Un día después de escuchar cómo el hijo primogénito del imán apresado en Teulada en 2017, Hesham Shashaa -Abu Adam-, le acusaba de defender el yihadismo y enviarle a Pakistán para la yihad, el juicio se reanudó ayer en la Audiencia Nacional con varios testimonios que sostienen lo contrario y cuestionan la acusación. Dos funcionarios de prisiones y un guardia civil aseguraron ante el tribunal que en las cárceles de El Puerto I (Cádiz) y Aranjuez (Madrid) Shashaa ha desradicalizado a presos y ha colaborado en la lucha contra el terrorismo yihadista.

Además, el agente de la Guardia Civil, destinado en la unidad dedicada a combatir el terrorismo yihadista en la Jefatura de Información del Cuerpo, añadió que por su labor de desradicalización y su cooperación antiterrorista el acusado ha sido amenazado de muerte en la revista oficial de la organización terrorista Dáesh.

Según el testigo, en dicha publicación «aparece señalado como imán de los incrédulos y se anima a cualquier seguidor de la organización terrorista a apuñalarlo o atropellarlo».

Un funcionario de prisiones del departamento de Seguridad del centro penitenciario El Puerto I, a donde fue llevado el acusado tras ser detenido por la Policía Nacional, relató que este realizó por su propia iniciativa labores de desradicalización de internos. Añadió que Hesham Shashaa trasladaba a los demás reclusos «un islam moderado y respetuoso con otras religiones», así como que vieron «cambios en los comportamientos y en las actitudes» de presos por delitos relacionados con el yihadismo que hablaban con el acusado.

Este testigo indicó que el acusado se entrevistaba en la cárcel con agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y de la Guardia Civil y que comprobó cómo colaboraba con este Cuerpo en la labor de desradicalización de presos relacionados con el yihadismo y resaltó que tanto en conversaciones como por escrito ha condenado atentados terroristas. Asimismo, explicó que el acusado les señaló que un interno radicalizado intentó atentar contra él dentro de la prisión y que a ese recluso le incautaron un objeto punzante.

Otro funcionario de prisiones confirmó que el acusado siguió realizando esta labor de desradicalización el año pasado cuando fue trasladado a la prisión de Aranjuez y que condenó atentados como los cometidos en Las Ramblas de Barcelona.

Por su parte el guardia civil declaró que en 2018 realizaron una operación contra el terrorismo yihadista en el entorno penitenciario y a raíz de una serie de detenciones internos de varios centros penitenciarios solicitaron entrevistas. El agente añadió que hablaron con reclusos de Puerto I que de forma espontánea les manifestaron que al coincidir en esta cárcel con el acusado experimentaron un proceso de desradicalización y que querían colaborar en la lucha contra el terrorismo «para resarcir a la sociedad del mal que pudiera haber causado con sus acciones».

«Nos quedamos sorprendimos, indagamos en las motivaciones de este cambio de actitud y nos dijeron que habían sufrido en prisión en los últimos meses unos cambios en sus creencias al coincidir con Hesham», abundó. Por ello se pudieron en contacto con Hesham y le hicieron un seguimiento de su actividad en la cárcel con contactos tanto con él y con los presos a los que supuestamente desradicalizaba y comprobaron «su capacidad de influencia, ascendencia y persuasión que tenía en el entorno musulmán».

Este testigo afirmó que no les consta que ninguno de estos presos, alguno de los cuales quedó en libertad, haya regresado a actitudes de violencia terrorista o de radicalidad, y que comprobaron que durante el tiempo en el que el acusado residió en Alemania ya colaboró con las autoridades de ese país en la desradicalización de jóvenes.

El guardia civil aclaró que para no interferir en la investigación que llevó a cabo la Policía Nacional y que ha culminado en este juicio solo centraron sus pesquisas en la labor de desradicalización del acusado dentro de la prisión.