ANÁLISIS

¿Poder absoluto?

Los antecedentes delatan que Enrique Ortiz nunca ha dejado maniobrar en la parcela económica fuera de su control, por lo que resulta difícil creer que Luis Castillo sí vaya a poder

Luis Castillo

Luis Castillo / Rafa Arjones

César Hernández

César Hernández

La designación de Luis Castillo como nuevo presidente del Hércules sigue dejando ecos de polémica y asombro en la afición y en la sociedad alicantina, que no acaba de asimilar la llegada del empresario alicantino al palco del Rico Pérez. Pero sobre todo lo que genera más dudas, aparte de la controversia surgida por su nombramiento tras su pasado y gestión en el extinto Lucentum, es si realmente tendrá el «control absoluto de la gestión institucional y deportiva» del club tal y como reflejó la entidad en su comunicado del pasado miércoles. No resulta fácil de creer que tras más de dos décadas de gestión Enrique Ortiz vaya a variar su manera de proceder en el Hércules con la llegada del actual presidente de la Asociación Provincial de Hoteles de Alicante.

El antecedente de Perfecto Palacio en el Hércules hace más de un década ejemplifica de forma clara la forma de proceder del máximo accionista. El empresario, junto a Sergio Fernández, parecía tenerlo todo controlado para construir un Hércules sólido en todos los niveles, pero su proyecto saltó por los aires con el nombramiento de Carlos Parodi como consejero delegado en la  Asamblea de Accionistas. El todavía presidente del Hércules había sido relegado antes a director de operaciones y su ascenso fue la gota que colmó el vaso para salir de la entidad, ya que aceptaron el reto con la condición de que tuviesen libertad para tomar decisiones. Nada de lo prometido se cumplió entonces y la entidad perdió una enorme oportunidad de la que todavía no se ha levantado. Tampoco Quique Hernández ha podido tener continuidad llegando a presentar dos dimisiones en dos años. El valenciano también entró con plenos poderes, pero no pudo con Juan Carlos Ramírez, entonces socio de Ortiz en el Hércules.

 Las acciones son de Ortiz y si hay deuda acumulada la pagará Ortiz. ¿Dejará maniobrar al nuevo presidente con total libertad tal y como deja entrever el club en su nota oficial? No es fácil pensar que vaya a ser así porque nunca lo ha sido después de 23 años como dueño del Hércules. Con el precedente vivido en el Lucentum, nadie apuesta a que Castillo expondrá su patrimonio para crear un equipo competitivo.

Lo que está claro es que el nombramiento del empresario alicantino ha provocado de momento incertidumbre en la dolida afición blanquiazul tras su anuncio horas después de firmar uno de los mayores desastres de la historia del Hércules. El club deja claro desde el principio en una nota más larga que sus habituales que Castillo tendrá «el control absoluto de la gestión institucional y deportiva del Hércules, con autonomía en todos los niveles de decisión», pero la experiencia de tanto tiempo obliga a dudar. Los antecedentes delatan que Ortiz nunca ha dejado maniobrar en la parcela económica fuera de su control. 

Castillo, que cumple un sueño que tenía desde hace muchos años, tiene previsto dar su primera rueda de prensa este miércoles en el Rico Pérez tras tener sus primeras reuniones con la distintas áreas del club. ¿Poder absoluto? No se tardará en ver. Toca partir prácticamente de cero.