica que desde que ocurrió la agresión la pasada semana van con más cuidado. "Ahora vamos con mucho cuidado con la gente que no conocemos, los miramos bien de arriba a abajo, pero es que aún así te puedes llevar el susto y eso es lo que más nos preocupa", explica.

Para todos los taxistas se trata de una situación extraña y poco habitual que jamás se había vivido en el municipio y esperan "que no vuelva a producirse nunca, ni en Elda ni en ninguna parte de España", aseguran.

En cuanto a los hechos, según explicaron a los agentes la víctima y los testigos, dos ciclistas que pasaban por allí, el presunto autor habría solicitado el servicio de taxi en la ciudad para que le llevasen al cementerio. El taxista señaló que este individuo de repente le propinó un corte en el cuello, por lo que al notar la agresión rápidamente salió del vehículo, momento en el que el agresor se puso al volante del taxi y lo condujo hacia él con la intención clara de atropellarle, consiguiendo llegar a pasarle el coche por encima de las piernas y provocándole fracturas en una de ellas, según informan fuentes policiales.

Medidas de protección

Ante la situación, son muchos los profesionales del taxi de la localidad y de la comarca del Medio Vinalopó los que se han planteado tomar medidas para proteger su integridad física durante la jornada laboral. Entre las propuestas, se encuentra instalar mamparas protectoras que separen la zona del conductor de la zona del ocupante, dejar de hacer horario de nocturno, que perjudicaría el servicio, o no recoger a personas que no son conocidas.

En este sentido, uno de los taxistas con los que ha podido hablar este periódico, indica que ya se está planteando "ciertas cosas". "Esto nos ha afectado aunque sea un caso raro, te planteas cosas como dejar el trabajo nocturno, poner una mampara en el coche o incluso crear algún tipo de aviso codificado entre los compañeros para que en el caso de que alguno se encuentre en peligro nos podamos avisar para intentar evitar estas situaciones".

Otro de los taxistas, que ofrece servicio en toda la comarca, relata que es una situación difícil para tomar este tipo de medidas porque al final el más perjudicado siempre acaba siendo el cliente habitual. "Nuestros clientes acaban siendo nuestros amigos y ponerle una mampara yo lo veo un poco agresivo, lo que sí que sería interesante es poder controlar a la gente que queremos que suba al taxi porque sino nos puede pasar como a nuestro compañero, que trabajaba muy bien y ahora le han jodido la vida".

En contra de la mampara por la cercanía que se pierde se encuentra también otro de los taxistas en declaraciones a este periódico. "Hay algunos compañeros que sé que se están planteando instalar mampara después de lo que ha pasado porque les da más seguridad, en mi caso sé que los clientes que vienen conmigo de continuo no están a gusto con ella porque se sienten encerrados. Prefiero ir con cuidado y desde la semana pasada procuro fijarme más en las personas que sube para no llevarme sustos", aclara el conductor.

El taxista afectado

La víctima fue trasladada al Hospital de Elda con heridas en el cuello y en las piernas. Uno de los compañeros del taxista agredido la pasada semana relata que el hombre aún se encuentra en el hospital y que se encuentra "muy asustado". Según relata este compañero, la víctima tendría el "cuello lleno de grapas y la pierna muy afectada" por el intento de atropello.

"Está pensando dejarse el taxi porque ve que no sabe si podrá volver después de lo que ha pasado porque si para trabajar tienes que jugarte la vida no merece la pena", señala el taxista. "El que le agredió era un chaval normal, iba vestido totalmente normal, le dio 100 euros y le pidió que le llevara a la estación. Era una persona totalmente normal que lo que quería era matar a alguien, ahora le han fastidiado la vida a un buen chico con familia y ¿qué van a hacer? ¿le van a indemnizar? Esto es una inseguridad tremenda para todos".

La versión policial apunta a que el hombre tenía antecedentes y problemas con los estupefacientes.

Al taxista atacado le atendieron dos ciclistas que pasaban por la zona y que fueron los encargados de llamar a la Policía Local y a la ambulancia. Los agentes se dirigieron hasta el lugar donde se encontraron con los ciclistas y un operario del cementerio les alertó de que el presunto autor de los hechos se habría escondido dentro del camposanto.

A pesar de ser perseguido por los agentes, el presunto agresor hizo caso omiso de sus indicaciones e incluso llegó a amenazar a los agentes con atacarles. El hombre mientras corría, echaba mano de su cintura y hacía ademán de girarse mientras que les gritaba: "os voy a pegar un tiro y me voy a pegar un tiro", sospechando los agentes que pudiera llevar algún tipo de arma de fuego.

En ese instante, se unió a la persecución una dotación del cuerpo de la Policía Local de Elda quienes, junto con los agentes de Policía Nacional consiguieron detener al presunto agresor. En ese momento uno de los agentes de Policía Local tras varios avisos de alerta, tuvo que utilizar el dispositivo inmovilizador electrónico - una pistola eléctrica- para conseguir que el hombre parara de moverse.

Tras la detención del presunto autor, los agentes realizaron una inspección ocular del escenario del crimen para recoger pruebas del delito. El arma del crimen fue encontrada en el asiento del copiloto del vehículo, resultando ser un cúter con el mango reforzado con precinto para tener mejor agarre.