La "Fiesta de la Libertad", organizada para conmemorar los 20 años de la caída del Muro de Berlín y en la que participaron más de 100.000 personas pese a la lluvia, culminó anoche con la Puerta de Brandeburgo, en otro tiempo cercada por las alambradas de la muerte, iluminada por fuegos artificiales. La interpretación del himno "We are one" de Paul van Dyke coincidió con la caída de las últimas piezas gigantes de dominó colocadas a lo largo del tramo que hasta hace veinte años recorrió el corazón de la ciudad en lo que fue el recorrido del Muro.

El ex presidente polaco, ex líder del sindicato Solidaridad y Nobel de la Paz, Lech Walesa, empujó la primera pieza provocando la reacción en cadena. Con ello, se quería simbolizar cómo la resistencia de Solidaridad contra el régimen comunista a comienzos de los ochenta dio comienzo al proceso que acabaría con la caída del Muro de Berlín y del Telón de Acero. El dominó, formado por 1.000 piezas, recorrió 1,5 kilómetros por el centro de Berlín. El político polaco hizo la simbólica acción desde la sede el Parlamento federal, el Reichstag, mientras que en otro extremo del tramo con las piezas se reservó el cometido al presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Barroso.

Anteriormente, bajo la Puerta de Brandeburgo, la canciller Angela Merkel había recordado la caída del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989, como el día de la "victoria de la libertad", una libertad, que no debe contemplarse como un bien "sobreentendido", sino algo por lo que se luchar y defender cada día.

"El día de hoy, hace veinte años, fue un hito feliz en la historia de Alemania", dijo para recordar que tal momento no habría sido posible "sin la ayuda generosa de nuestros aliados".

"Celebramos el valor y la voluntad inquebrantable de miles de personas en la RDA pero también las transformaciones de nuestros amigos en el este y el centro de Europa que prepararon la caída del muro", declaró Merkel recordando a Solidaridad y al movimiento democrático en la antigua Checoslovaquia.

"Sabemos también lo que le debemos a Mijail Gorbachov y a su política de apertura en la Unión Soviética y a la política serena de Helmut Kohl y Hans Dietrich Genscher", agregó. Merkel dijo además que la experiencia de la caída del muro es algo que le da a Europa energía para enfrentar los retos del siglo XXI.

La fiesta comenzó al son de "Lohengrin", de Richard Wagner, con la Staasoper dirigida por el músico argentino-israelí Daniel Barenboim, quien interpretó piezas de Beethoven, Schönberg y Friedrich Goldmann, y dio brío a la lluviosa noche al ritmo del popular "Berliner Luft" (Aire Berlinés), cantada por el tenor Plácido Domingo.

Rompiendo la solemnidad del acto, miles de personas corearon la pieza, entre ellas la propia jefa del gobierno alemán. También se escuchó "A survivor from Warschaw", compuesta en 1947 desde EEUU por Arnold Schönberg en memoria de las víctimas del Holocausto, con la que Barenboim recordó que también ayer se conmemoraba el aniversario de la Noche de los Cristales Rotos, cuando el 9 de noviembre de 1938 cientos de sinagogas ardieron en toda Alemania y el nazismo inició la persecución sistemática de los judíos.

La jornada comenzó con una misa ecuménica en la iglesia de Gethsemane, a la que asistieron el presidente federal, Horst Köhler, y Merkel, quienes rindieron así homenaje a las fuerzas opositoras en la extinta RDA que protagonizaron la revolución pacífica del verano y otoño de 1989. Situada en el barrio berlinés oriental de Prenzlauer Berg, la iglesia de Gethsemane fue durante las semanas previas a la caída del Muro lugar de encuentro y reunión de la disidencia y la oposición en el este de la capital alemana.

El alcalde-gobernador de Berlín, Klaus Wowereit, visitó la Capilla de la Reconciliación junto al antiguo puesto fronterizo interberlinés de la Bernauer Strasse, donde fueron encendidas docenas de velas en memoria de quienes perecieron al intentar cruzar el muro para escapar a Occidente. Merkel y un centenar de ciudadanos germano orientales, junto a Mijail Gorbachov y Lech Walesa, revivieron el camino que recorrieron veinte años atrás al cruzar el primer paso fronterizo que levantó la barrera la noche que cayó el Muro.

Ese paso, en la Bornholmer Strasse, quedó para la historia como el primero que permitió el tránsito libre, después de que el miembro del Politbüro Günter Schabowski leyera el 9 de noviembre de 1989 en rueda de prensa el comunicado de la República Democrática Alemana (RDA) por el que quedaron abiertas las fronteras. Poco después y durante una recepción en el Palacio de Bellevue para los estadistas invitados, el presidente Köhler recordó la noche mágica en la que "la gente bailó sobre el muro de Berlín y el mundo cambió".