Peña Deportiva 2-0 Hércules CF

El Hércules se lo pone muy fácil a sus enemigos

Cae contra otro equipo de la parte alta, suma la cuarta derrota en cinco semanas y se distancia aún más de la promoción tras encajar un gol a los 5 minutos y ser incapaz de marcar jugando contra diez durante media hora

Pedro Rojas

Pedro Rojas

Ahogado en su incapacidad, aplastado por sus defectos de forma, sus enormes limitaciones defensivas, su angustia vital. Atenazado por los miedos de siempre y por una disfunción ofensiva extraordinaria. El Hércules no convence a nadie, ni siquiera a él mismo. Se desmorona en cuanto sopla el viento. Termina parcheando su historia con razones que suenan a excusa, a remedo, a diatriba mil veces dicha, una que cada año se oye con mayor desgana.

No hay forma. Nadie da con la tecla, y el que parece que sí lo hace, la acaba rompiendo. Es imposible avanzar, convertir en energía positiva el deseo de triunfar, de hacerlo bien. Nadie demuestra que es más de lo que se esperaba de él, la mayoría ni siquiera llega a la altura de su caché. El dinero invertido arde en una caldera que no está conectada a nada, que solo calcina papel porque cuando el balón echa a rodar solo vale lo que haces con y sin él, el resto es cháchara.

El Hércules vuelve a caer, a tropezar en el mismo punto en que perdió pie el proyecto iniciado por Ángel Rodríguez. Cuatro rivales de la parte alta e idéntico desenlace: cero puntos sumados. Ayer, en Santa Eulalia, con más del 70% de la posesión, solo dos tiros entre los tres palos, ambos consecutivos, uno de Alvarito y otro de Jean Paul, los únicos que parecen rebelarse contra la mediocridad, dos actores secundarios dentro del grupo al comienzo de la temporada.

Momento en el que el colegiado muestra la segunda amarilla a Miranda por derribar a Jean Paul.

Momento en el que el colegiado muestra la segunda amarilla a Miranda por derribar a Jean Paul. / JA RIERA / LOF

Ahí se agotó el supuesto poderío atronador de un equipo que corre, pero es manso, que arrastra su pena en un saco roto por el que se van escapando, semana a semana, las aspiraciones de jugar el «play-off». Para llegar a donde quiere este equipo hay que ganarle a alguien alguna vez, y no a cualquiera, a iguales, a bloques que saben lo que se hacen, que en muchos casos gastan menos y demuestran más, que aguantan el cuerpo a cuerpo sin necesidad de rezos ni de encomendarse a vírgenes milagreras, que utilizan las velas para ambientar cenas de celebración en vez de iglesias.

El meta Edu Frías atajó de forma consecutiva en el minuto 18 las dos ocasiones más claras (y únicas) de los alicantinos en todo el encuentro

Cuando falla la suerte se hinca la rodilla. No hay red. En la banda, las patadas al aire del entrenador, sus brazos en alto de desaprobación, sus manotazos al suelo en cuclillas son el reflejo de un combate estéril, el que libra el equipo contra sí mismo y contra sus adversarios. Volaban advertidos, supuestamente concienciados de la urgencia de competir unidos, concentrados, con tensión al límite para tratar de esconder las deficiencias defensivas provocadas por la alineación de una estructura inédita, con tres caras nuevas y la séptima dupla distinta de centrales en el presente curso. Sí, siete parejas diferentes. ¡Siete!

Mario Gómez pide a su compañero que le busque antes de ejecutar un balón parado.

Mario Gómez pide a su compañero que le busque antes de ejecutar un balón parado. / JA RIERA / LOF

A pesar de todo eso, minuto cuatro. Saque de esquina en contra por culpa de la indefinición atrás, por la falta de interés, de consistencia en el arranque. Balón al primer palo con mayoría de camisetas amarillas. Carlos Abad no se atreve a salir de primeras, los defensas se confían por lo cerca que ven el balón de su portero y entre unos y otros surge Albert Estellés y remata de cabeza sin oposición. Echa a correr perseguido por sus compañeros y festeja el tanto con una rabia desaforada, reveladora del mal momento por el que estaba atravesando hasta que llegó su redentor, el conjunto que más oponentes revitaliza del planeta fútbol.

Desperezar tardío

Los aspavientos de Escobar, sus reprimendas, sus gritos, sus cuestionamientos esbozados a los integrantes del banquillo, que le miran sin verle, sacaron al Hércules de su abulia, de su manoseo del cuero sin profundidad, sin veneno.

Alvarito roba en la banda, gira sobre sí, regatea a dos rivales y su zigzagueo concluye con un disparo raso desde la frontal que Edu Frías ataja con una mano dura abajo. El rechace llega a Jean Paul, que recorta, se acomoda a su pierna buena y suelta un buen zapatazo al que el portero insular responde con la misma eficacia. Medio minuto con la pelota yendo y viniendo dentro del área y ni rastro de Jack Harper... así es imposible creer en la posibilidad.

Víctor Eimil salta por encima de un rival para intentar progresar con la pelota por la banda.

Víctor Eimil salta por encima de un rival para intentar progresar con la pelota por la banda. / JA RIERA / LOF

El duelo cayó entonces en un monótono peregrinar del esférico de lado a lado de la cancha con Artiles mejorando la tarea del relegado Míchel, mostrándose en acción ofensiva, confiando en la labor de Toscano, dejándole maniobrar. Siempre que tenía una mínima ventaja, el canario conseguía filtrar pases a los que nadie sacaba brillo, guiando a sus compañeros en busca de un empate que llegó a parecer factible en la segunda parte, justo hasta que Escobar decidió introducir variaciones.

El árbitro invalidó el gol del empate a Sergio Marcos en el descuento porque el balón había salido por la línea de fondo justo antes

Ahí se acabó todo. Los blanquiazules dejaron de generar. El colapso en el medio fue obsceno. Jugó ahí hasta Sergio Marcos, que había disputado 11 minutos desde la llegada del nuevo técnico. Todo lo que intentó el extremeño resultó inútil... contraproducente, y eso que se encontró jugando contra diez media hora por la expulsión justa de Miranda.

Jean Paul se desajusta las botas sobre el césped a la conclusión del partido en Santa Eulalia.

Jean Paul se desajusta las botas sobre el césped a la conclusión del partido en Santa Eulalia. / JA RIERA

La superioridad, lejos de sentirse, empujó al Hércules a un laberinto. Con el tiempo cumplido, en medio de la desesperación de unos y el orden en la contención de los otros, en un barullo, Ander Vitoria se encontró con un balón cautivo camino de la línea de fondo. Lo detuvo y su centro lo remató a la red Sergio Marcos. ¿Justicia poética? Tal vez en otro equipo... 

La asistente levantó la bandera y el colegiado, que también se había dado cuenta, invalidó la acción. No protestó nadie. En la siguiente jugada, con los visitantes definitivamente volcados, pérdida, contragolpe, centro lateral y el único con fuerzas para defender, Artiles, se lanza para impedir que el pase encuentre a su destinatario. Conecta con el cuero en mitad del arrastre y, en vez de despejar, firma el 2-0. Cruel destino para su buen día... la extraña metáfora del impulso de este equipo.

FICHA TÉCNICA

PEÑA DEPORTIVA: Edu Frías, Goyo (Ton Ripoll, 58), Cámara, Estellés, Lalo, Fraile (Sergio Montero,58) , Roger (Cristeto, 86), Samu, Chema Moreno (Loren, 86), Christian, Miranda.

HÉRCULES: Carlos Abad, Eimil (Sergio Marcos, 71), Dani Marín, Mario Gómez, Retu (Chacartegui, 56), Maxi (Míchel, 65), Toscano (Ander Victoria, 71), Artiles, Alvarito, Harper (Luque Júnior, 65).

GOLES: 1-0, Min. 5: Albert Estellés. 2-0, Min. 93: Artiles (en propia puerta).

ÁRBITRO: Pablo Monterrubio Torres (Zaragoza) T. Amarillas: para el local Ton Pol y para el visitante Víctor Eimil. T. Rojas: Expulsado por doble amarilla el insular Miranda (29’ y 59’). 

ESTADIO: Municipal de Santa Eulalia con cerca de 300 espectadores en la grada, medio centenar de ellos blanquiazules.

JORNADA: 25 en el grupo 3 de Segunda RFEF.

CLASIFICACIÓN: El Hércules cae a la 9ª plaza y se sitúa a 4 puntos del 5º, Formentera, su próximo rival el domingo, 11:30 horas.