Celebración taurina de traca

El anuncio de Morante de la Puebla en la vuelta de los «victorinos», junto a nombres como Roca Rey, El Juli, Emilio de Justo o Castella componen una gran feria

El paseo que lleva hasta el coso no se entiende igual sin el vistazo a los monumentos fogueriles.

El paseo que lleva hasta el coso no se entiende igual sin el vistazo a los monumentos fogueriles. / MANUEL LORENZO

Jorge Villar

Jorge Villar

La maravillosa realidad de nuestra fiesta de Hogueras se nos viene encima con toda su vitalidad e historia a cuestas. A pesar de los vaivenes climatológicos de los últimos meses, no tan extraños si recordamos aquel refrán tan lingüísticamente creativo de «cuando marzo mayea, mayo marcea», el verano llega con el olor a pólvora, las notas de «A la llum de les Fogueres» y, por supuesto, los clarines y timbales que vuelven a anunciar una de las fiestas más tradicionales de nuestra ciudad, y con mayor eco popular.

Parece que, tras una década (la pasada) con constantes y desagradables vaivenes prohibicionistas en pos de un animalismo que no es sino la degradación de un ecologismo muy necesario, volvemos a la bendita normalidad. Ninguna apuesta cultural tiene el éxito ni el futuro asegurado, y ahí está la Historia para recordárnoslo. Pero sí debería de gozar del respeto democrático, por las mayorías y por las minorías, que de todo entiende el arte del toreo.

Tanto si se alude a que supone el segundo espectáculo de masas en nuestro país (y en otros muchos) como si se quiere esgrimir aquello de que es un espectáculo para minorías. Lo mismo da, porque en ambos casos la propia argumentación queda validada en un estado democrático y de derecho como España.

En estos meses tan electorales sería de esperar que ningún credo político se apodere del toreo como bandera propia, o mejor, que todos lo hagan, puesto que la tauromaquia supone, al fin y al cabo, una manifestación cultural del pueblo. Nada de fiesta nacional, tampoco nos pongamos ombliguistas, porque sería quitarle el alcance internacional que tiene y que la enriquece, sin ningún género de dudas.

Porque, además, decir toros en Alicante es decir Hogueras, y viceversa. El pasodoble Club Carratalá, que abre cada tarde de fiesta en el coso de la Plaza de España, va ligado en la memoria sensorial al ruido y a la pólvora. El paseo que lleva hasta el coso no se entiende igual sin el vistazo a los monumentos fogueriles que jalonan ese espacio. Y es así desde 1928, que ya ha llovido lo suyo.

Desde aquellas primeras «Fogueres de San Chuan», las que se convertirían con el paso de los años en fiestas principales de nuestra ciudad (relegando a las cercanas de San Pedro) nacieron y vivieron siempre asociadas a las fiestas del toro, de manera que, le pese a quien le pese, no se entienden las unas sin las otras.

En los albores de la noche más corta del año, por la capital de la Costa Blanca desfilan tradicionalmente los nombres más sonoros y apetecidos de cuantos visten de seda y oro. San Juan es fiesta en muchos rincones de la península, y en casi todos se celebra con algún espectáculo taurino. Pero nuestra ciudad se ha convertido después de casi un siglo en la que más brilla a la estela del solsticio de verano, y su imagen más allá de sus fronteras está ya indisolublemente unida a la pólvora, los monumentos fugaces en las calles, el fuego renovador y las corridas de toros.

Y como no se entienden las Hogueras sin los toros, difícil es no asociar ya la tauromaquia con Alicante sin que surja el apodo Manzanares, que estaba anunciado en encerrona en solitario la tarde del santo, pero una lesión lumbar ha obligado al diestro a pasar por el quirófano y le dejará fuera de su feria por primera vez en sus veinte años de alternativa.

En los albores de la noche más corta del año, por la capital de la Costa Blanca desfilan los nombres más sonoros. / David Revenga

En los albores de la noche más corta del año, por la capital de la Costa Blanca desfilan los nombres más sonoros. / David Revenga

A pesar de ello, los carteles de esta feria contienen muchos argumentos para enfilar el camino al coso de la Plaza de España. El empresario alicantino Nacho Lloret ha demostrado poner todo su empeño y saber acumulado en estas dos últimas décadas en la confección de un ciclo que combina muchos de los primeros nombres del escalafón o, en cualquier caso, que concentran la atención de los públicos en estos últimos tiempos.

El cartel de victorinos que cierra la feria con Morante de la Puebla o el anuncio en el mismo cartel de El Juli y Roca Rey suponen dos golpes en la mesa del panorama taurino nacional y aúpan el serial sanjuanero a los titulares de la atención del torerísimo mes de junio. Su apuesta cultural, además, no queda solo en lo taurino, sino que atiende más a la dinamización del propio recinto de la plaza de toros con eventos de todo tipo, principalmente musicales, con actuaciones de primer orden.

Que la oferta taurina se combine con otros eventos y ofrezca acontecimientos del mismo nivel dice mucho a favor del trabajo de Eventos Mare Nostrum. Empresa también con sello alicantino, otro valor más añadido. Solo queda por saber qué pasará con la apuesta taurina con motivo de los festejos de la Patrona de Alicante, la Virgen del Remedio, a comienzos de agosto. Todo apunta a que no habrá nada, de momento.

La feria habrá dado comienzo el domingo 18 con el tradicional festejo de rejones. Mucha es la afición al caballo que hay por estas latitudes, y prueba de ello vuelve a ser el anuncio en el cartel de Andy Cartagena, con numerosos incondicionales y paisanos que acuden a su reclamo, y cuya presencia viene siendo sinónimo de calidad y triunfo en este espectáculo.

Solo hay que recordar las cuatro orejas que arrancó el pasado año a astados de Fermín Bohórquez, hermanos de los que se lidiarán esta tarde. Más de veinte años en primerísima línea suponen un aval más que suficiente para apostar por el rejoneador benidormí. En este 2023, además, vuelve Diego Ventura, que no actuaba ante los alicantinos desde 2014, y que lleva ostentando el cetro del arte de Marialva desde hace más de una década.

No en vano, el pasado 20 de mayo cruzó el umbral de la puerta grande de Las Ventas por décimo octava ocasión, por encima de cualquier otro artista taurino. Ambos, Cartagena y Ventura, conjugan la emoción con el espectáculo y la buena lidia en su forma de entender el rejoneo. Completa la terna Lea Vicens, cuya presencia en siete de los últimos ocho años no deja de resultar sorprendente.

Tras las clases prácticas del 20 y 21, para la tarde del jueves 22 se anuncia una variada e interesante terna ante el encierro de Juan Pedro Domecq, otro clásico en los hierros anunciados en nuestra plaza.

El Fandi encabeza la oferta con su propuesta siempre agradable y popular, muy del gusto de los tendidos de sol, que tanto calor y color dan al coso alicantino. Anda recuperándose el granadino de una lesión lumbar complicada que le ha hecho perderse los dos hitos del comienzo de temporada (Sevilla y Madrid), por lo que quizá no llegue a tiempo a la cita sanjuanera.

David Fandila es uno de los diestros que más ha actuado en el ruedo alicantino. Desde 2002 solo ha estado ausente de dos ferias, lo cual resulta muy ilustrativo de la comunión que existe entre su manera de entender el espectáculo y la del público alicantino. Otro veterano, este en tiempos de vuelta a la profesión, es Sebastián Castella.

Cayetano Rivera ofrecerá una tarde a la altura del día de San Juan con los toros de Daniel Ruiz.

Cayetano Rivera ofrecerá una tarde a la altura del día de San Juan con los toros de Daniel Ruiz. / MORELL

Tras varios años apartado, ha decidido volver a los ruedos y la afición de Las Ventas, junto a su buen bajío en los sorteos, le han devuelto al sitio de las figuras al salir a hombros de la capital el pasado 19 de mayo ante un gran astado de Jandilla. Su último paseíllo en Alicante se saldó también con una puerta grande tras desorejar a un buen astado de Juan Pedro Domecq que le hizo acreedor, además, de varios premios tras aquella feria.

Y completa el cartel Daniel Luque, que viene espoleado por sus triunfos de la pasada temporada y el comienzo de la actual, principalmente por la gran faena a un astado de El Parralejo durante la última Feria de Abril al que desorejó tras una faena exquisita. Tres han sido sus actuaciones en Alicante y, aun cortando algún trofeo, nunca ha atravesado a hombros el umbral de la puerta grande.

La del 23 de junio se anuncia, sin duda, como el plato fuerte del ciclo. Un cartel rematado de primerísimo nivel en el que se anuncian astados de Victoriano del Río, un hierro plagado de toros de triunfo en el último decenio. La presencia de El Juli, otro diestro que pasa las dos décadas no solo en activo, sino en constante puesto de figura del toreo, no puede sino dar lustre al anuncio del torero más taquillero del momento, Andrés Roca Rey. El papel de revulsivo que Julián López supuso hace quince años lo tiene hoy el diestro peruano, que se ha mostrado intratable en las últimas temporadas.

Es un torero poderoso que no se deja ni un esfuerzo por entregar, que además sabe de temple, distancias y sentido de la lidia. Como todos los que han mandado en el toreo. Juli y Roca Rey suponen dos caras de la misma moneda, dos toreros que han dominado el escalafón, los despachos y las taquillas, y que además han basado su estatus de figura en una lidia poderosa y en una época en la que ha habido otros diestros de mucho calado.

Conocida la ambición que ambos tienen, a buen seguro que aparecer juntos en este cartel espoleará sus ansias de triunfo. Tomás Rufo, que completa la terna, ya cortó tres orejas en el ruedo alicantino el pasado año, y vuelve de nuevo con la vitola de valor en alza. El diestro toledano posee un concepto del arte de Cúchares de mucha calidad con una regularidad ciertamente inusual. El pasado 27 de abril volvió a abrir la Puerta del Príncipe hispalense, coso que, junto con el de Las Ventas, ha aupado a lo más alto al joven espada de Talavera de la Reina.

Tras desmoronarse la encerrona del día 24 de Manzanares programada, la empresa ha planteado un cartel que completa la nómina variada de nombres. Los toros serán del hierro de Daniel Ruiz, y la terna la encabeza un Cayetano Rivera Ordóñez que siempre ha atraído público al coso alicantino.

Aunque el diestro de dinastía no anda demasiado prolífico en los últimos tiempos, la capital alicantina siempre ha sido una cita casi obligada, salvo la pasada temporada y la de la pandemia. Le acompañará Emilio de Justo, que tras superar una lesión medular muy grave la pasada temporada ha retornado en esta casi en el mismo punto de maduración en que se quedó, con dos faenas de dos orejas el 24 de abril en Sevilla y el 11 de mayo en Madrid.

Su toreo se afianza sobre un valor y un poder destacables, y no anda ayuno de largura y profundidad. Aunque brilla más con astados de hierros de mayor empuje y casta, también ha demostrado calidad con toros de este encaste. Y la interesante terna la cierra Juan Ortega, torero sevillano de origen y concepto taurino, de formas pintureras y concepto muy artístico. Aunque su única actuación en esta plaza en 2021 no fue muy exitosa, mantiene las esperanzas intactas de verlo cuajar un toro.

Andy Cartagena también estará en la feria el 18 de junio.

Andy Cartagena también estará en la feria el 18 de junio. / MORELL

El 25 de junio espera a los alicantinos una cita poco usual. Vuelven las reses de Victorino Martín después de 37 años. No es extraño el encaste albaserrada en el coso de la plaza de España, que hace pocas temporadas disfrutó de varias tardes de sus primos hermanos, los de Adolfo Martín.

Sin embargo, es un gesto por parte de la empresa apostar por una tarde en la que se varíe del monoencaste Domecq y se muestre al público parte de la maravillosa variedad de la raza del toro bravo. La terna, además, también aporta gran atractivo. Sobre todo por anunciarse Morante de la Puebla.

No sabe uno si es precisamente Alicante el mejor lugar donde puede valorarse este gesto del torero sevillano, que solo se ha anunciado con los toros de la A coronada en Olivenza (2000), Sevilla (2009) y Dax (2013), con resultados demasiado modestos. Sin embargo, el estado de madurez y gracia en el que se encuentra el espada de La Puebla hace posible cualquier milagro.

Como el ocurrido el pasado 26 de abril en su plaza sevillana, cuando le cortó el rabo a un bravo astado de Domingo Hernández, hecho que no ocurría desde 1971, por una obra plena torería y que desató la pasión de unos tendidos maestrantes ansiosos del advenimiento morantista.

Quizá sea la de Alicante, con los victorinos, una ocasión para atender especialmente a la faceta lidiadora clásica que, en su concepto de aunar lo añejo con lo moderno, viene ofreciendo la ultimísima versión de José Antonio Morante. Ojalá todos (toros, torero y público) estén dispuestos a entenderse.

El coso de la Plaza de España conoce con creces de lo que es capaz este espada, pues ha dejado en su ruedo momentos de rutilante torería junto a otros más anecdóticos, como aquella tarde en que le lanzó al usía unas gafas porque no le había concedido el segundo trofeo, o aquella otra en que se dispuso a regar él mismo el ruedo con la manguera que pidió al operario de turno, o incluso aquella otra en que, a la hora de descabellar, lo hizo directamente con la puntilla.

Son esas extravagancias que se le permiten a un diestro que en la improvisación tiene uno de sus mayores potenciales. Porque luego, cuando se trata de torear, lo hace excelentemente.

Tan especial terna la encabeza el murciano Rafaelillo, este sí experto en vérselas con ganaderías de altas exigencias. El murciano atraerá a buen seguro a muchos aficionados de la vecina capital y podrá mostrar toda su jubilosa veteranía ante los cárdenos toros que salvara del matadero aquel «Paleto de Galapagar». Rafael Rubio ha superado en los últimos años aquel pavoroso percance en Pamplona, cuando un astado de Miura lo cogió contra las tablas en julio de 2019.

Roca Rey lidiará en la Feria de Hogueras el próximo 23 de junio. /AXEL ÁLVAREZ

Roca Rey lidiará en la Feria de Hogueras el próximo 23 de junio. / AXEL ALVAREZ

No ha sido el único, pero sí el más significativo por la gravedad de las secuelas que ha superado el bravo torero murciano. Mayor novedad supone, en contraste, el anuncio con los grises de Pablo Aguado. El sevillano se ha definido siempre como torero fino y de corte artista, por lo que su apuesta ante este hierro por primera vez en su carrera supone un gesto y una total incógnita.

Su fulgurante temporada de 2019 le aupó a los primeros puestos del escalafón, pero tras la pandemia no ha acabado de refrendar todo lo muy bueno que dejó sobre la arena durante aquella temporada. Un triunfo en esta tarde podría suponer un aldabonazo importante en la temporada.

La juventud que viene

Además de la rutilante realidad de Manzanares, Alicante sigue pariendo toreros que luchan por hacerse un hueco en esa difícil profesión. Los más jóvenes podrán mostrar sus deseos y apuestas gestadas al cobijo de las escuelas taurinas, que han pasado a ser la matriz de los toreros del presente y del futuro. Las fechas del lunes 19 y del martes 20 son las reservadas para ellos.

La primera tarde estarán Miguel Losana (de Toledo), Javier Zulueta (de Sevilla), Daniel Encinas «El Potro» (de Alicante), Arturo Cartagena (del Centro Internacional de Tauromaquia y Alto Rendimiento en Guadalajara), Alejandro Troya (de Alicante) y Raúl Puebla (de Toledo). Al día siguiente será el turno de Alberto Donaire (de Valencia), Daniel Moset (de Guadalajara), Bryam Segurita (de Alicante), «El Gabi» (de Málaga), Javier Cuartero (de Alicante) y Alejandro Rubio (de la Escuela Taurina Yiyo, de Madrid).

Y al día siguiente será el turno de los que aspiran ya a convertirse en matadores de toros a corto plazo. Tres alicantinos, tres, se las verán la tarde del 21 ante novillos de Zacarías Moreno, hierro que ya triunfó y contribuyó al éxito durante la feria sanjuanera de 2022.

Aquella tarde triunfó con fuerza Santiago Esplá, último eslabón hasta hoy de la saga comenzada por su abuelo Paquito Esplá. Demostró aquel 26 de junio el novillero que tiene madera, además de ilusión y pundonor. Desorejó a un gran novillo de vuelta al ruedo. También actuó Borja Escudero, que repite nuevamente, quien dejó impronta de novillero de entrega e ilusión, además de trazos de calidad que podrá refrendar en esta nueva ocasión.

Y cierra el trío un novísimo Kevin Alcolado, que ha venido mostrando sus evoluciones durante varios años en la Escuela Taurina de Alicante y debuta con los del castoreño. Ojalá logre triunfar también y su ejemplo sirva de muestra del trabajo bien hecho de sus profesores, con Francisco José Palazón a la cabeza.